Un Atlántico cálido favorece una temporada por encima del promedio, ya que la fuente de alimentación de un huracán es el agua cálida del océano. / NASA
Un Atlántico cálido favorece una temporada por encima del promedio, ya que la fuente de alimentación de un huracán es el agua cálida del océano. / NASA

Más allá de los pronósticos…

Para la arrancada de la temporada ciclónica en el océano Atlántico, al menos cuatro entidades e instituciones meteorológicas de impacto internacional emitieron sus proyecciones para el presente año. Todas coinciden en que será muy activa


Rumores sobre la supuesta formación de un ciclón tropical en el mar Caribe, con altas probabilidades de afectar a Cuba, se regaron como pólvora recientemente en redes sociales.

Manipulaciones, especulaciones, sensacionalismo y malas interpretaciones de devenidos “meteorólogos aficionados entusiastas” hicieron que no pocos anduvieran desde ya en alerta y “atormentados” como una famosa tormenta, así acuñada, sin proponérselo, por una admirable meteoróloga.

No es la primera vez que pasa. Situaciones similares ocurren actualmente con predicciones de pretemporada compartidas en plataformas digitales, muchas veces sin el tan necesario rigor científico. Y sí, a veces el pronóstico –pronóstico al fin– puede equivocarse, pero es hasta el momento la manera más certera de prevenir y afrontar los efectos de diversos fenómenos.

Recordemos la temporada de 2024 que, a pesar de no alcanzar la hiperactividad anunciada en los pronósticos estacionales, sí clasificó en el rango de activa, al registrar la formación de 18 organismos ciclónicos nombrados, cantidad que superó el promedio histórico.

Para este año, el Instituto de Meteorología (Insmet) de Cuba y la mayoría de las agencias internacionales e investigadores coinciden en que debemos esperar una temporada activa, con la formación estimada de, como promedio, 17 ciclones tropicales cuya fuerza les permitirá ostentar nombres de personas.

Según pronósticos del Insmet, el peligro de que al menos una tormenta tropical afecte a Cuba en 2025 es alta, con una probabilidad de 70 %. / INSMET

Un 2025 activo

Semanas antes del inicio de la temporada ciclónica de este año en el océano Atlántico, al menos cuatro entidades e instituciones de impacto internacional emitieron sus proyecciones, destacando entre ellas las de Estados Unidos, México y Cuba. Estos dos últimos, por cierto, son los únicos países de la región que elaboran sus propios pronósticos para las temporadas ciclónicas con sus sistemas internos.

Según la predicción divulgada el 7 de mayo por el Insmet sobre la actividad ciclónica de 2025, para el Atlántico Norte, el mar Caribe y el golfo de México, se prevé que tengamos 15 ciclones tropicales con nombre, de los cuales ocho podrían alcanzar la categoría de huracán.

“Del total de ciclones tropicales, diez se desarrollarán en el área oceánica del Atlántico, tres en el mar Caribe y dos en el golfo de México. En tanto, las probabilidades de que se origine e intensifique al menos un huracán en el Caribe es de 75 %. El peligro de que Cuba sea afectada por al menos un huracán es moderado, con 50 % de probabilidad; y aún mayor es el peligro de que al menos una tormenta tropical afecte al país, con una posibilidad de 70 %”, así recoge el informe publicado por el Centro de Pronósticos y del Clima de nuestro país. Dicha institución emitirá una actualización de estos datos el próximo 5 de agosto.

México, por su parte, no la tiene nada fácil, pues debido a su ubicación entre dos océanos se encuentra altamente expuesto a estos fenómenos meteorológicos. Los centros de pronósticos mexicanos se mantienen en alerta desde el 15 de mayo, fecha en que inicia la temporada de ciclones tropicales en el Pacífico, a diferencia de la temporada en el Atlántico que, como sabemos, comienza el primero de junio.

Este año, la nación del mariachi atraviesa diversas condiciones que favorecen una mayor frecuencia y cercanía de ciclones tropicales, tanto en el Pacífico como en el Atlántico. Se espera que al menos 36 ciclones afecten ambos litorales. Los avisos aquí se ratifican como una temporada activa.

¿Qué dice entonces Estados Unidos? Pues de acuerdo con información compartida por el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad de Meteorología de Cuba, uno de los más recientes y certeros pronósticos estadounidenses es el de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (NCSU), cuyo equipo en 2024 obtuvo un excelente resultado en sus estimados.

Para 2025, NCSU pronostica de 12 a 15 tormentas tropicales, de las cuales seis a ocho serán huracanes y dos o tres alcanzarán gran intensidad. El grupo que lidera la profesora china Xia Sun “ha tomado como base un siglo de data histórica y la modelación de patrones gráficos y temperaturas oceánicas”, agrega Guadalupe.

En tanto, investigadores de la Universidad Estatal de Colorado predicen también un año «superior a la media normal”.

La compañía de meteorología estadounidense AccuWeather dice que 2025 puede ser un año más volátil en formación de tormentas y huracanes en el océano Atlántico y detalló que entre tres y cinco de los huracanes alcancen quizás la categoría 3, o más fuertes, en la escala Saffir-Simpson.

Las previsiones de AccuWeather señalan, además, como las regiones con mayores probabilidades de sufrir el embate de los huracanes, a la Florida y el Golfo de México, Carolina del Norte y del Sur y las zonas del Caribe.

Por otro lado, sugirieron que la actividad ciclónica podría comenzar incluso antes del primero de junio, con un período de calma tras los primeros ciclones, seguido de un repunte de actividad en los últimos meses y colocando el pico máximo de la temporada cerca del 10 de septiembre.

Tropical Storm Risk y la Universidad Estatal de Carolina del Norte ofrecen estimaciones más conservadoras, con una predicción de temporada cercana a la media, con unas 14-15 tormentas con nombre. Mientras, The Weather Company prevé 19 tormentas con nombre, nueve de las cuales se convertirán en huracanes y cuatro alcanzarán la categoría de huracán de gran intensidad.

De cualquier modo, todos los centros de pronósticos coinciden en que será una temporada bastante movidita y llaman a estar atentos, también, al llamado Giro Centroamericano, una gran área de baja presión que a menudo ayuda a iniciar tormentas tropicales en todo el Caribe. Este y otros factores son claves para entender el porqué de estos vaticinios inquietantes.

La temporada ciclónica en el Pacífico inicia el 15 de mayo, a diferencia de la del Atlántico que se extiende desde el primero de junio hasta el 30 de noviembre. / METEOROLOGÍA SEMAR

¿Quiénes son los culpables?

Condiciones oceánicas y atmosféricas, temperaturas inusualmente cálidas, El Niño y hasta el polvo del Sahara… Muchos son los factores que propician una temporada ciclónica activa para este 2025.  La calentura por encima de lo normal del Atlántico es quizás lo más preocupante, porque, recordemos, la fuente de combustible de un huracán es justo el agua cálida del océano.

El master cubano en Ciencias Elier Pila lo ha traducido muy bien para el entendimiento de todos. “Mientras más calientes estén las aguas, mayor posibilidad hay de que, si algún ciclón tropical se forma, alcance cierto desarrollo. Y esta no es la única condición necesaria. Primero que todo, tiene que existir una “perturbación ciclónica” –un área de mal tiempo– que persista por un tiempo determinado.

Aclara el especialista en Cubadebate que “esta puede estar asociada o producida por algún sistema meteorológico, como puede ser una onda tropical, por ejemplo. Incluso, teniendo condiciones en el mar favorables, tienen que, además, existir otras en la atmósfera, para que se organice y pueda llegar a convertirse en un ciclón tropical, que posteriormente se desarrolle e intensifique”.

Y agrega que en ese punto entra otro de los ingredientes principales de los que se habla mucho por estos días: El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) que, aunque ocurre bien alejado de nuestra área geográfica, tiene sus efectos bien marcados.

Otro factor de importancia es que el actual evento La Niña-Oscilación del Sur (AENOS) dará paso a condiciones neutrales en el océano Pacífico y se prevé que esto se mantengan por el resto del presente año.

Hay otros elementos que igualmente favorecen o reducen la actividad ciclónica y que varían a lo largo de la temporada. “La capa de aire sahariano, más conocido como polvo del Sahara, inhibe la actividad ciclónica en el océano Atlántico en los meses iniciales de la temporada. Pero su persistencia más allá de lo habitual y altas concentraciones en el mes de agosto del pasado año, impidieron que este oyera la campana”, señala.

Todos estos componentes se combinan con modelos numéricos para predecir su evolución en un período de varios meses y ello, por supuesto, incluye un margen de error. Pero es justamente por eso que se evalúa constantemente el desempeño de dichas simulaciones para mejorarlas.

Entre abril y mayo siempre se genera una gran expectativa en torno a los pronósticos pretemporada. Al consultarlos en las redes o canales oficiales, hasta parece tarea fácil. Sin embargo, lo que para muchos pareciera sencillo, encierra detrás el fruto de años de investigaciones (algunas con carácter estadístico) para hallar ciertas relaciones entre la cantidad de ciclones tropicales y las variaciones en las condiciones atmosféricas y oceánicas a nivel global de un año al otro.

Hablemos de los nombres

Si hay algo que también genera curiosidad en el contexto de las predicciones es la famosa lista de nombres asignados para los huracanes. 

El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH) ya publicó los 21 nombres asignados en la temporada del Atlántico de 2025. Estos siguen un orden alfabético: Andrea, Barry, Chantal, Dexter, Erin, Fernand, Gabrielle, Humberto, Imelda, Jerry, Karen, Lorenzo, Melissa, Nestor, Olga, Pablo, Rebekah, Sebastien, Tanya, Van y Wendy.

Aunque serán esos los que rijan en nuestra región, para la temporada del Pacífico se han asignado otras denominaciones que también le compartimos. En ese caso serán: Alvin, Barbara, Cosme, Dalila, Erick, Flossie, Gil, Henriette, Ivo, Juliette, Kiko, Lorena, Mario, Narda, Octave, Priscilla, Raymond, Sonia, Tico, Velma, Wallis, Xina, York y Zelda.

Un informe de la estadounidense Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) indica que antes del siglo XX los nombres de los huracanes se inspiraban en todo tipo de cosas, desde fiestas de santos a nombres de barcos o políticos impopulares. Esto cambió en 1950, cuando el CNH comenzó a designar oficialmente los huracanes del Atlántico con nombres en clave y luego con nombres de mujer.

«En 1979, la responsabilidad de la denominación pasó a un comité de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que utilizó nombres masculinos y femeninos alternativamente, siguiendo la práctica adoptada por la Oficina de Meteorología de Australia tres años antes, en 1975», señala la NOAA.

Actualmente, un comité internacional de la OMM mantiene y actualiza el listado de nombres mediante un estricto procedimiento. En caso de que se produzcan más de 21 ciclones tropicales con nombre en la cuenca atlántica durante una temporada, las tormentas adicionales recibirán nombres de una lista alternativa aprobada por la propia organización.

Ah, y sepa que las listas anteriores se utilizan de forma rotatoria y se reciclan cada seis años. Es decir, que la lista de 2023 se volverá a utilizar en 2029. Esto solo cambia cuando una tormenta llega a ser tan mortal o costosa que su uso futuro resultaría inapropiado por razones de sensibilidad. En tal caso, el nombre en cuestión se elimina de la lista y se selecciona otro para reemplazarlo. Beryl, Helene y Milton fueron tres de los suprimidos por su letalidad en 2024. En su lugar se incluyeron Brianna, Holly y Miguel.

En fin, diría Richard Feynman, físico estadounidense ganador del Premio Nobel en 1965, que “la naturaleza posee la probabilidad como algo intrínseco a ella” y sorprende, incluso a los pronósticos.

Por suerte, estos cada vez son más certeros y cardinales, sobre todo en esos días en que tanto se nos convoca a estar alertas y preparados.

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Un comentario

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