La permanencia de magisterios inagotables

 Emana del quehacer creativo artístico que aportó Caridad Martínez González, devenida una figura esencial para jóvenes, consagrados y públicos de diferentes edades. Junto a su esposo, el decano del humorismo, Alberto Luberta Noy, continuarán siendo referentes en los medios de comunicación audiovisuales


Al pasar los días recordamos conversaciones con ella; escucharla en clases, eventos, los estudios de Radio Progreso, su segunda casa, antes de expresar: “Silencio, se graba” o “Vamos al aire”. Cálida, sugerente, pasional, la maestra Caridad Martínez González, sencillamente Cary, dejó un poderoso legado cultural que tras su reciente partida física actualiza saberes, consejos, disfrutes plenos sobre los medios de comunicación audiovisuales. Recibió el Premio Nacional de Radio (2008), galardones en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; allí libró múltiples batallas al defender el arte radiofónico. La Asociación Hermanos Saiz la distinguió como Maestra de Juventudes; pues seducía al estudiantado en la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) del Instituto Superior de Arte donde impartió Dirección de Radio.

La fructífera permanencia durante más de cinco decenios en la emisora de las familias cubanas nutrió su desarrollo profesional. Siempre elogiaba lo aprehendido junto al esposo, el maestro Alberto Luberta Noy, decano imprescindible de la escritura radial y del humorismo con el programa Alegrías de Sobremesa. Los hijos de ambos, Albertico y Aldito, y los nietos, continuaron la tradición familiar.

Ilustran el camino transitado por Caridad Martínez, Máster en Realización Audiovisual, radionovelas, policíacos, teatros, cuentos, aventuras, programas históricos. Este registro beneficia actualizaciones creativas de artistas consagrados, noveles, y públicos interesados en la radio, el cine, la tv y el teatro.

Los legados de Caridad Martínez González y Alberto Luberta Noy, reconocidos con el Premio Nacional de Radio y otros galardones, son referentes indispensables en los medios de comunicación audiovisuales. / Leyva Benítez

Aunque cada medio de comunicación tiene un lenguaje particular, ella dominó preceptos afines indispensables. Decía: “Los espacios ficcionales son una forma efectiva de establecer comunicación con oyentes y espectadores. En gran medida, su éxito estriba en el talento de los equipos de realización al crear historias y mensajes, estos se nutren del pueblo que los recibe satisfecho atento al oído crítico”.

En el siglo XXI lideran por doquier códigos, imágenes y formatos. La maestra hizo énfasis en conceptos esenciales: “Forma y contenido implican una sólida relación recíproca. A veces, las intencionalidades de educar, formar, instruir, lastran ideas y loables propósitos. Las ficciones revelan valores no los forman”.

El sentido indagatorio caracterizó el ser y el quehacer de la artista virtuosa en permanente aprendizaje. Así lo declaró. “El director o la directora debe tener, desde el principio, la idea del resultado final del programa. Dicho en otras palabras, saber lo que quiere lograr, a dónde quiere llegar con subtramas y personajes. Así comienza a “ver” y “escuchar” bocadillos y situaciones; es lo que conocemos como la idealización del vuelo artístico; este se transformará y enriquecerá durante el trabajo en el estudio”.

A Caridad Martínez le interesó la preparación de los jóvenes actores y actrices. Evocó en disertaciones a Stanislavski. “El escribió en el libro La construcción del personaje. La palabra es música. El texto de un papel o de una obra es una melodía una ópera o una sinfonía. La pronunciación en escena constituye un arte tan difícil como el canto, exige práctica y técnica que rayan en el virtuosismo”.  Sin ocultar el entusiasmo propio característico de su personalidad, ella puntualizó: “El célebre actor, director y creador del método que lleva su nombre habla del teatro, pero su alerta al referirse a la palabra deviene un elemento fundamental de los lenguajes radiofónico, en los medios audiovisuales y en la comunicación cotidiana. Debemos reflexionar sobre estos aspectos. No podemos descuidar el estilo que en ocasiones incorporan a su labor algunos actores y actrices, la sobreactuación o el engolamiento de la voz, la utilización de un tono falso”.

Sabia, instruida, la permanencia de magisterios inagotables que cultivó Caridad Martínez merece ser referente en cinematografías y audiovisuales. Sintió en el alma y la conciencia el arte radiofónico; desde él inspiró a colegas, alumnos y audiencias inteligentes, participativas en beneficio de la sociedad cubana. Además de recordarla, precisamos continuar su legado en la enseñanza artística y en puestas cinematográficas y audiovisuales contemporáneas y futuras. Pensémoslo.

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Un comentario

  1. Gracias por ese texto necesario. Caridad era todo ebtrega. era todo sentimiento por el medio. Su legado pedagogico es enorme y su amistad un bonito recuerdo que se agradece

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