En 1975, el 18 de marzo, se creó la Empresa de Construcciones de la Industria Eléctrica, cuya actividad principal es atender la red fundamental del país, la de transmisión de 220 kV. El paso del huracán Rafael por el occidente de Cuba le dio visibilidad, pero ella tiene millones de kilómetros recorridos por los cuatro puntos cardinales del país, y más allá
La mañana es muy gris y fría, mas los hombres de la brigada especializada no sienten la gélida caricia del invierno en el rostro y el cuerpo. Desde muy temprano están trabajando en el enorme equipo para devolverlo a la vida. Es una labor minuciosa, de rigor, debido a la envergadura de la función que va a realizar: convertir energía eléctrica de 220 kV a 110 kV y viceversa, en la subestación de Mariel.
En enunciado es sencillo, pero para rescatar la utilidad del transformador han sido necesarias largas jornadas –tensas, muy tensas–, y que nada falle. El ingeniero José Ricardo Muñoz Morgado, Pititi, veterano en estas lides comentó:
“El viejo transformador tuvo una avería interna –daños al enrollado– por los muchos años de explotación. En Cuba no hay un taller capaz de reparar la bobina de un equipo de 125 mil millones de watts (125 megaWatts). Los talleres existentes son para transformadores de menor capacidad de potencia.
“Había uno en desuso en la subestación Tunas 220 kV y se decidió aprovecharlo. Su recuperación implicó buscar accesorios –radiadores, ventiladores, bombas, los bushing o pasamuros…– y la reparación del tanque conservador. De igual manera se cumplió un requisito indispensable: hacer pruebas de aceite y secado total, un proceso que demanda muchos días de trabajo ininterrumpido y garantizar la ausencia total de humedad; más tarde, las pruebas finales –de gran rigor– porque para la puesta en marcha los datos deben ser muy precisos”.

Los especialistas también comprobaron los esquemas que lo protegen… El que ha llevado a cabo esta brigada es un trabajo único en mucho tiempo. Cuenta el propio Pititi que, en más de seis lustros, solo en dos ocasiones ha habido cambios de este tipo de equipos.
Las fuerzas proceden de la UEB de Subestaciones, perteneciente a la Empresa de Construcciones de la Industria Eléctrica (ECIE), entidad con brigadas especializadas en transformadores, con personal de mucha experiencia, la reparación es tarea de mucha precisión.
Atender la red fundamental del país
Este 2025 la ECIE cumple medio siglo, de ahí que el año se convierta en una larga jornada de propósitos y resultados. “Aunque su nombre indica que es de construcción, esta es una empresa con la misión de atender redes de transmisión, y la construcción y montaje de equipamientos. Hoy la actividad esencial nuestra es atender la red fundamental del país, la de transmisión de 220 kV, para lo cual contamos con 24 subestaciones, las de transmisión y las de salida de planta, en este caso, de las termoeléctricas”.

Quien así habla es el ingeniero Leonel Ruiz Carrión, director general de la ECIE. Agrega que, con un total de 2 220 trabajadores, tienen presencia en todas las provincias, excepto en Guantánamo, por no disponer de líneas de 220 kV. “La UEB más grande es la de Holguín, porque atiende, además, a las provincias de Las Tunas y Granma. Bajo su responsabilidad hay siete subestaciones. La de Ciego de Ávila ha sido muy importante en el montaje de redes; siempre puntera en el mantenimiento y explotación de las de 220 kV. Tiene los mejores indicadores en la transmisión y hace más de 10 años que no reporta averías”.
Considera que, con independencia de las dificultades económicas, 2024 fue un año bueno: “solo en salario, prácticamente duplicamos el promedio; en particular, en el pago por resultados. Los linieros, montadores y el resto de los técnicos nuestros no solo se destacaron en la restitución de las torres de alta tensión dañadas –en tiempo récord–, sino que también lo que se hizo en paralelo con la red de 110 kV en la parte de Artemisa para darle servicio a Pinar del Río, y la restauración de las redes de 33 kV y la de distribución. Al terminal allí, comenzamos en Güira de Melena”.
Al referirse al mes de noviembre, cuando azotó a occidente el huracán Rafael, es imposible dejar de hablar de reconocimientos, el más importante de ellos fue la Bandera de Proeza Laboral, conferida por la Central de Trabajadores de Cuba, muy merecida, debido a la dedicación de hombres y mujeres de esa empresa. Junto a las tareas recuperativas en el logro de resultados de esa magnitud, deben prevalecer la disciplina, cohesión entre las fuerzas participantes, un alto nivel de organización y atención al hombre, que es esencial.
De todas las unidades de la ECIE, tres están propuestas para optar por la condición de Vanguardia Nacional: Santiago de Cuba; la UEB de Subestaciones, en La Habana, y Camagüey. Son las de mejores resultados. Salió de este grupo Ciego de Ávila al reportar dos hechos delictivos de personal ajeno a la entidad, pero delito al fin. Sancti Spíritus ha tenido un trabajo destacable, aunque no integra el selecto grupo de la vanguardia.
Un detalle destacable: se está haciendo muy fuerte la presencia de la mujer, porque -independientemente de las operadoras- también laboran técnicas de mucha experiencia en puestos clave. Mariel cuenta con la primera jefa de subestación, la licenciada Adry Cordero Tejeda. Preparan a otra en Matanzas. Aumenta discretamente el número de linieras y en diversas entidades la mayor parte del personal es femenino, y una cifra notable de directivas, como en Santiago de Cuba, por ejemplo.
Perspectivas del Sistema Eléctrico Nacional

“El aniversario 50 de la ECIE la vamos a convertir en una jornada en la que nos proponemos hacer muchas cosas de forma diferente y lograr que el pueblo conozca a esta empresa; en los días posteriores al huracán tuvo un poco de visibilidad, pero es insuficiente. Nuestros colectivos se distinguen por su entrega, su disciplina, y queremos se palpe el esfuerzo que hacemos para cumplir lo que nos toca, sorteando las carencias del momento.
“El plan, iniciado el 12 de enero, día del trabajador del sector, se divide en etapas y arribaremos al 18 de marzo con una evaluación de cómo vamos en la construcción de los cuatro sistemas de acumulación de energía. Ya estamos en el plan de pre-inversión de dos de ellos y los otros dos en fase de movimiento de tierra; uno en el municipio de Cotorro y el otro en Cueto, provincia de Holguín, que está más adelantado. Los otros dos se ubican en Habana 220 kV, próximo a la Cujae, y en Bayamo, provincia de Granma. Dentro del programa de parques solares fotovoltaicos tenemos una gran responsabilidad, a partir de que también somos constructores y estamos en todo el país en función del montaje del equipamiento para la generación de energía renovable. Es la tarea más importante del año. Aprovechamos los programas de mantenimiento para hacerlo, igualmente, en las subestaciones nuestras”.
A nuestra inquietud acerca de cómo van a enfrentar el enorme volumen de trabajo y la carencia de combustible en la actualidad, Ruiz Carrión responde: “Lo de siempre, aprovechar las oportunidades al máximo y en el momento en que lleguemos a un lugar, hacerlo todo, sin límites de tiempo. Lo otro es que, en nuestro movimiento por todo el país, dejamos al personal en los lugares de adecuado acceso y tratamos de ahorrar la mayor cantidad posible de combustible”.
Ya asumieron, como parte del plan del año, la continuidad de cambio del cable proyector de Holguín. Prepararon un contingente de linieros en Artemisa, prestos a partir y sumarse a la tarea, porque deben cambiar este año 290 kilómetros. En 2024 fueron casi 300 kilómetros en todo el país. Al mismo tiempo sustituirán más de 300 000 aisladores en las redes. “Será un poquito en cada provincia y la mayor cantidad en Camagüey, Nuevitas, Las Tunas y parte de Holguín. Lo vamos a hacer al estilo de contingente, así evitamos mucha movilidad”, precisa el director de la ECIE.
Eso es un reto, ya que en medio del programa tan grande de parques solares fotovoltaicos, hacer cambios de aislamientos en casi todo el territorio nacional –especialmente en la zona oriental– y otras actividades de envergadura, constituye un desafío que nos tiene en permanente tensión.