En Rusia tuvo lugar la XXII reunión anual del Club Internacional de Discusión Valdái. La intervención de Vladimir Putin fue su plato fuerte
Académicos, estrategas y políticos intercambiaron con la mirilla puesta en una reconfiguración creciente en las correlaciones de poder, cuyo acento recae en la multipolaridad. El parto no ha sido ningún “lecho de rosas” debido a la alta volatilidad geopolítica, donde un grupo de actores se niegan al sano desarrollo de la nueva “criatura”.
Es más, si los gestores de los cambios no muestran firmeza, potencias como EE.UU. y la Organización del Atlántico Norte (OTAN) harán todo lo posible para impedirlo. De cualquier forma, los procesos en curso son, a la larga, irreversibles. Esa fue una de las tesis centrales del discurso del mandatario ruso, Vladímir Putin, el 2 de octubre de 2025.
Según Tadeo Casteglione, experto en relaciones y conflictos internacionales, este XXII Foro “constituye un modelo de construcción de pensamiento estratégico nacional que merece un análisis profundo por parte de cualquier nación que aspire a navegar exitosamente las turbulentas aguas del siglo XXI”. Y Putin lo sabe; sus palabras resonaron firmes al hablar sobre el fracaso de las potencias occidentales, deseosas de imponer un orden mundial liberal unipolar: “No existe ni existirá una fuerza capaz de gobernar el mundo, de dictar a todos qué hacer y cómo hacerlo, cómo respirar”, aseguró.
En referencia a la inoperancia de los actuales organismos internacionales, el dignatario resultó preciso: “no funcionan o han perdido gran parte de su eficacia. El sometimiento de la mayoría a la minoría está dando paso a un enfoque multilateral y más cooperativo, basado en acuerdos entre los principales actores y en la consideración de los intereses de todos”. Otro momento significativo fue cuando abordó la centralidad de Rusia: “el equilibrio mundial no se puede construir sin Rusia. Ni económico, ni estratégico, ni cultural, ni logístico, ninguno”.

De vuelta a Tadeo Casteglione. Él le confiere a la recién concluida cita enorme relevancia, pues “ofrece lecciones valiosas que trascienden el caso específico ruso. Demuestra la importancia de crear espacios permanentes de reflexión estratégica donde se pueda debatir abiertamente, sin las restricciones del corto plazo electoral o las presiones mediáticas inmediatas, sobre los grandes desafíos nacionales e internacionales”.
La poca prensa que le sirvió de eco trató de minimizar el encuentro de Valdái, y hubo hasta comparaciones tendenciosas con el Foro de Davos. Sin embargo, analistas de izquierda aplauden ese empeño de tener un think tank capaz de orientar y de llegar a convencer acerca de la certeza de sus análisis para un impacto sustantivo en el trazado de políticas nacionales y hacia el exterior.
Rusia, en la voz del presidente, declaró una vez más su preferencia por la paz, el entendimiento entre los pueblos, porque son infundadas las alegaciones de que prepara una guerra contra la OTAN y la Unión Europea. Incluso, la contienda con Ucrania se desató dadas las pretensiones de estas, y de Washington, de cercar al gigante euroasiático a través del proxi eslavo. Son patentes la baja efectividad de las sanciones occidentales contra Moscú, a lo cual debe añadirse las victorias militares del ejército ruso.
La sociedad moderna rusa ha demostrado tener asimismo una pléyade de pensadores y teóricos que logran ser tenidos en cuenta. En Washington sucede lo contrario, pues un megalómano presidente juega a convertirse en tirano, desoyendo, por ejemplo, a los científicos en asuntos como el cambio climático, las vacunas contra la covid-19, o más recientemente adjudicándole a un medicamento las causas del autismo. ¿Qué esperar de un gobierno de oídos sordos a sus propios informes sobre la droga? A diferencia de Rusia, EE.UU. fabrica argumentos ajustados a las apetencias geopolíticas, sin que le importe la falsedad que los sustentan, díganse las presiones y amenazas a Venezuela. Y hasta las mentiras sobre China.
El Foro de Valdái, cuya primera sesión se dio 21 años atrás, se luce en organización y desarrollo, creando sinergias impostergables en el mundo de hoy.


















