Foto. / Jorge Luis Sánchez Rivera
Foto. / Jorge Luis Sánchez Rivera

¡Nunca nos iremos!

Cuba, amigos y hermanos conmemoran una nueva efeméride palestina. Llamamiento urgente a desterrar la indiferencia y complicidad


Preferí quedarme sin sus nombres, asumirlos en su amplia humanidad cuando se dice, sencilla y llanamente, palestinos. De haberlos personalizados no les haría justicia a los cientos de miles asesinados a diario mientras tratan de dormir bajo el ruido atronador de las bombas, famélicos, privados de todo, enfrentados a atroz ensañamiento.

En 1948, Israel inició un proceso colonizador de Palestina, o la Nakba, que continúa hasta hoy. / elsaltodiario.com

En otro acto del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) para rememorar 77 años de la Nakba o Catástrofe (exilio forzoso y robo de tierras), los jóvenes estudiantes palestinos asistentes pudieran haberse llamado Basel, Nur, Walid, Samar… Sus apelativos poco importan. Cuba es de esos países alertas al dolor de los hermanos, de ahí la convocatoria a una nueva jornada de apoyo. Fuimos muchos, también sin apellidos, pues cada uno encarna la voluntad colectiva, sin derecho al silencio.

Hay ahora mismo una nación masacrada hasta niveles indecibles, gracias a fin de cuentas a la complicidad del mundo. ¡Oh, perdón! ¿Soy demasiado absoluta? Durante nuestro descanso, en las pantallas digitales vemos pasar un genocidio de siglo XXI y casi nada se hace para frenar los crímenes de lesa humanidad. Mecanismos varios existen para poner al nazi-sionismo contra las cuerdas.

Mohhammed Dalloul, estudiante de segundo año de Medicina, el 15 de marzo de 2025 habló en nombre de los suyos allá en Palestina. / Jorge Luis Sánchez Rivera

Uno de aquellos muchachos habló: “Mis abuelos me contaron cómo en 1948 los soldados llegaron con fuego y órdenes de expulsión. Como les gritaron: «Váyanse, esto ya no es suyo». Como caminaron durante horas, mirando detrás sus casas, construidas con amor y piedras ancestrales. Pero lo que no sabían los sionistas es que Palestina no es solo tierra; es memoria, es identidad, es una promesa de regreso.

En un comentario anterior hice referencia a la denuncia realizada el 25 de marzo de 2025 por la ONG israelí Paz Ahora, la cual se refirió al visto bueno de Tel Aviv en el primer trimestre del año para que sus colonos en la Cisjordania ocupada edificaran 10 503 viviendas. Al observar los mapas, se constata una usurpación progresiva. Y gente, mucha gente, de nombres desconocidos por nosotros, han debido transfigurase, a la fuerza, en refugiados en su propia tierra, en países vecinos o tan distantes como Cuba. Aquí se les da hogar, estudios, amor. Sin embargo, ello es insuficiente cuando el deseo supremo de los palestinos sigue siendo tener Patria.  

Evolución del robo sistemático de tierras palestinas por Israel. / newtral.es

El estudiante lo explicó bien: “La Nakba no terminó en 1948, porque hoy, en Gaza, en Cisjordania, en Jerusalén ocupada, la Nakba sigue viva. Sigue en los puestos de control que humillan a gente, en los bombardeos que entierran sueños bajo los escombros, en las leyes racistas que niegan el derecho a existir”.

Fue enfático en sus opiniones, heredadas de sus ancestros: “El pueblo palestino va a seguir luchando y resistiendo. Como comunidad global, tenemos la responsabilidad de abogar por una solución justa y duradera. Esto implica reconocer los derechos legítimos de los palestinos a un Estado soberano y seguro.” Él nos deja un clamor: “fin de la ocupación y bloqueo a Gaza, derecho al retorno de los refugiados, libertad para los presos políticos.”

El jefe de la Oficina de Atención a la UJC y a las organizaciones de masas del CC PCC, la jefa de Relaciones Internacionales del Comité Nacional de la UJC, y demás funcionarios y amigos presentes en la sede del ICAP, sintetizaron el afecto del pueblo cubano y los clamores de Majed Abu Al–Hawa, encargado de negocios de la Embajada del Estado de Palestina en Cuba, y de sus compatriotas. / Jorge Luis Sánchez Rivera

Una cubana demostró cabal conocimiento: “(…) sin misericordia ni piedad, con total frialdad, se les despoja de lo más preciado que tiene el ser humano, su vida, ante la mirada cómplice de países y gobiernos que se hacen llamar democráticos y justos. (…) la criminalidad del sionismo llega al extremo de convertir en armas letales de guerra al hambre, la sed y la necesidad de medicinas con un bloqueo brutal que impide, día tras día, la entrada de ayuda humanitaria. Todo ello, con el descaradamente declarado objetivo de aniquilar al pueblo nativo de Palestina, borrando su historia y su identidad como nación. El sionismo y el imperialismo son responsables de la masacre en curso y son también una amenaza contra toda la humanidad”. Me informaron se trataba de Noemí Rabaza Fernández, vicepresidenta primera del ICAP; no obstante, me sustraje y la asumí como cualquier mujer doliente tras el hijo caído, compañera sin armas pero con bandera.

Desde octubre de 2023 nadie en Palestina está a salvo. Quisiera tener paz, ejercicio infructuoso de indiferencia; abro el diario Juventud Rebelde y un colega me remite a la barbarie. En Gaza, el Día de las Madres, 11 de mayo de 2025, el 80 por ciento de la población depende de la ayuda humanitaria, la que es obstaculizada por el Gobierno israelí. Mientras, 12 organizaciones de ayuda independiente afirman cesar en sus funciones a causa de las bombas, dicho sea de paso made in USA.

Celebración este año del Ramadán en Gaza; demostración de resiliencia y optimismo. / pbs.org

Hay tantísimos datos objetivos y verificables de la realidad gazatí: 52 567 palestinos asesinados (70 por ciento mujeres e infantes), 118 610 personas heridas o mutiladas, 14 000 desaparecidos bajo los escombros, 9 000 niños con desnutrición aguda. Dándole la razón a la oradora cubana, los EE.UU., en la figura presidencial, intenta convertir al enclave costero levantino en un lucrativo emporio inmobiliario, un lujo en el Oriente Medio… sin palestinos. Total, ya deben estar acostumbrados al abuso.

Cuando la impotencia y la tristeza pretenden invadirme la observación periodística, acudo a las imágenes de la última celebración del Ramadán en Gaza: según dictados de la religión y las tradiciones, de día ayuno riguroso y de noche despliegue gastronómico. ¿Cómo lograron los vivos “anónimos” sentarse a la mesa, engalanar su festín en medio de las ruinas?

   Quizá la respuesta esté en el optimismo de consignas asentadas en profundas convicciones: “Palestina será libre”; “Las llaves siguen en nuestras manos”; “Palestina pertenece a los palestinos, nunca nos iremos”.

   En la consecución de ese proyecto de vida es imperativo acompañarlos. Todavía hay mucho pueblo que salvar.

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