La segunda edición de la exposición colectiva Mírame madre. Herencia africana y arte contemporáneo cubano, la integran 13 creadores visuales, inaugurada en la galería del Centro de Prensa Internacional, en La Habana
La conexión cultural, identitaria, histórica y espiritual que nos une a África volvió a ser evocada con la exposición colectiva Mírame madre. Herencia africana y arte contemporáneo cubano 2, exhibida en el Centro de Prensa Internacional (CPI) hasta octubre próximo.
Integrada por 13 artistas visuales, esta selección tuvo la curaduría de Dannys Montes de Oca y Ercilia Argüelles, y es continuidad de una muestra del mismo nombre que también se emplazó en el CPI entre mayo y agosto de 2023.
En aquel entonces, creadores del relieve de Belkis Ayón, José Bedia, María Magdalena Campos, Roberto Diago, Moisés Finalé, Jesús González de Armas, Alberto Lescay, Manuel Mendive, René Peña, Marta María Pérez, Eduardo Roca (Choco) y Santiago Rodríguez Olazábal asumieron el legado africano en nuestra cultura e identidad desde referentes etnográficos, mitológicos, antropológicos, entrelazados a inquietudes de orden social y racial, derivados de los debates teóricos en torno al arte que trascendieron entre las décadas del 60 al 80 del pasado siglo.
La actual edición de Mírame madre…, inaugurada en homenaje a la mujer afrocaribeña, acoge a las hornadas de artistas visuales que, en su mayoría, emergieron en los años 90, quienes -con preceptos parecidos a los de sus predecesores- se apropian de la influencia africana reconfigurándola a estéticas y conceptos, asidos a dinámicas más contemporáneas y repletas de la energía renovadora que los singulariza como generación.
Pintura, dibujo, instalación, nuevos medios coinciden en el conjunto, caracterizado por la pluralidad de lenguajes y matices. Cada pieza convida a una reflexión sobre procesos y fenómenos relacionados con poscolonialidad, la transculturalidad, la religiosidad, desde una visión transversal e inclusiva de comprender –y comprometerse– con nuestra realidad cotidiana.
Para la ocasión, las obras de Amalia Abreu, Daniela Águila, Alejandro Baró, Alexis Esquivel, Adonis Flores, Omar Estrada, Reynaldo López, Pedro Ocejo, Douglas Pérez, Claudio Sotolongo, José Ángel Vincench, Lino Vizcaino y Rafael Zarza exhiben diversidad simbólica; revelan y plasman los múltiples cruces que nos conectan con una cultura que identificamos con nuestros ancestros.
Cabe resaltar que casi todos los convocados en este nuevo capítulo de Mírame madre… tuvieron alguna experiencia de vida vinculada con África por una u otra vías, ya fuera en la guerra, las bienales y distintos eventos de arte celebrados en ese continente.
De modo que las confluencias entre las vivencias personales de los artistas y sus respectivas creaciones se tornan para el espectador provocaciones plenas de expresividad y esencia intimista sobre esos apremios existenciales que identifican al ser cubano, caribeño e insular.
“Lo religioso, lo histórico, lo festivo, lo lúdico, lo personal, lo íntimo, lo político, lo económico, las subjetividades imbricadas en nociones de género, raza y clase, el racismo sistémico, la sobrevivencia de la especie humana y del planeta, son también preocupaciones de estos artistas”, explica la hoja de sala de esta exposición que, además, como su antecesora, sugiere un enfoque filósofo y antropológico, ahora tocada por la originalidad e inmanencia de nuestras cotidianidades más acuciantes.
Mírame madre. Herencia africana y arte contemporáneo cubano 2 discurre entre códigos que no nos son ajenos. Fluye en medio de significados; aglutina contextos, formas de ver y repensar procesos sociales, culturales, políticos que nos son cercanos; extiende puentes enlazados para siempre desde hace ya varios siglos.