Volvió el hechizo. Regresaron las luces, los diálogos y la gente de todas las edades a la céntrica esquina de 23 y L.
La Rampa resucita cada mañana a las 10:00 a.m. Hay quien busca un pretexto para escapar de la rutina en La Habana y refugiarse entre arbustos enormes, en medio de la ciudad. Están custodiados por columnas de un diseño caprichoso y excelso.
Coppelia es símbolo de amor, disfrute, delicia; sitio secreto para citas de enamorados.
Vienen y van escolares, pequeñines, abuelos, familias. Más que proponerse saborear un gélido nutriente, llegan al Vedado a un ritual… a las colas, a enterarse de las últimas habladurías, murmuraciones, a pugnar sobre quién se lleva el favoritismo, si la fresa o el chocolate.
Tres meses había permanecido mudo el sitio ideado por Celia y Fidel. La furia de un huracán provocó que quienes habitualmente sirven helados se vistieran en ese tiempo de pintores, plomeros, electricistas, jardineros.
Ojalá perduren las buenas formas en Coppelia. Ojalá haga siempre gala del nombre de origen latino, el cual significa esplendor, generosidad, abundancia, voluptuosidad. Ojalá bailen siempre las ramas de los árboles entre aromas de frutas el ballet en dos actos, donde extiende un brazo la bailarina.
La Catedral del Helado reabrió sus puertas, que digo puertas si no tiene ninguna, abrió su gracia a quienes vienen a venerar tradiciones.







Un comentario
Ya se cayó el sueño. Volvieron a la picada con un servicio que nada tiene que ver con la reinauguración. Gracias al mismo periodista, que hizo otro reporte este jueves 6 de marzo, conocimos que no hay nada que hacer: el Coppelia se mantiene en caida. Es un perfume sin fijador. Pensamos que sus empleados iban a rescatar la tradicion. NADA DE ESO, mejor NO ir para no tener que arrepentirse.