La Patria de Hugo Chávez vivirá este, 28 de julio, los comicios número 31 de la historia de la Revolución Bolivariana y los terceros en los que Nicolás Maduro pone a disposición del pueblo la dirección del país
«A levantarse todos y todas tempranito», repitió un conductor televisivo de Venezuela en referencia al toque de diana que sonará el próximo domingo 28 de julio en toda la nación a las tres de la madrugada con la finalidad de dar inicio a la jornada electoral.
La práctica para despertar a los votantes la asumió el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, con el propósito de garantizar la concurrencia a las urnas desde muy temprano y demostrar que la ciudadanía está despierta y sale a la calle desde las primeras horas del día para participar de la jornada electoral. El sonido es acompañado por cohetazos que invitan a los centros de votación.
Este jueves 25 cerró la campaña electoral con vistas a la elección presidencial del domingo, una contienda cargada de polémicas, fake news, encuestas simuladas, escenarios de confrontación y una fuerte guerra mediática, asumida por las redes sociales y algunos medios de comunicación internacionales y locales, lo que provocó no pocos encontronazos pasados de tono entre grandes figuras regionales.
Durante 22 días primaron las grandes movilizaciones de ambas partes, aunque más visibles las del oficialismo.
Estos son los comicios número 31 de la historia de la Revolución Boliviana y los terceros en los que Nicolás Maduro pone a disposición del pueblo la dirección del país. En 2013 y 2018 los opositores perdieron las elecciones.
Denuncias por el Gobierno de sabotajes al sistema eléctrico, algunos concretados y otros frustrados por los cuerpos de seguridad, así como los intentos de perpetrar otros contra infraestructuras vitales de la nación, matizaron también las últimas semanas.
La guerra de encuestas falsas ha jugado un rol desinformativo cuando proclama vencedor al candidato de extrema derecha, Edmundo González. Pero en los últimos días, como expresara Jorge Rodríguez, jefe de Comando de Campaña Venezuela Nuestra, las tendencias favorecen al presidente Nicolás Maduro.
Un elemento que signó todo este proceso subido de tono en las últimas jornadas tiene que ver con acciones contra el Consejo Nacional Electoral (CNE). La campaña mediática, o guerra comunicacional, está articulada principalmente por la derecha fascista venezolana dentro y fuera del país, con énfasis en Estados Unidos. Justo en el sur de la Florida, específicamente en la ciudad de Miami, pretenden instalar un centro electoral para desde allí proclamar fraude el mismo 28 de julio.
Sin embargo, la validez del proceso en Venezuela tiene su base más sólida en el funcionamiento de su sistema electoral. Esos mecanismos son de los más serios de la región. Cada voto es verificado de forma digital y manual, y certificado a través de constancias que manejan los directorios de los partidos para sus reclamos e impugnaciones ante las autoridades electorales. De tajo, el fraude está descartado.
Además, la historia de dignidad de la Revolución Bolivariana confirma que siempre ha reconocido los resultados de las urnas: lo hizo con el plebiscito impulsado por Chávez en 2007 y lo volvió a hacer tras la derrota en las parlamentarias de 2015.
Siete transformaciones para el futuro
Desde el 6 de diciembre de 1998, con el triunfo electoral de Hugo Chávez y la consiguiente ruptura histórica de la IV República, Venezuela ha vivido entre sanciones internacionales, económicas y personales, impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, con graves repercusiones humanitarias y sociales.
Se estima que las 930 medidas punitivas han costado alrededor de 232 mil millones de dólares y contrajeron, desde 2015 hasta la fecha, el 87 por ciento de la producción petrolera, la principal fuente de ingresos del país.
No es exagerado pensar que esta historia de medidas ilegales e impactos económicos, que influyen en la economía doméstica, incida también en la libre decisión de los electores.
A la larga lista de acciones para paliar las adversidades y llevar a Venezuela en los últimos años por un sendero de crecimiento —en 2024 llegará hasta 4,2 por ciento— Nicolás Maduro presentó su programa de transformaciones rumbo a 2030.
Este proyecto de futuro, con siete objetivos, elevará el país hacia una escala avanzada en el plano de la economía, seguridad ciudadana, equilibrio social, democracia, emergencia climática, geopolítica y migración.
Nueve de los diez grupos políticos que participan en estas elecciones, incluido el del Gobierno, de acuerdo con Rodríguez, aceptaron la propuesta del CNE sobre la legitimación anticipada de resultados.
Por eso, lo más importante es que quien gane asegure todas las garantías y quien pierda reconozca el resultado y sea receptivo con el mensaje de paz y progreso que necesita Venezuela.
Después de la diana, a las tres de la madrugada, los venezolanos dirán la última palabra.