
Hay almas que aún guarda el Hotel Saratoga entre sus escombros. Allí, en el desorden de vigas, paredes, cristales y cuanto material dio soporte al edificio antes, se pierden las miradas de un grupo de personas que permanecen con sus familiares desaparecidos tras el fatídico accidente.

A ratos se escucha el sonido del silbato y, tras él, el barullo de los integrantes del Cuerpo de Bomberos y de la Cruz Roja, que se rotan en grupos de nueve o más para la recogida de escombros u otras tareas que se le asignen.
Cuando el silbido se extiende y el alboroto es aún mayor, el corazón a una se le estruja, porque tras ocho horas en el lugar sabes que es esa la señal de que encontraron otro cuerpo sin vida.

En esas labores andan ininterrumpidamente hombres y mujeres, en su mayoría jóvenes, que cuelgan sobre la espalda o el pecho una cruz roja sobre fondo blanco. Llevan en el pecho sobre todo toneladas de humanismo, solidaridad, amor y coraje, mucho coraje. Pertenecen al grupo de voluntarios de la Cruz Roja de La Habana. Según su directora, Giselle Garrido Amable, eran unos 130 voluntarios durante las primeras horas del incidente. Hoy, alrededor de 60 miembros de la red participan en labores de rescate y salvamento, y otro grupo presta atención a familiares o colabora en la logística.

Entre ellos está Juan Antonio Puentes, estudiante de segundo año de enfermería, quien, ante la solicitud de apoyo por parte de la Cruz Roja para enfrentar el desastre del Saratoga, dijo que sí, sin pesarlo demasiado. Levanta piedras y otros obstáculos al interior de la planta baja sabiendo que tiene a cuestas un edificio en peligro de colapso; traslada un cuerpo sin vida y se estremece al pensar en el dolor de sus allegados; hay quienes se le han acercado para pedirle entre lágrimas información o datos que él desconoce, pero le brinda su apoyo y le promete seguir buscando personal entre las ruinas. Así, a pesar del miedo, inevitable, y tras ya más de 24 horas casi sin descanso, la esperanza de salvar una vida le hace volver al interior del edificio siempre que el silbato le indica su turno.

Hoy Juan Antonio debería celebrar que es 8 de mayo, Día Mundial de la Cruz Roja; o bien pudiera estar en familia disfrutando el Día de las Madres. Pero a él, y a sus compañeros, la fecha les sorprende en ese mismo escenario polvoriento, conmovedor, triste. Es allí donde ahora se les necesita. Desde afuera el pueblo les agradece. Hoy más que nunca.
Algunos datos de interés:
- El 8 de mayo se celebra el Día Mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en conmemoración del nacimiento de su fundador, el empresario y humanista suizo Henry Dunant.
- En el libro titulado “Un recuerdo de Solferino”, Dunant publicó sus reflexiones sobre cómo ayudar en situaciones similares a las que vivió en el campo de Batalla de Solferino (el 24 de junio de 1859), donde yacían unos 40 mil hombres prácticamente abandonados a su suerte. Ese texto se considera la simiente de la organización.
- Hoy la Cruz Roja es la red humanitaria más grande del mundo. Participa activamente ante la ocurrencia de desastres naturales y catástrofes, en funciones de asistencia, evacuación, rescate y recuperación.
- La Cruz Roja Cubana es miembro del Comité Internacional de la Cruz Roja y de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Se fundó en marzo de 1909 por el eminente médico y patriota cubano Diego Tamayo Figueredo.



















Un comentario
Gracias a esos héroes voluntarios de la humanitaria Cruz Roja, y gracias a Nailey y a Jorge Luis, que nos los acercan para sentirnos más cerca de ellos y del dolor infinito de los familiares de las víctimas