Inaugurada en la galería Habana exposición homenaje a uno de los referentes más notables del diseño gráfico latinoamericano y cubano: Félix Beltrán
Elogio de la simplicidad es la exposición que, hasta octubre próximo, se exhibe en la galería Habana, a modo de homenaje a uno de los más prolíficos diseñadores gráficos iberoamericanos: Félix Beltrán (1938-2022).
Considerado el padre del cartel cubano, este diseñador, pintor, dibujante y grabador concibió una excepcional obra artística que alternó con la reflexión teórica y la docencia en centros académicos de nuestro país y de otras latitudes, en particular, de México, Estados Unidos y República Dominicana.
Concepto y síntesis singularizan a esta muestra que agrupa una selección de reproducciones y algunos libros en los que desplegó su quehacer en el diseño editorial. Sin duda, deviene una propuesta retrospectiva de una obra hilvanada desde la coherencia, el sentido práctico y la funcionalidad para transmitir ideas, mensajes poderosos, de sólida consistencia en los ámbitos político-social, incluso, en distintas formas de activismo.
Más de un centenar de carteles desbordan los predios de la galería para revelarnos la diversidad de matices, el carácter innovador y la síntesis visual que experimentó y desplegó Beltrán a lo largo de su trayectoria artística, profesional y pedagógica.
La selección parece sobrecargar el espacio de la galería; sin embargo, esas formas básicas que se advierten, tan sencillas y repletas de abstracciones minimalistas, de símbolos, figuras, letras, trazos perfectamente delineados, portan conceptos asequibles a los públicos de cualquier época. Ahí radica la grandeza de su “simplicidad”, en no responder a fórmulas ni corrientes en boga para persuadir, convencer, comunicar.
Coexisten en la muestra algunos de sus carteles más universalmente conocidos como los del Che, Angela Davis, los esposos Ethel y Julius Rosenberg, junto a aquellos que acompañaron campañas promocionales de bien público a favor del ahorro de energía eléctrica, de combustible; o que funcionaron para difundir eventos sociales o culturales, de trascendencia en determinados contextos y circunstancias históricas.
Acerca de la complejidad del cartel, como medio de expresión en la práctica del diseño gráfico, aseveró Beltrán en cierta ocasión: “Es el más cercano a la pintura y de los más apreciados por el público a pesar del acoso que enfrenta por otros medios. El cartel es un papel sobre la pared, […] no es un medio manual como lo es el libro que está en nuestras manos y que posponemos su lectura. El público transita frente a él y él tiene que atraer la atención involuntaria de ese público”.
Ese significado lo alcanza con creces esta exposición que sugiere una mirada aglutinadora, plural, diversa, del comunicador perspicaz, impenitente y siempre inconforme que fuera Beltrán. Cada pieza es un universo de grafismos y alusiones de evidente eficacia; por ello, armonizan en una única visión aquellas creaciones de las décadas del 60 y 70, del pasado siglo, en pleno auge del diseño gráfico cubano, con las más recientes, igualmente repletas de concisión y fuerza conceptual.
Sobre la vida y obra de Félix Juan Alberto Beltrán Concepción siempre será poco cuanto se exprese o exponga, pues sus aportes al diseño en América Latina, desde la praxis y la teoría, partieron de una sólida formación académica en instituciones de los Estados Unidos y Europa.
A finales de los años 50 del pasado siglo, egresó de la School of Visual Arts, la American Art School y la Art Students League, todas ubicados en Nueva York. Igualmente, estudió en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en la nación norteamericana fue becario en la New School for Social Research, del Graphic Art Center-Pratt Institute y en el Council for International Exchanges of Scholars.
A lo largo de su recorrido profesional, integró 456 exposiciones colectivas y cerca de 70 individuales. Varias obras suyas engrosan las colecciones de 60 museos. Desplegó una amplia labor como jurado en disímiles eventos nacionales e internacionales, y su inagotable espíritu creador lo llevó a organizar, proponer y fundar certámenes, muestras e instituciones vinculadas con el diseño, especialmente en las naciones azteca e ibera.
Fue acreedor de cientos de reconocimientos y distinciones, entre ellos, los doctorados Honoris Causa conferidos por la International University Foundation, en Delaware, y la Universidad Autónoma de San Luis de Potosí.
Además de diversos artículos, escribió cuatro libros que constituyen valiosas fuentes bibliográficas para artistas, críticos, diseñadores y estudiosos en la región y el orbe. Entre los más sobresalientes se destacan Desde el diseño (La Habana, 1970) y Letragrafía (La Habana, 1973), primeros volúmenes latinoamericanos en las temáticas de diseño gráfico y tipografía, respectivamente. Asimismo, aspectos relevantes de su obra se referencian en enciclopedias y diccionarios europeos y norteamericanos.
Con Elogio de la simplicidad más que un tributo a una intensa obra y su creador, se salda una deuda de gratitud de varias hornadas de diseñadores, comunicadores y generadores de imagen.
Flor de Lis López Hernández, destacada profesora del Instituto Superior de Diseño Industrial, de La Habana, ha reconocido que “Beltrán, alejado del interés por modas y tendencias, logró una atemporalidad, una abstracción conceptual sintética, concisa y sin excesos, tan moderna como comprometida que desbordó los límites de nuestras fronteras y su contexto”.