Durante unos 15 años poco más de 400 000 hijos de la tierra de Martí y Maceo pelearon como internacionalistas en ayuda de los angolanos. / Archivo de BOHEMIA
Durante unos 15 años poco más de 400 000 hijos de la tierra de Martí y Maceo pelearon como internacionalistas en ayuda de los angolanos. / Archivo de BOHEMIA

Victoria rebelde en África

La misión militar internacionalista más importante cumplida por la Revolución Cubana con nombre de esclava, no solo permitió al pueblo angolano ser libre, también contribuyó a la desaparición del régimen de apartheid en Sudáfrica y a la independencia de Namibia


En 1843, las autoridades españolas capturaron, asesinaron y descuartizaron a una esclava protagonista de un alzamiento contra el poder colonial. Se llamaba Carlota y este nombre, en homenaje a su ejemplo y heroísmo, se le puso a la misión militar internacionalista más importante cumplida por la Revolución Cubana con la cual se logró liberar a Angola, contribuir a la independencia de Namibia y a la erradicación del apartheid en Sudáfrica.

El 11 de noviembre de 1975 Angola proclamó su independencia y aello contibuyó de modo resuelto la ayuda de los combatientes de las FAR y del MININT de Cuba. / cubadebate.cu

Dirigida desde Cuba por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz durante alrededor de tres lustros, cumple precisamente este 5 de noviembre medio siglo. A principios de octubre de 1975, tropas racistas sudafricanas ocuparon por la fuerza la localidad de Cunene, en la frontera sur angolana. Por el norte, unidades militares del régimen de Zaire y bandas de mercenarios reclutadas en varios países de Europa y Estados Unidos entraron y avanzaron hacia Luanda, la capital de Angola. Apoyaron a los invasores extranjeros dos fuertes organizaciones militares títeres: la llamada Unión para la Independencia de Angola (UNITA), dirigida por Jonas Savimbi, y el autotitulado Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA), encabezado por Holden Roberto.

Estas agrupaciones, como era de suponer, estaban recibiendo millones de dólares en armas, equipos de transporte, vehículos blindados, explosivos y financiamientos de toda clase por los Estados Unidos y sus aliados europeos, con el objetivo de apoderarse de las enormes riquezas naturales de Angola, uno de los países más ricos del continente africano.

Inicio de la invasión enemiga

Unidades sudafricanas partieron el 23 de octubre de 1975 desde sus bases en la ilegalmente ocupada Namibia (entonces posesión colonial del régimen de Pretoria, a pesar de que ya había finalizado hacía tiempo el mandato otorgado por la ONU en 1945), y lanzaron una violenta ofensiva militar a gran escala contra el territorio angolano. No se trataba de una simple escaramuza: más de 100 tanques de guerra, una numerosa y moderna artillería y una cantidad apreciable de vehículos blindados se encaminaron velozmente con destino a Luanda, avanzando a unos 70 kilómetros por día, cuya misión fue la de arrasar todo lo que se le enfrentara a su paso.

Entretanto, desde la zona norte tropas regulares del régimen de Mobutu Sese Zeko, entonces el “Hombre fuerte” de la CIA en Zaire, y destacamentos de mercenarios blancos lograron situarse casi a 25 kilómetros del centro de la capital.

Tanta fuerza enemiga estaba decidida a hacer desaparecer del mapa africano a los nobles patriotas angolanos. A los ojos de la Revolución Cubana no podía el internacionalismo de la tierra de Martí y Maceo mirar hacia otro lado. Además, el 3 de noviembre de 1975, cerca de la ciudad de Benguela, los primeros instructores cubanos solicitados por los gobernantes de ese país, y sus alumnos angolanos de la escuela militar habilitada en aras de su entrenamiento, hicieron frente en desigual combate contra los racistas.

Los amigos no se abandonan

Regresamos de un salto cronológico a la época de 1965, 10 años atrás. Desde entonces el comandante Ernesto Che Guevara, cumpliendo el encargo de la dirección del Partido y el gobierno de nuestro país, en respuesta a la solicitud de los independentistas angolanos, estableció los primeros contactos con el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) y con su jefe principal, el doctor en Medicina Agustinho Neto, presidente de esa organización.

El primer comandante Raúl Díaz Argüelles, Héroe de la República de Cuba, cayó en combate en la gesta angolana: Los propios combatientes del MPLA lo califican del artífice de la victoria contra los sudafricanos. / Archivo de BOHEMIA

Durante aquella etapa algunos combatientes cubanos ayudaron al entrenamiento de un buen número de luchadores anticolonialistas. Una década más tarde, ante la invasión racista, el MPLA pidió a la Revolución Cubana apoyo militar, o sea, entrenar lo más pronto posible a los angolanos con el objetivo de estar en mejores condiciones de defenderse del invasor. Inicialmente los hermanos africanos solicitaron cierta cantidad de armas, mucho más modernas de las que habían podido reunir en sus combates contra el colonialismo portugués.

El enemigo sudafricano avanzó arrasadoramente con sofisticados equipos y armamento de todos los calibres, todo ello suministrado por Estados Unidos, fundamentalmente. Por tal motivo, el 5 de noviembre, a solicitud urgente del MPLA, el gobierno cubano decidió apoyar de manera audaz a los patriotas angolanos.

Un Batallón de Tropas Especiales del Ministerio del Interior resultó ser la primera unidad enviada rápidamente a ese amenazado territorio, separado por 12 000 kilómetros del archipiélago caribeño. La dinámica y firme respuesta significó un rotundo e inesperado freno a los invasores, quienes ya tenían impresas las invitaciones personalizada de asistencia al banquete del 11 de noviembre, día fijado para la ceremonia de cambio de poderes entre el gobierno portugués y los angolanos, en el cual tenían programado celebrar por todo lo alto el establecimiento de su neocolonia en el país africano.

A las puertas de Luanda, en Quifandongo, los intrusos sudafricanos sufrieron el más sorprendente y sonado fracaso combativo ante el arrojo y la sabiduría de nuestros internacionalistas y de los valerosos patriotas angolanos. Entretanto, las fuerzas conjuntas FAPLA-FAR rechazaron de modo aplastante a los invasores de Cabinda, el fabuloso enclave forestal y petrolero, uno de los más ricos del país y del continente.

Al no poder los sudafricanos en el sur dar ni un paso más en su diabólico empeño imperialista, el doctor Agostinho Neto pudo proclamar públicamente la independencia de Angola y devino, al mismo tiempo, primer Presidente del nuevo Estado. Como continuaba el régimen de Pretoria el envío de más tropas, nuevas fuerzas regulares cubanas partieron hacia el combate, estaban integradas por hombres y mujeres voluntarios.

Muy pronto, a pesar de la lejanía tan grande, empezaron a llegar a Angola otros recursos propios de la guerra en viejos aviones de hélice Btitannia de Cubana de Aviación, con ingeniosas adaptaciones para elevar sus capacidades originales de carga. A la vez, se multiplicaron los viajes de naves de nuestra Marina Mercante. Así actuó al principio Cuba, que más tarde pudo contar con la ayuda valiosa y fraternal de la URSS.

Al invasor no le quedó otra alternativa que retirar sus últimas unidades. Sin embargo, los sudafricanos continuaron en los años siguientes sus asedios invasores al naciente Estado. Esto obligó a Cuba a realizar un esfuerzo mayor todavía y permanecer en esa tierra alrededor de 15 años.

Hermana gemela de Girón

En el acto por el XV aniversario de la victoria de Playa Girón, en su revelador discurso acerca de la presencia de los cubanos en tierra angolana, el Comandante en Jefe expresó: “En Girón se derramó sangre africana, la de los abnegados descendientes de un pueblo que fue esclavo antes de ser obrero, y fue obrero explotado antes de ser dueño de su patria”. Y agregó: “En África, junto a la de los heroicos y nobles combatientes de Angola, se derramó también sangre cubana, la de los hijos de Martí, Maceo y Agramonte, la de los que heredaron la sangre internacionalista de Gómez y el Che Guevara, tal vez no imaginaron jamás que uno de esos pueblos que recibieron a los esclavos, enviarían a sus combatientes a luchar por la libertad de África.

“La victoria de Angola fue hermana gemela de la victoria de Girón. Angola constituye para los imperialistas yanquis un Girón africano. Gracias a ello la esvástica de los racistas de Sudáfrica no ondea hoy en el Palacio de Luanda”.

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Fuentes consultadas

La Operación Carlota, Julio García Luis, del libro La Revolución Cubana, 45 grandes momentos. Documentos localizados en el Archivo de Juventud Rebelde.

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