Innovadores proyectos e investigaciones de estudiantes y egresados de las Facultades de Biología y Química de la Universidad de La Habana se expusieron en el Congreso Internacional de Química, Bioquímica e Ingeniería Química, Quimicuba 2024. Con algunos de sus protagonistas conversó BOHEMIA para conocer sus experiencias en el evento
Justo antes de que el huracán Rafael tocara tierras del Occidente cubano, en el Palacio de Convenciones de La Habana se reunieron cientos de delegados de Cuba y otras naciones de la región para intercambiar experiencias sobre adelantos en materia de investigaciones asociadas a la rama de la Química y, de manera transversal, sobre otras esferas de la ciencia.
Les convocó allí la realización, tras algunos años en pausa, del Congreso Internacional de Química, Bioquímica e Ingeniería Química, Quimicuba 2024.
En las diferentes salas del más importante centro de convenciones del país se suscitaron las conferencias magistrales e intervenciones del evento.
Acerca de la química orgánica y biomolecular, ingeniería química, biotecnológica y alimentaria y radioquímica trataron las principales conferencias.
Así como temáticas centrales de la química de materiales y biomateriales, la analítica y ambiental, la física, computacional y teórica y la medicinal, además de la obtención de los productos naturales.
Paralelo al Congreso sesionó el Simposio Latinoamericano de Química de Coordinación y Organometálica (SILQCOM) y el noveno Encuentro Latinoamericano de Química Inorgánica Biológica (LABIC).
Un gran stand con proyectos innovadores y de gran aporte al desarrollo biotecnológico cubano se exhibió en las inmediaciones de la instalación.
Distintivo de la cita fue la presencia de jóvenes investigadores, futuro de la rama de la química y la biología en el país.
Muchos llevaban justamente el sello de estudiantes de las Facultades de Química y Biología de la Universidad de La Habana, acompañados por adiestrados y profesores, egresados de esas instituciones.
Entre ellos encontramos a Talía, Mirta y Olivia, tres jóvenes científicas destacadas por su labor investigativa. Sobre sus aportes y experiencias en Quimicuba 2024 conversaron con BOHEMIA.
Talía y sus caminos contra el cáncer
A Talía algunos quizás la reconocerán. Se trata de la misma muchacha que en abril último recibió el reconocimiento como Joven Investigadora, del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma).
“Apasionada de la investigación como una vía para mejorar la salud humana desde el conocimiento, la licenciada Talía Frómeta Fuentes, graduada de la Facultad de Biología de la UH, busca nuevos caminos para tratar los padecimientos oncológicos. Ella integra un equipo que analiza enzimas asociadas al cáncer y los mecanismos para inhibirlas, como un camino hacia futuros tratamientos. Por la relevancia de estos estudios mereció el reconocimiento del Citma como estudiante investigadora”, así la definió, desde su página oficial en Facebook, el proyecto transmedia Observatorio Científico.
Hoy Talía es profesora de la propia facultad donde se formó; pertenece al Centro de Estudio de Proteínas de esa institución y al Grupo de Inhibidores de Proteasa con posibles aplicaciones o potencialidades biomédicas.
“En esta ocasión presentamos cinco trabajos relacionados con una enzima, la Aminopeptidasa Neutra o APN. Se trata de una enzima que, si bien está expresada a nivel basal en el organismo, se encuentra sobreexpresada en prácticamente todos los tipos de cáncer en los que se ha estudiado y que potencia las características de la malignidad”, nos comenta.
Y agrega: “estamos tratando de inhibir esa enzima, con una serie de compuestos denominados bufadienolides”.
El bufadienólido es un compuesto químico con estructura de esteroide. Tanto los bufadienólidos como sus glucósidos son tóxicos; en concreto, pueden provocar bradicardia (ritmo cardíaco lento), taquicardia y, posiblemente, un paro cardíaco letal.
Talía y el equipo que le acompaña buscan percibir cómo el efecto inhibitorio de estos compuestos pueda afectar la viabilidad o ser psicotóxicos para líneas tumorales de diferentes tipos de cáncer.
“Ahí radica justamente el valor de esta investigación, sobre todo en su aplicabilidad en un futuro, porque podría abrir camino a terapias anticancerígenas, que es lo que específicamente buscamos”, resalta.
“Presentar estos resultados en un evento científico como Quimicuba siempre es un beneficio. Además de visibilizar nuestro proyecto, nos nutrimos de los conocimientos de los investigadores de reconocimiento del país y de los internacionales que vienen y comparten con nosotros su saber”, concluye.
Mirtha en la búsqueda de nuevos fármacos
Mirtha Elisa Aguado Casas es máster en Bioquímica y estudiante de doctorado de la Facultad de Biología de la UH. Trabaja, específicamente, en la línea de biopectinasas con aplicaciones de tratamiento en la biomedicina, dentro de la búsqueda de nuevos fármacos para tratar enfermedades infecciosas.
Fue también Premio Joven Investigador del Citma para la rama Ciencias Básicas y Biológicas en el año 2023, reconocimiento que, en su opinión, premia no solo la labor científica e investigativa del año, sino también la docencia, impacto en la sociedad, extensión universitaria, voluntariados…
“Pueden existir muchos jóvenes enfocados solo en escribir artículos científicos y publicar, pero no hacen otras labores, entonces, de cierta forma, el premio mide la integralidad. Además de tener una alta producción científica o revistas internacionales indexadas, es importante también colaborar con distintas instituciones y formar parte de proyectos. Por ejemplo, en mi caso tenía colaboración con el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, con la Facultad de Química de la UH y mi labor docente por la plaza que ocupo”, alude.
Mirtha presentó en Quimicuba su proyecto de doctorado, próximo a pre defensa “sobre el descubrimiento y desarrollo de nuevos fármacos para tratar enfermedades infecciosas que afectan a la región”.
“En este caso presentamos un poster donde se reflejan los resultados que obtuve a lo largo de estos cuatro años de investigación. Estar en el Congreso es una oportunidad para que sea visible la ciencia que hacemos los jóvenes e intercambiar experiencias con otros centros de Cuba y el mundo.
“Es mi segunda vez en Quimicuba, participé en el 2018 recién graduada y siempre es enriquecedor estar acá, porque además de que uno escucha opiniones de expertos que pueden mejorar nuestro trabajo, aumentan las posibilidades de realizar conexiones, redes de trabajo y puntos de colaboración. Hoy se ha visto que la ciencia camina y se desarrolla a través de la colaboración entre grupos de distintas disciplinas”, resaltó.
Olivia y los efectos de las actinoporinas
Olivia Díaz es adiestrada de la Facultad de Biología. Forma parte del grupo de biomembranas del Centro de Estudio de Proteína e integra un proyecto que estudia los efectos que tiene una proteína como la actinoporina sobre las vías intracelulares, en específico, las tumorales.
Estas últimas constituyen una familia de proteínas tóxicas producidas por diversas especies de anémonas marinas. Su toxicidad se explica porque sufren una metamorfosis molecular que les permite integrarse en la membrana de las células y matarlas mediante la producción de poros.
“Es la primera vez que me presento en Quimicuba como parte de este proyecto que lidera el profesor Carlos Álvarez. Lo llevamos a cabo en colaboración con un proyecto internacional que tiene su laboratorio en Alemania, el cual nos permitió apoyarnos en la tecnología”, apuntó.
“Como facultad nos apoyamos mucho en otros centros para la colaboración, tanto a nivel de conocimiento como de tecnología. Es una manera de ver otros trabajos que estudian lo mismo, nos retroalimentamos y eso amplía la posibilidad de buenos resultados”.
Olivia, Mirtha y Talía son ejemplo del interés y vocación de la juventud por hacer ciencia en Cuba.
Son ellas canteras de ese futuro de hombres y mujeres de ciencia del que nos habló Fidel aquel 15 de enero de 1960.