La Jornada de la Cultura nipona arrancó en La Habana con la exhibición, hasta el 20 de octubre, de antiguas fotografías. Hay mucho por sentir
Grita la soledad de la muerte y la destrucción. El silencio se impone. Las imágenes captadas no se hicieron pensadas para el regodeo estético; son simplemente un gesto desesperado por revelar el dolor de una nación. Del lejano Oriente llega una importante muestra fotográfica, como peldaño inicial para una nueva jornada de la Cultura japonesa en La Habana.
Aquel que ocupe parte de sus ratos libres en recorrer las salas del Palacio de Lombillo –justo en la Plaza de la Catedral, en el casco histórico capitalino- será estremecido hasta la raíz a través de la exposición “Terremoto Meiji Sanriku de 1896”. Lo captado por Miyauchi Kotaro, fotógrafo de la era Meiji (1868-1912), habla el lenguaje universal de la tristeza, la desolación, lo imprevisible y el fin de la esperanza…
A un grupo de amigos, simpatizantes de lo japonés, así como al público en general, se les dio la bienvenida anticipando la desconcertante crudeza de un testimonio gráfico, fiel al tiempo histórico en clave de arte mayor. Inusual combinación, generada entre lo bello y lo trágico.
Esa dualidad en apariencia contradictoria será muy bien asimilada por el espectador del mayor archipiélago de las Antillas. Los nacidos en estas tierras también convivimos con fenómenos meteorológicos adversos. Sobre ello, habló el Encargado de Negocios de la embajada de Japón en Cuba, Namba Atsushi, este 20 de septiembre. Intervino asimismo un invitado especial: Ramón Pérez, especialista en Reducción de Desastres del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (Citma). Este narró algunas de sus impresiones sobre la resiliencia japonesa; voluntad de recuperación y la precisión de planes contingentes ante tsunamis, desencadenados tras estremecimientos telúricos.
La Agregada Cultural de la embajada de Tokio, Otsubo Kanako, ponderó la pericia de uno de los mejores artistas de su país, quien captó con extrema delicadeza “uno de los siniestros más inolvidables, por su magnitud devastadora, que en algún momento azotó a Japón”.
Asimismo, leyó una nota de saludo enviada por Yano Hiroshi, director del Museo de Cámara de Japón, el cual atesora las impactantes fotografías, prestadas para ocasión tan especial.
Como cada año, Japón despliega en Cuba su cultura. Esta vez “grita” en colores sepia.
Un comentario
Se queda uno con las ganas de ver esas impactantes imágenes en sepia de una tragedia que dio vida al arte imperecedero. Eso es problema solo para quienes no puedan acercarse al céntrico Palacio de Lombillo. María Victoria hizo lo suyo al compartir su agradable impresión, y de paso promover la siempre atractiva jornada cultural de los amigos nipones. Se agradece.