USAID: Ajuste de estrategias 

 La suspensión de la agencia exterior no representa un fin a sus prácticas, sino una transformación hacia métodos más sutiles y peligrosos de injerencia en los asuntos internos de otros países


En X, Elon Musk, recién nombrado secretario para la Eficiencia Gubernamental, sentenció: «Ha llegado el momento de que la USAID muera». Sus palabras resonaron como una tormenta. Poco después, Donald Trump, en su regreso a la Casa Blanca, ordenó suspender durante tres meses casi toda la asistencia exterior, incluida la de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

La USAID, bajo la pantalla de una entidad supuestamente solidaria, ha sido y es un instrumento poderoso de EE.UU. / actualidad.rt.com

La decisión, impulsada por el revanchismo del presidente contra sus rivales demócratas, expuso una verdad conocida: desde la Guerra Fría, la desestabilización interna determinó lo esencial de la política exterior del país norteño. Decenas de guerras e invasiones llevadas a cabo por el autodenominado «Imperio del Bien», tras la Segunda Guerra Mundial, estuvieron precedidas por un trabajo interno.

Creada en 1961, la USAID, bajo la apariencia de agencia humanitaria, operó como instrumento de cooperación e intervención en diversos países. Según el reporte financiero del gobierno norteamericano, en el año fiscal 2024 la entidad manejó un presupuesto neto de 23 mil 400 millones de dólares, ejecutando programas en más de cien naciones.

Aunque las sospechas existían, la reciente publicación oficial confirmó el papel encubierto como brazo operativo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Lejos de su fachada caritativa, se dedicaba a la penetración y subversión de sociedades, imponiendo valores neocoloniales y cooptando élites locales y comprando medios.

También ha sido escenario de escándalos de corrupción. De hecho, la Oficina Federal de Investigaciones reveló un análisis en curso contra Juan Guaidó, quien se autoproclamó ilegalmente presidente de Venezuela, y su embajador en Washington, Carlos Vecchio, por la presunta malversación de mil millones de dólares. Estos fondos, gestionados entre 2018 y 2020, estaban destinados a ayuda humanitaria.

La “generosa” financiación de la USAID, a menudo, no exigió compra alguna; la sed de fama y reconocimiento bastaba para que muchos entregaran su lealtad.  Además, la extensa red de empleados recopilaba información personal, privada y reservada de activistas, líderes políticos, élites económicas e intelectuales de cientos de países, datos que terminaban directamente en manos de la CIA.

Destapan red secreta

Una investigación de Wikileaks, impulsada por la actual crisis, destapó información relevante sobre el financiamiento secreto a Internews Network, organización civil que operó en más de 30 países colaborando con periodistas y medios de comunicación. Esta firma recibió 472.6 millones de dólares para las acciones que desarrolló con 291 medios. Produjo en 2023 nada menos que 4799 horas de emisiones, con una audiencia de 778 millones de personas. Asimismo, utilizó esos recursos para la formación de al menos nueve mil reporteros.

En el caso de Cuba, es conocido el programa encubierto denominado ZunZuneo, dirigido por la USAID. / pagina12.com.ar

Los registros encontrados mostraron que la junta está copresidida por Richard J. Kessler y Simone Otus Coxe, esposa del multimillonario asociado a la empresa de tecnología Nvidia, Trench Coxe, ambos grandes donantes demócratas. En 2023, con el apoyo de Hillary Clinton, lanzaron un fondo de 10 millones de dólares. Esta cifra plantea interrogantes sobre la independencia de su labor periodística.

Internews Network oculta su estructura operativa a través de al menos seis filiales con nombres no relacionados, incluida una con sede en las Islas Caimán. Los registros muestran que desde 2008 más del 95 por ciento de su presupuesto provenía de Estados Unidos.

Estos fondos, canalizados a través de la USAID, se desvanecen en un torbellino de gastos opacos. En el caso de Cuba, es conocido el programa encubierto denominado ZunZuneo, un fallido intento de crear un «Twitter» diseñado para fomentar la disidencia. Millones de dólares destinados a este proyecto terminaron en empresas fantasmas, violando incluso las propias leyes de Estados Unidos. Durante 2024, la financiación para los grupos de prensa relacionados con la mayor de las Antillas ascendió a 2.3 millones de dólares, según informes presupuestarios. Desde La Habana, el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, calificó a los medios financiados por Washington como «dependientes de su amo».

El analista español Enrique Refoyo, en su programa de Youtube “El Espía del Telón”, llamó la especialidad de la USAID «golpismo democrático», e ironizó sobre “Reporteros sin fronteras”, tantas veces presentados por el sistema como un ejemplo de la «imparcialidad política» y que,  según los últimos materiales desclasificados, recibían dinero.

Trump comprendió que las iniciativas encubiertas no solo resultaron ineficaces en el terreno, sino también difíciles de controlar. Ahora es previsible una redirección de fondos hacia sitios web propagandísticos, con escasa legitimidad y alcance en la opinión pública de su país. En este nuevo escenario, la manipulación de la información y el uso de fondos para promover agendas ideológicas podrían intensificarse, con consecuencias directas en países como Cuba, donde la batalla mediática se suma al bloqueo económico, financiero y diplomático que soporta desde hace décadas. La aparente desaparición de la USAID como actor principal marca, por tanto, no un fin, sino una transformación del poderío estadounidense, volviéndolo potencialmente más peligroso.

Comparte en redes sociales:

Un comentario

  1. Todos los imperios poseen red de espionaje. No visualizo la crítica. Es parte de su poderío de dominación. Todos los imperios lo han tenido, lo tienen y lo tendrán. Nada que objetar..

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos