La era de los fracasos

 Serie de las Américas: otro mal paso de la pelota cubana en la escena internacional


Un traspié más. El equipo de los Leñadores de Las Tunas, campeón de las series nacionales 62 y 63, y esta vez con 11 refuerzos, nos representó en la Serie de las Américas, que tuvo por sede a Nicaragua del 24 al 30 de enero de 2025.

El equipo cubano terminó en el cuarto lugar. / prensa-latina.cu

Se trató de una competición alternativa y novedosa. Reunió a los clubes campeones de las ligas de invierno de varios países de nuestro continente que no participan en la Serie del Caribe, a no ser por invitación.

El resultado de los nuestros -cuarto lugar entre seis participantes- y los desmejorados números en todos los acápites, resumen una pésima actuación.

Basta con subrayar que en la etapa clasificatoria el pitcheo ascendió hasta 8.77 en promedio de carreras limpias colectivo y la defensa bajó su average a 952. Sin contar los errores mentales que no van al papel.

¿Qué pasó? ¿Qué hacer?

Puede que me equivoque, pero más allá de que el escalafón de nuestro béisbol actual es ese, para mí fue clave la inactividad de la mayoría de estos jugadores precompetencia, salvo los que vieron acción en el torneo provincial. Sin olvidar, claro está, su inferior nivel, si lo comparamos con las ligas invernales de estas naciones, las cuales se nutren con peloteros de varios países, y para rematar, finalizaron días antes del grito de play ball, o sea, llegaron en pleno estado de forma deportiva.

El sueño de todos los que amamos nuestro pasatiempo nacional, es verle crecer. Poder nombrar con orgullo al torneo de invierno, que, dicho sea de paso, ya no será en esa época del año, «Élite», cuando se trate de una lid que realmente refleje el significado de esa palabra, como no ocurrió en las dos versiones anteriores y posiblemente tampoco en la que calentaba motores para iniciar a mediados de marzo, mientras cerrábamos este número de BOHEMIA.

Ya en otros textos me he referido a la necesidad de echar mano a patrocinios de empresas, cubanas o no. Generar entrada de dinero. Impulsar el desarrollo y estimular a los protagonistas. ¡Así funciona el mundo!

Aspectos más que razonables han llevado a peloteros, entrenadores y árbitros a despedirse de los terrenos por falta de dinero en sus bolsillos.

Sortear la crisis económica y disminuir el éxodo de atletas, e inclusive, atraer a extranjeros, solo puede ser posible con una inyección de presupuesto que no dependa del Estado. De lo contrario, la pelota cubana seguirá estancada y los fracasos serán cada día más frecuentes allende nuestras fronteras.

Imagino que a muchos aficionados les pasó lo mismo que a mí. No me sorprendió para nada este resultado en Nicaragua de los dirigidos por Abeyci Pantoja.

Sumado al penúltimo lugar en el Premier 12, que derivó en el décimo puesto del ranking mundial, y otros descalabros similares, me he ido acostumbrando a ver perder al equipo Cuba. Una idea irrazonable tiempo atrás.

Los hechos

De forma agónica nos colamos en los cruces semifinales. / prensa-latina.cu

Recordemos el trayecto de Cuba. En el desafío inicial caímos 5-1 ante los organizadores del evento, Nicaragua, representados por los Leones de León. Luego hubo tiempo para la esperanza tras un éxito frente a las Águilas Metropolitanas de Panamá 5-4, mas sería solo un espejismo. Las Cabras de Curazao nos propinaron una paliza 15-2, nocaut en siete episodios. Luego los Caimanes de Barranquilla repitieron la golpiza 12-1. Dos fuera de combate de manera consecutiva. Por cierto, un hecho inédito para un equipo Cuba en eventos internacionales.

Finalmente, ante Club Daom, de una nación sin tradición beisbolera como Argentina, respiramos 18-5 y de paso elevamos el average colectivo de bateo, también deprimido, hasta 289. Con balance de dos victorias y tres derrotas, la fórmula del TQB y la fortuna de resultados ajenos nos coló de forma agónica en los cruces semifinales.

Allí sufrimos el cuarto traspié, aunque con una propuesta que nos dejó un tanto mejor parados. Se cayó en un duelo muy disputado, nuevamente contra los locales de Nicaragua, con pizarra cerrada de 5-4.

No hubo juego por el tercer lugar. Quedamos fuera del podio. Los Leñadores culminaron cuartos. Curazao fue el elenco más sólido de la primera etapa y acabó tercero. Cedió sorpresivamente en semifinales con Panamá, a la postre campeón, pues vencieron a los anfitriones y les aguaron la fiesta en la gran final.

En general hay que decir que el evento fue un éxito. Se llenaron los estadios y dos sedes se apuntaron la organización de las siguientes citas: Panamá y Colombia.

Curazao al detalle

Otra vez la misma espina. Los caribeños se aparecieron con un equipo de superior calidad y mayor experiencia, comparado con el que presentó en la competición anterior donde coincidimos, la VI Copa del Caribe, que tuvo lugar en Nassau, capital de las Bahamas, del 23 al 28 de octubre de 2024. Allí quien escribe este comentario tuvo la fortuna de estar presente.

Solo repitieron tres titulares de aquella novena -Darren Seferina, Raysheandall Michel y Mairoshendrick Martinus- y otro trío que se incorporó con el choque ya desnivelado -Kevin Josephina, Dudley Leonora y Erickson Leonora-, «viejos» conocidos que derrotaron a Cuba en esa fase inicial dos carreras por una, para luego proclamarse campeones del certamen caribeño.

¿Por qué recordar el pasado? Pues, el estudio de las características de los nuestros fue determinante para ellos en las Bahamas. Lo comprobé desde bien cerca y lo reflejé en un trabajo titulado: «Aterrizar, evolucionar, estudiar». Al parecer repasaron la tarea en la lid que acogió Nicaragua. Ese es el béisbol moderno. Se anticipa en una mesa de trabajo.

En Nicaragua, otra vez era fundamental ganarles. Llegamos al terreno ese tercer día con balance parejo de una victoria y un revés. Todo hubiera sido diferente en lo adelante. Pero nos tienen tomada la medida. Recordemos más: también nos vencieron en la final de la Copa del Caribe que organizaron ellos en 2021.

En Nicaragua volvieron a hacer ajustes importantes. Sobre todo ante los envíos del zurdo abridor, Dariel Góngora, maniatado en dos innings y dos tercios de labor. Acabó explotando, una vez permitió seis anotaciones y cargó la derrota. El bullpen cubano tampoco colaboró. El escenario se convirtió en una auténtica práctica de bateo.

Una cosa queda clara. La historia de nuestro béisbol, a sus 150 años de nacido, registrará este período, digno del olvido, como la era de los fracasos.

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