Exquisita, sensible, siempre convincente, la primera actriz Verónica Lynn constituye un referente de calidad artística. / Leyva Benítez/ BOHEMIA
Exquisita, sensible, siempre convincente, la primera actriz Verónica Lynn constituye un referente de calidad artística. / Leyva Benítez/ BOHEMIA

¿Lenguajes nuevos en el audiovisual?

Reflexionemos sobre producciones inspiradas en ideas novedosas, habilidades creativas y expresiones artísticas vigentes en las pantallas de los medios de comunicación audiovisuales


Solemos buscar ventanas abiertas al mundo que puede ampliar el desarrollo cognoscitivo, la dinámica de la sociabilidad, la actitud participante, el dolor ante el fascismo exacerbado; así descubrimos en las grandes y las pequeñas pantallas ausencias, frivolidades y transnacionales crecientes en plataformas abiertas al actuar de manera personalizada.

El cine y la televisión motivan las miradas de los públicos. Guionistas y directores ofrecen evidencias de creaciones propias; en unos y otros lideran, a veces, fórmulas establecidas, laberintos transitados vueltos a plantear mediante puntos de vista poco manidos, incluso renuevan temáticas, conceptos y estéticas.  

La TV Cubana cumplirá 74 años el próximo 24 de octubre. Junto a Brasil y México integra la trilogía fundadora en América Latina donde mantienen su liderazgo series, telenovelas y filmes. La red digital constituye un mecanismo indicador del interés de las mayorías hacia productos diversos, sugerentes, reveladores de tecnologías no tan nuevos, pero eficientes en la disposición de disfrutes establecidos.

Los acercamientos, nexos y complicidades entre el séptimo arte y el medio televisual siguen creciendo. Esos puentes, tal vez en algunos momentos intransitables, son necesarios, oportunos, imprescindibles. El avance paulatino no admite volver atrás, exige adelantar sin la omisión de ejemplos valiosos devenidos perdurables enseñanzas.

La reciente temporada de telefilmes vistos en el cine y en la tv demuestran la posibilidad creciente de sumar ideas y despertar conciencias a partir del fortalecimiento de la cultura comunicacional en generaciones.

Es preciso interpretar lo presentado al recrear lenguajes basados en un precepto esencial, el arte no es expresión de las emociones, sino el fluir de las emociones en combinaciones sintácticas que los creadores experimentan para obtener efectos axiológicos deseados en los espectadores.

En la era de la comunicación cultural, las ficciones audiovisuales transmiten saberes, rupturas e innovaciones. ¿¡Quién no recuerda o medita sobre conflictos impensados al apreciar la manera de expresarlos un actor o una actriz!? El gesto corporal, la intencionalidad del bocadillo necesario estructurado en el guion, las direcciones actorales y la puesta son partes del acto creativo en las pantallas grandes y pequeñas abiertas para comprendernos mejor.

Dilemas interiores, miradas lacerantes, gritos ahogados aportan verosimilitud durante la recreación del relato si tienen justificación dramatúrgica; nunca lo consiguen parlamentos sin sentido, tramas encausadas en géneros dramáticos que buscan determinada detonación crítica, esta, como el resto de los elementos narrativos deben tener su razón de ser en la historia. La espiritualidad al tratar lo sensorial supera siempre la violencia burda.

No olvidemos una reflexión compartida con BOHEMIA por la primera actriz Verónica Lynn: “Me visto, asumo e interiorizo el personaje al comprender la historia que yo y otros actores contamos en contextos, circunstancias, esencias y metáforas planteadas en el guion y la dirección de la puesta en la escena”.

Los públicos no suelen “leer” explícitamente la moraleja del relato, esta debe expresarse en valores icónicos y lingüísticos, incluso a través de silencios parlantes en voces disímiles.

Al enfrentar la entorno ningún artista toma la realidad para copiarla tal cual. Cuando se la apropia, la convierte en soporte de significaciones de carácter humanista. Para transgredir formas de contar es preciso conocer lo sedimentado. Telefilmes estrenados en la revista televisual Una calle, mil caminos dieron fe de esto.

Disímiles planteamientos no son meros instrumentos pasivos; las construcciones del sentido en imágenes, palabras, diálogos repercuten en procesos sociales, conflictos políticos y estructuras económicas.

En un mundo interconectado, el cine y la tv influyen el enriquecimiento cultural de las mayorías. Las ficciones llevan implícitas teorías filosóficas, desentrañarlas requiere involucrarse, ser conscientes de manipulaciones vigentes para colonizar. Se establecen modas, gustos, afinidades, estereotipos arraigados en el disfrute del “me gusta” o “no me gusta”, apreciaciones primarias al uso, cómodas; prevalecen por doquier, pensémoslo.

La competencia lectora de contenidos y fábulas propicia explorar actitudes y afectos en los otros. Las artes intercambian indicios, elipsis, preguntas, suelen fecundarse entre sí mediante incitaciones temáticas, estéticas y expresivas.

Estar atentos a las revoluciones visuales sin precedentes es un desafío para la sociedad en Cuba. Sí, el asunto compete a creadores jóvenes y consagrados, espectadores, directivos. Estos tiempos demandan inteligencia, empeños cuestionadores, espíritus críticos, reflexiones serias sobre la realidad y la cultura para seguir enrumbando hacia la conquista del arte que necesitamos.

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