Foto. / Ernesto Mastracusa
Foto. / Ernesto Mastracusa

El Aliento de Zaida del Río, que resguarda Bellas Artes

Una nueva exposición de la Premio Nacional de Artes Plásticas se inauguró en el edificio de Arte Cubano de la institución cultural. A la apertura, el pasado 19 de abril, asistieron el ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau y la presidenta de la Uneac, Marta Bonet, entre otras personalidades


Aliento es la tercera muestra personal que exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes la reconocida dibujante y pintora Zaida del Río, merecedora del Premio Nacional de Artes Plásticas en el año 2023.

La obra Aliento, que da título a la exposición, muestra a una de las mujeres-pájaros de Zaida, con los pies en la tierra, pero siempre pensando en volar. / Nailey Vecino

La exposición deviene un recorrido por temas que han inspirado a la artista desde sus inicios, y que marcan su esencia y trayectoria, desde su paso por la academia hasta la actualidad.

La mirada y representación de Zaida sobre lo femenino y la naturaleza, su tránsito por las más disimiles religiones y sus figuraciones de mujeres-pájaros cobran vida en alrededor de 60 obras, entre esculturas, pinturas y dibujos.

Se incluyen piezas únicas de un material sublime y milenario como el cristal de murano, así como esculturas de bronce entre las que se encuentra la que da título a la exposición. Se trata de una mujer pájaro con sus pies en la tierra, pero que tiene una actitud de volar, de atravesar mundos… como lo ha tenido siempre la propia Zaida a lo largo de su vida.

“Además se pueden encontrar obras de la exposición de la serie Los Pavorreales y la serie de los hombres, otras de las casas de curación, de los trípticos de la religión afrocubana, del budismo tibetano y de la reina de corazones, y algunas de las que hice este año”, comentó.

Según resaltó la propia autora durante la inauguración de la exposición el pasado 19 de abril, “Aliento” es lo que ha pretendido que sientan quienes admiren cada una de las piezas expuestas en el museo.

Resaltan en la exposición las piezas de cristal de murano, una técnica milenaria de origen en Venecia que les convierte en obras de arte únicas. / Cristhian González-Téllez del Río

Ante muchos amigos, colegas, reconocidos exponentes de la plástica y de otras manifestaciones, Zaida confesó haber sentido ese soplo en muchas facetas de su vida.

“Aliento es lo que tenemos siempre en la vida. En esta ciudad, en este mismo sitio y en el mundo entero yo he recibido muchos alientos, a veces de cosas sencillas como un conejo escapado, una lluvia repentina, de la entrada del invierno, de una nieve…; es decir, cualquier cosa me ha servido para alentarme y eso es lo que quiero dejar en las personas para que sigan trabajando con sus destinos y con sus propósitos”, agregó.

Solo cuatro mujeres han recibido en Cuba el Premio Nacional de Artes Plásticas y Zaida del Río es una de ellas. El lauro es un reconocimiento a su técnica y libertad creativa y humana, a sus trazos con profunda esencia biográfica y a su devenir como una de las grandes pintoras y dibujantes contemporáneas cubanas.

Miguel Barnet, destacado poeta, etnólogo, Premio Nacional de Literatura y presidente de honor de la Uneac, considera a Zaida como parte de su “familia heráldica”. Respecto a su obra opina que “posee esa luz del misterio que supera toda ejecución formal o mecánica, una virtud sin la cual la obra de arte no existiría”.

“Como escribiera Federico, solo el misterio nos hace vivir, y si Zaida del Río no es un misterio, ¿dónde está entonces el misterio del arte cubano?”, alega.

La religión afrocubana, inherente a las creaciones de Del Río, aparecen en la muestra en formato de trípticos. / cubarte.cult.cu / Ernesto Cuní

Por su parte, el director del Museo Nacional de Bellas Artes, Jorge Fernández Torres, expresó que “Zaida es una de las artistas que ha tenido una trayectoria esencial en la historia del arte cubano y sin duda es un merecido premio Nacional de Artes Plásticas”.

“La exposición es quizás una bitácora de su vida. Empieza con un dibujo de una sensibilidad exquisita, que es la guajira con la paloma en la boca (1975) y continúa en un recorrido hasta los días de hoy.

“Están los años 80, sus estudios en la Escuela Provincial de Arte de Cienfuegos, su ingreso en la Escuela Nacional de Arte y luego en la Universidad de las Arte, ISA. Se reflejan también los profesores que tuvieron un impacto en su formación, por eso en cada obra y en esa evolución de su trazo, de su dibujo y del color, uno siente detrás a Servando o a Antonia Eiriz.

“Uno puede notar la manera en la que ha transitado por todas las religiones habidas y por haber, porque ella es como la dueña de todos los misterios; ha pasado por las religiones afrocubanas, ha transitado por el yoga, el budismo… y siempre hay una relación entre lo terrenal y lo celestial.

“Por último, he de decir que Zaida del Río para mí no es solo una gran artista, sino que tiene uno de los dones más difíciles que puede tener cualquier ser humano: el ser auténtica y estar bien con ella misma. Ahí está su coherencia, ahí está su trabajo y ojalá, como el Quijote, nunca se le acabe la locura.

“Aliento” reúne además dibujos con las técnicas del carboncillo sobre tela y del lápiz sobre el papel. / Ernesto Mastracusa

“La locura en Zaida es la locura de la vida, la locura del cambio, la locura de la transformación y la locura de ser coherente consigo misma”, concluyó.

En casi toda su obra están las mujeres en un mar de pensamiento. Si algo le define es justamente que en sus creaciones siempre hay una reflexión sobre la condición humana de la mujer y para eso se sirve de todas las técnicas, desde el performance, el dibujo, el audiovisual y, más recientemente, incluso, desde la canción.

Zaida es como sus mujeres pájaros: libre. Y esa misma libertad es el aliento que le impulsa a seguir creando y experimentando con los colores y las formas.

Así lo demuestra en esta nueva exposición que se mantendrá abierta al público hasta el 29 de junio en el edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes.

La exposición estará hasta finales del mes de junio en la sala transitoria del tercer nivel del edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes. / Cristhian González-Téllez del Río

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