Del incesto y otros demonios 

En el filme Manas, Marianna Brennand aborda con una gran sensibilidad y de una manera muy creativa un tema espinoso sin caer en excesos

Por. / PEDRO ANTONIO GARCÍA*


El incesto o abuso sexual intrafamiliar está alcanzando en nuestros días proporciones alarmantes. Según una entidad boricua dedicada a la investigación de este fenómeno, una de cada tres niñas en todo el planeta ha sido víctima en algún momento de su niñez o adolescencia. Los agresores son de todas las razas, géneros, religiones, niveles económicos, profesiones y grupo de edades. No está solo localizado en el llamado Tercer Mundo, incluso sucede en países “civilizados” como Estados Unidos, Inglaterra y Francia.

Jamilli Correa (Tielle) y Emily Pantoja (Carol) en una secuencia de Manas. / cubacine.icaic.cu

Precisamente sobre este tipo de abuso trata Manas (Brasil-Portugal, 2024), primer largometraje de ficción de la hasta entonces documentalista Marianna Brennand; opta por un Coral en la categoría de Ópera Prima en el 45º Festival del Nuevo Cine Latinoamericano que se está desarrollando actualmente en La Habana.

Marcielle, a quien llaman Tielle, de 13 años, vive en una isla fluvial enclavada en la Amazonía brasileña, muy alejada de la civilización, solo la vincula una barcaza de visita cada 15 días. Allí no hay médicos y el Estado no atiende a la escuelita rural; sobrevive gracias a donaciones de centros citadinos de la urbe más cercana a la ínsula. La única asistencia espiritual la brinda una misionera pentecostal con poderosa influencia en la maestra multigrado de la zona.

A pesar de las homilías de la misionera sobre el pecado, a las muchachas de la ínsula las atrae la barcaza quincenal como mariposas ante una bombilla eléctrica. En esa nave viajan comerciantes quienes suelen comprarles a los isleños frutas y mariscos. Muchas adolescentes se muestran “cariñosas” y obtienen mejores precios, alguna que otra vez. Si el servicio prestado complació al citadino, este les regala un móvil de bajo precio, todo un lujo en ese lugar de la Amazonia.

Marcielle rumbo a la barcaza donde su ingenuidad de adolescente topará con la dura y cruel realidad. / cubacine.icaic.cu

Tielle se ve atrapada entre dos entornos opresivos. En la barcaza, su ingenuidad de adolescente se topó con una realidad cruda y cruel. En su casa, vive una situación difícil, pues es abusada sexualmente por Marcillio, su propio padre; no halla en su progenitora protección alguna (esta, a su vez, en la adolescencia también fue víctima de sus mayores), de ahí que justifica su resignación al hecho de que, siendo madre soltera de su primogénita (la hermana mayor de Marcielle, y que ya no reside en la isla), el actual marido le dio cobijo.

Marcillio comienza el asedio con su hermana menor, Carol y el futuro que se vislumbra para la pequeña niña, obliga a Tielle a tomar una decisión terrible.

El filme recibió en Europa elogiosas críticas gracias sobre todo a la fina sensibilidad de Marianna Brennand de abordar el tema sin caer en excesos. El abuso sexual está sugerido a partir de gestos, miradas y el comentario indiscreto de un pequeño hermano de muy corta edad para entender lo que está pasando.

Un filme necesario. / cubacine.icaic.cu

Brennand dirige a los actores con una maestría poco común en una realizadora debutante en los largometrajes de ficción. Salvo Rómulo Braga (Marcílio), con actuaciones en el cine independiente de su país, alejado de las grandes productoras, y Dira Páez (¿la recuerdan en Chiquitica Gonzaga, entonces ella muy joven, y recientemente en la última versión de Pantanal?), quien encarna a Aretha, el resto del elenco carecía de un vasto kilometraje en el celuloide, sobre todo Jamilli Correa (Tielle), cuya interpretación hay que encerrar entre signos de admiración. Párrafo aparte para la fotografía de Pierre de Kerchove, sumamente eficaz al captar la naturaleza amazónica no de una manera turística sino apuntalando a la desesperanza y sentimiento de opresión de la protagonista.

No se puede aseverar que Manas (Hermanas) sea una obra artística perfecta, tras la impresión inicial de un primer visionado. Es un filme necesario, denuncia, podemos afirmar, a un flagelo que afecta hoy día a la humanidad y de paso, de una forma sutil, al reflejar la dura situación en que vive una parte numerosa de la población brasileña. Los asiduos a nuestra revista saben que los jurados y este comentarista rara vez coinciden en sus criterios, pero, de acuerdo con lo visto hasta ahora, si algún título merece el Coral en su apartado, ese es Manas.

*Periodista y profesor universitario. Premio Nacional de Periodismo Histórico por la obra de la vida 2021. Miembro de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica.

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