Para bien del país, la prestigiosa empresa agropecuaria avileña está retornando, con impetuoso brío, a los niveles de sus mejores tiempos
Tras una caída productiva brutal, en la que dos terceras partes de su fuerza laboral (unos 1 200 trabajadores) migraron hacia el sector privado en busca de mejor remuneración, la empresa agropecuaria La Cuba, se empina otra vez.

Plantaciones de diferentes cultivos devienen palpable evidencia de una recuperación en la que todo el mundo sale ganando: sus obreros, técnicos y directivos; el polo productivo homónimo encabezado por ella, el municipio de Baraguá, la provincia de Ciego de Ávila y la nación.
El giro comenzó a registrarse desde que el joven ingeniero Ariel Nieves Concepción, actual director general, asumió las riendas de la empresa hace menos de un año, decidido a lanzar un contraataque desde la profundidad, con todas las fuerzas, voluntades, inteligencias, recursos y estructuras productivas.
No quedaba otra alternativa. En aquel momento (mayo de 2024) apenas había unas 300 hectáreas de plátano. Al cerrar diciembre, sin embargo, estadísticas en papel y realidad sobre surcos consignaban más de 2 000. Se había despegado al duro y muy bien.
Con el hombre… todo
Decididamente, la reinserción de muchos hombres y mujeres que habían migrado, deviene fortaleza para poblar otra vez y devolverles vitalidad a áreas productivas que durante años tributaron considerables volúmenes más allá de los límites geográficos de la provincia.

Baste recordar que plátanos de La Cuba llegaba de forma sistemática a prácticamente toda la red de hoteles del turismo en el archipiélago, además de otros destinos de alto impacto social.
Tal y como subraya Ariel, la recuperación de áreas que habían permanecido improductivas e incluso cubiertas por malezas y marabú; el rescate de sistemas de riego y de casas de cultivo; introducción del sistema extradenso en la siembra (con más rendimiento a partir de mayor población en igual área); riguroso control sobre los recursos, mejor aprovechamiento de las potencialidades existentes y la creciente motivación en quienes laboran a pie de surco, han revertido el panorama.
“Si en 2024 –explica– la contratación estuvo entre 7 000 y 8 000 toneladas, hoy hablamos de unas 40 000 en el año: volumen que empieza a acercarse al récord histórico: 50 000”.
Es lógico que así ocurra. Enrique Ávila Matamoros, por ejemplo, presidente de la CPA Revolución de Octubre, afirma que ahora hay “una mejor rotación de los cultivos, crecimiento considerable en áreas, mayor calidad y disciplina tecnológica”.

Similar es el criterio de José Alberto González, miembro del Comité Central del Partido, Héroe del Trabajo de la República de Cuba y presidente de la CPA Paquito González, quien no tiene la menor duda de que “se puede avanzar en la coyuntura actual si se trabaja bien y uno se siente de verdad comprometido con lo que hace”.
Tal punto de vista anida también en quienes sudan piel y camisa en el terreno. Uno de ellos es el joven Alexánder Tejera Flores. “Esto estaba perdido y tuvimos que irnos con los particulares. El salario aquí era muy bajo. La situación cambió y muchos hemos regresado. La empresa va en alza. He tenido meses de 25 000 y 30 000 pesos. Se trabaja duro, pero hay una motivación”.
Igual opina Yelenni Sánchez, quien no permite que alguien le entre al platanal que ella custodia. Sabe que cada racimo que le corten es producción que se le escapa al polo productivo y dinero que ella pierde. Antes, por igual empleo o función, percibía cinco veces menos salario allá en Las Tunas.
Plátano y mucho más
A la par del banano (producto históricamente líder) se les pone bota y corazón a otros cultivos. La yuca es uno de ellos. Actualmente hay sembradas 280 hectáreas: superficie muy superior a la cota máxima lograda alguna vez.

Paralelamente, se potencia la malanga en áreas estatales y del sector cooperativo y campesino, en las que, además, se empinan saludables plantaciones de col, tomate, ají pimiento, calabaza, boniato, papa…
El frijol ha sido una verdadera “revelación”. En 2016 esas tierras aportaron 665 toneladas del grano (cifra sin precedente). El pronóstico para el 2025 es acopiar 780, volumen que según explica Ariel, se destinará al comercio interior, población y mercados agropecuarios estatales.
Todos en igual dirección, codo con codo
Una de las grandes fortalezas de La Cuba es la capacidad de integrar a todas las estructuras productivas de la zona.
A la par de la empresa, halan parejo, ¡Y de qué manera! –dos Cooperativas de Producción Agropecuarias (CPA), una de Crédito y Servicios (CCS), productores independientes y todo el que desee asumir tierra para producir comida.

Un dato confirma lo anterior: el 58 por ciento de lo producido en el polo corresponde a la empresa estatal y el 42 por ciento a las demás formas. Eso sí: la empresa se encarga de toda la producción.
Otro elemento de gran valor lo comenta Lázaro Morales Zamora, director de capital humano:
A la par del salario, en la recuperación, ha influido mucho la atención al hombre: “Para fin de año les vendimos a los trabajadores más de 20 productos, estamos techando viviendas con zinc o fibrocemento, organizamos viajes a la playa, destinamos transporte en caso de emergencias…
“Ello ha repercutido en los colectivos laborales. De 26 que teníamos anteriormente, 20 presentaban pérdidas. Ahora todos, los 31 existentes, tienen ganancia”.
En mayo hará doce meses desde que el empuje humano se propuso darle un vuelco a La Cuba. Directivos y especialistas vaticinan un ascenso progresivo, sustancial, en los niveles productivos. Ariel ha alertado, incluso, acerca de la posible necesidad de un apoyo en medios con el propósito detransportar lo que se vaya acopiando.
Todo ello, obviamente, animará a quienes ahora leen este material. Pero todo el mundo sabe que vista hace fe.

Lo primero será que esa producción ocupe espacio en anaqueles de placitas y mercados. Lo otro: ojalá el incremento productivo traiga aparejado un descenso en los precios astronómicos, sobre todo para los sectores de más bajos ingresos: muy particularmente los jubilados y ancianos, en general, cuya chequera sigue resultando insuficiente a la hora de resolver necesidades apremiantes, incluidas las de alimentación.
La Cuba, abril de 2024. Son más de las tres de la tarde. El sol incide con el mismo ardor del mediodía. En un campo donde crecen nuevas cepas de plátano, cinco hombres “dan una guataca espesa” contra la mala yerba empecinada en hacerle competencia al mencionado cultivo.
¿En cuántos lugares del país se trabaja así, a sangre y fuego, a esta hora de la tarde?
Con el perdón de la posible equivocación, me respondo: En muy pocos.
Así se hacía décadas atrás. Así trabajaban nuestros padres y abuelos. Así necesita la nación que se haga en todas partes.
Gracias, empresa La Cuba. Vas bien, caramba. Sirvas, otra vez, de referencia para que otros anden… y lo hagan mejor.


