La resistencia palestina da respuesta estratégica y diplomática a EE. UU. y al “plan para Gaza” de Donald Trump. Ahora, la paz quizá llegue
De costa a costa, de pueblo a pueblo se extiende la solidaridad de Cuba hacia Palestina. Este 9 de octubre de 2025 se realizaron en todo el país demostraciones del mucho andar apegados a la causa palestina y contra el genocidio de Israel en la Franja de Gaza.
En la Tribuna Antimperialista en el malecón habanero, cerca de 100 000 compatriotas reclamaron el fin de tanta barbarie sionista y muertes infantiles. Entre los asistentes estuvo el primer secretario del Partido Comunista y presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto a la sociedad civil, dirigentes, líderes y estudiantes palestinos.

Desde el comienzo de la brutal y desproporcionada ofensiva israelí, suscitada tras la acción armada de la resistencia palestina del 7 de octubre de 2023, Cuba se ha posicionado del lado de la vida, pero ante todo de la verdad, desenmascarando la culpabilidad del colonialismo israelí en Oriente Medio, con los auspicios de su padrino de siempre: los Estados Unidos.
Es precisamente la nación norteña la que, después de proveer de armamento y respaldo político incondicional, se llena la boca al hablar de un Plan de Paz, supuestamente beneficioso para las víctimas. En cualquier caso, son los palestinos quienes deben decidir cuál es el camino a seguir. En ese sentido se efectuaron en Egipto conversaciones entre representantes de las partes.

Cuando pergeñamos estas líneas, Majed al Ansari, portavoz de la cancillería catarí, se congratula de los logros: “Los mediadores anunciaron que esta noche (8 de octubre) se llegó a un acuerdo sobre todos los términos y mecanismos para la implementación de la primera fase del acuerdo de alto el fuego en Gaza, lo que conllevará el fin de la guerra, la liberación de rehenes israelíes y prisioneros palestinos, y la entrada de ayuda humanitaria. Los detalles se anunciarán más adelante”.
RT explica cómo dicha ronda de diálogo tuvo lugar luego del análisis exhaustivo de la propuesta estadounidense, cuya “pluma” esencial recayó en Donal Trump. Es necesario dejar pasar un tiempo para alguna valoración más precisa, habida cuenta la inconstancia sionista frente la palabra dada, la cual suele desdecir, convirtiéndola en mero trapo, volviendo entonces a sus asesinatos. Ojalá cumpla las promesas de entendimiento.
Una cosa queda clara: Estados Unidos e Israel salen mejor parados, aunque los palestinos muestran capacidad de negociación. En este punto quiero detener el presente comentario. El periodista investigativo estadounidense Jeremy Scahill, en su texto “La apuesta estratégica de Hamás”, plantea ideas bien interesantes: “Desde la elección de Trump, funcionarios de Hamás han afirmado que la única posibilidad de detener el genocidio israelí reside en Trump. Inmediatamente después de la publicación del plan de 20 puntos, líderes palestinos de todos los sectores políticos lo denunciaron públicamente como una orden de rendición y un intento de usar la diplomacia para aplastar la resistencia palestina después de que el ataque militar del régimen israelí de dos años no lograra ese objetivo”.

Afirmación esta última muy poco manejada por la gran prensa, pues de hacerlo deberían reconocer la persistencia y la capacidad de una nación decidida a obtener la libertad y la soberanía. El asunto estriba en los nulos escrúpulos de una potencia ocupante desde 1947, empeñada, primero de forma solapada, y desde la década del 2000 de manera abierta, en exterminar a los palestinos.
Retomemos a Scahill: “Un alto responsable de Hamás declaró a Drop Site que los líderes del grupo comprendían que “esta propuesta no se había presentado para poner fin a la guerra. Es una rendición total o continuar la guerra. Se toma o se deja”. Lo consideraban “catastrófico a corto y largo plazos, para la resistencia y para toda la causa palestina. Pero, a nivel estratégico, los funcionarios de Hamás y otros líderes palestinos sabían que rechazar formalmente la oferta de Trump sería estratégicamente desastroso. La narrativa pública casi con certeza presentaría a Hamás como rechazando la paz, incluso después de que una amplia coalición de países musulmanes y árabes la hubiera respaldado.
“Poco después de que Trump fijara la fecha límite, el texto estaba en manos de mediadores cataríes y egipcios, quienes lo entregaron rápidamente a la Casa Blanca. Fue una apuesta estratégica; en esencia, la respuesta de Hamás no era una aceptación inequívoca de las demandas de Trump, pero el texto tampoco contenía ningún párrafo que rechazara explícitamente ninguno de sus términos. Su objetivo era buscar soluciones al reconocer a Trump, vinculándolo más estrechamente a una alianza diplomática con países árabes y musulmanes, y enviando el mensaje de que Hamás aceptaba la esencia del plan de Trump. Pero también necesitaba preservar los derechos palestinos y, lo más importante, aplazar cualquier respuesta sobre la mayoría de los términos establecidos en la propuesta. El objetivo clave era lograr un alto el fuego inmediato en Gaza y lograr la aprobación de Trump para frenar la sed de sangre de Netanyahu e iniciar negociaciones reales”, sostiene el experto.
Es pronto para evaluar resultados reales. Sea cuales sean las condiciones, Cuba seguirá apoyando a los palestinos; sentimos como propios su dolor y rebeldía.


















