Verso y estrella

Aunque desdeñó la gloria literaria y entregó su vida a la patria, Villena es considerado uno de los mejores poetas de su generación


Te vi de pie, desnuda y orgullosa, / y bebiendo en tus labios el aliento / quise turbar con infantil intento / tu inexorable majestad de diosa.

Así comienza un atrevido, erótico, soneto. Osado por partida doble, porque fue escrito hace un siglo. De su autor, el cubano Rubén Martínez Villena –abogado, poeta, luchador antimperialista y antimachadista–, Raúl Roa ponderaría en 1936 “su juventud arrebatada y generosa […] su sacrificio y […] abnegación […] su vida que había sido hoguera y fontana”.

Idael Núñez (a la izquierda) y Abel Elieser Cuevas opinan que los poemas y los trabajos publicados en la prensa pueden acercar a los estudiantes el legado de Rubén Martínez Villena. / TCH

Este año, el 16 de enero, se conmemoraron 90 de su fallecimiento. Por eso, el Coloquio Voces de la República, celebrado en Sancti Spíritus hace unas semanas, le dedicó su panel de apertura. Uno de los participantes, Idael Núñez (profesor de la Escuela de Arte Eduardo Abela, de San Antonio de los Baños) disertó sobre la poesía de Villena, aunque específicamente en torno a una vertiente poco conocida: las décimas.

El también instructor de literatura en la Casa de Cultura Raimundo Valenzuela es un entusiasta poeta repentista. Hoy comparte con nosotros impresiones acerca de versos surgidos en dos momentos diferentes: los primeros nacieron cuando Rubén era apenas un adolescente; los segundos en la década de los 30, durante la última etapa de su existencia.

“Los maestros y estudiantes desconocen que Villena creó décimas. No fueron numerosas, pero sí perfectas. Pasan inadvertidas al lado de sus magistrales sonetos, ensayos, la prosa política. Sin embargo, él maneja muy bien los octosílabos, la rima consonante, los puentes (son los versos quinto y sexto); los recursos literarios, como la metáfora, el símil.

“En 1917 escribió el poema Peñas arriba, compuesto por ocho décimas. Al leerlo, sentimos algo de pesimismo; mira este fragmento: Muertas las flores se ven / de la esperanza que pierdo, / y las flores del recuerdo / se van muriendo también; / sin estas flores, mi bien, / que ha marchitado la suerte, / lo cruel de mi vida advierte / al querer que ellas revivan, / pues las ansias de que vivan / me van trayendo la muerte.

“No obstante, al final esa sensación cambia. Él declara: y he de rodar al abismo / con la mirada en la cumbre. Es lo que más me gusta.

“Además, en décimas posteriores se aprecia madurez. Villena emplea la ironía y un humor negro muy fino para referirse a males de la República neocolonial: la miseria del campesinado, la precaria situación del obrero azucarero, el desempleo, los bajos salarios. Aquí vemos una muestra: Es tan terrible su mal /que ya casi es preferible /que lo muela la terrible /maquinaria del central.

“Voy a leer completa una de 1932: Solo de un modo pudiera / salirse de este pantano /estrechándonos la mano /con toda la clase obrera /y así juntos de manera de concentrar nuestra opción /de esta horrible situación /que es abismo tenebroso / sacaremos victoriosos un plan de emancipación.

“O sea, era un poeta consciente del contexto histórico, de su deber moral y social. Aunque falleció con solo 34 años, su obra es múltiple. Ejerció el magisterio en la Universidad Popular José Martí, participó en la Protesta de los 13, integró el Grupo Minorista, el Movimiento de Veteranos y Patriotas y el primer Partido Comunista de Cuba”.

Aprovecho la pausa e inquiero: ¿Cómo lograr que los estudiantes se interesen por alguien cuya juventud transcurrió hace un siglo?

“Me ha funcionado abordar la historia de Cuba a través de la décima. Quizás por mi vocación. Me he dedicado a buscar las mejores y más atractivas. Si les dices a los muchachos: ¿Les gustan el repentismo y el programa Palmas y cañas?, por lo general responden que no. Yo hago otra cosa, les dejo oír los versos y después pido su opinión. Me han respondido: “Profe, genial”. Entonces les comento que es una décima y la hizo Rubén Martínez Villena”. 

Páginas evocadoras

De un artículo incluido en BOHEMIA, a pocos días del fallecimiento de quien escribiera ¡Estas alas tan cortas y esas nubes tan altas…! / ¡Y estas alas queriendo conquistar esas nubes…!, partió Abel Elieser Cuevas, profesor de Historia en la Universidad de Oriente (Santiago de Cuba), y también asistente al coloquio espirituano, para seguirle el rastro a la manera en que esta revista ha mostrado la vida y el legado del intelectual revolucionario.

Ese texto, del 28 de enero de 1934, se titula Me quedaría con la poesía; lleva la firma de Rafael Esténger. Al respecto, especifica Cuevas: “Sintetiza su labor poética y menciona algunas de sus acciones revolucionarias”.

Fueron los poemas –“me fascinaron, por su parte humana y por el modo en que defienden el sentir de Cuba en aquel período”, confiesa el entrevistado– los que lo impulsaron a investigar sobre esta personalidad de la historia y la literatura nacional.

“Al decir de Ángel Augier, en Rubén Martínez Villena, evocación en su centenario, este es uno de los escritores más influyentes de su generación. Y en la página 56 expresa: ‘Como en el caso de José Martí, su verso, con ser tan alto, quedó a menor altura que su conducta y acción’. Con esto resalta a la figura revolucionaria y al poeta”.

Dicho trabajo no apareció en BOHEMIA en diciembre de 1999, como era de esperar, sino antes, el 8 de octubre, integrando un dossier que aludía a la jornada para conmemorar el Día de la Cultura Cubana.

Otro de los materiales consultados por Cuevas es Corrupción cuestionada (18 de marzo de 2023), del historiador y periodista Pedro Antonio García. “El autor se enfoca en la participación del joven en la Protesta de los 13. Sabemos que esa acción se debió a la compra fraudulenta del Convento de Santa Clara por el gobierno; en un primer momento los demandantes eran 15, pero luego dos de ellos no firmaron el documento acusatorio. El artículo describe al ‘muchacho rubio y delgado […] que con solo 22 años era implacable’”.

Aún queda mucho por estudiar sobre Rubén Martínez Villena, considera el profesor. “Para mí la faceta más importante, junto con la literaria, es su antimperialismo rotundo, limpio. Además, debemos profundizar en su vida familiar. Me agrada ver a las personalidades como seres de carne y hueso, quienes hicieron en su momento histórico lo que debían y, a la par, amaron, odiaron, se equivocaron, rectificaron.

“Sería bueno determinar cómo otros medios de comunicación se han referido a él. Y llevar esos trabajos a las escuelas, a las universidades; darles mayor promoción contribuirá a que los jóvenes amen nuestra historia”.

Foto. / Archivo de BOHEMIA

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