La inacción de la comunidad internacional agrava, en última instancia, la tragedia del pueblo sudanés. ¿No hay manera de acabar la guerra civil?
El pasado año, la organización no gubernamental Save the Children solicitó ayuda humanitaria al constatar que en Sudán “cada 10 segundos, un niño se ve obligado a huir de su hogar por la guerra”. Ese breve relato de actualidad poco cambió desde entonces. La infancia y la población en general de esa nación africana viven sumergidas en la violencia, el hambre…
Ahora para mayores males hay un brote de cólera. Bautizada como la “enfermedad de la pobreza”, llega a ser mortal si no se trata. Si bien lo causa la bacteria Vibrio cholerae, golpea precisamente allí donde están dadas las condiciones debido a un precario saneamiento y falta de agua potable… Lo triste radica en lo fácil de su tratamiento con soluciones de rehidratación y antibióticos. Sin embargo, las reservas mundiales de las vacunas orales, en manos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), son apenas de cinco millones.
En abril de 2023, en Sudán se iniciaron enfrentamientos armados. De esa fecha acá se estiman en 24 000 los muertos y en millones los desplazados hacia naciones vecinas; incluso muchísimas han perecido en el camino.
El multimedio ruso Sputnik brinda una visión menos maniquea sobre un contencioso al que varios analistas califican de “olvidado”. Para la aludida publicación, Luis Haroldo Santos Junior, de la brasileña Universidad Federal de Río Grande del Sur, catalogó la visión occidental sobre el tema sudanés en la misma línea de otros similares en el continente Madre con el término “afropesimismo”; es decir “imposibles de resolver”. E insiste: “Hay todo un racismo, hay todo un legado colonial que explica esa falta de interés en relación con los conflictos, como es el caso del conflicto en Sudán”, donde existen más de 12 millones de desplazados internos y, de 50 millones de habitantes, por lo menos 30 millones necesitan de ayuda humanitaria urgente: alimentación, refugio o algún tipo de protección; en especial las mujeres, víctimas de violencia sexual, además.

A pesar de muchas experiencias beneficiosas, África sigue sujeta a esquemas de expolios neoliberales o es fuente de disputas entre actores geoestratégicos tras el control de sus enormes recursos naturales. Algunas participaciones extranjeras se han negociado sin menoscabo de las soberanías nacionales, En Sudán, en cambio, el organismo panafricano ha debido ser cuidadoso a la hora de tomar cualquier decisión, pues hace dos años atrás el general Abdel Fattah Burhan, de las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), y Mohamed Hamdan Dagalo, de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), se fueron a las armas, con el objetivo, dicen, de rescatar la soberanía.
Pero hay una variable cierta y constante: la población ha quedado en medio de este fuego cruzado, nos recuerda Sputnik. Es preciso apoyar al máximo a la ONU y a los países solidarios con los ciudadanos sudaneses comunes, quienes hoy en día se asientan en masa en campamentos de Chad, recargando la también compleja situación de ese país. En este episodio en nada contribuyen las sanciones económicas y comerciales de los Estados Unidos y otras naciones, criterio compartido asimismo por Hager Ali, investigador del think tank alemán GIGA: “Debemos asumir que ambas facciones ya se han adaptado a las sanciones”. Y nuevamente es la población civil el blanco último de las presiones externas, pobreza y olvidos.
Un comentario
Tristemente, los inocentes constituyen el principal blanco en los constantes conflictos del mundo. Los intereses de los poderosos y ambiciosos se imponen llevando la muerte, las enfermedades, la miseria y la inseguridad a cualquier rincón del mundo. África, continente que tu has estudiado bien no escapa de estos flagelo. Es verdaderamente triste ver como se impone la crueldad y los intereses por encima de la solidaridad humana. Tienes material suficiente para los análisis y llevar tus mensajes al mundo