Con cifras contundentes y sin contrapeso real, el chavismo retiene el control político casi total
Contra todo pronóstico opositor, y pese a una campaña internacional que auguraba centros vacíos y desinterés ciudadano, el pueblo venezolano salió a votar con determinación el pasado domingo 25 de mayo, otorgando a la actual fuerza gobernante una victoria rotunda en los comicios legislativos y regionales.
El Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPPSB) obtuvo 23 de las 24 gobernaciones y más del 83 por ciento de los votos para diputados por lista nacional, consolidando su dominio territorial y parlamentario.
La participación, que alcanzó el 42.63 por ciento, según el Consejo Nacional Electoral, rebate los llamados a la abstención lanzados por sectores radicales de la oposición.
Votación masiva y legitimidad
Venezuela vivió una jornada electoral ejemplar, en la que más de seis millones de ciudadanos acudieron a las urnas para definir el rumbo de la nueva estructura de poder. Lejos de las calles vacías descritas por medios como El Mundo o Infobae, los barrios populares se llenaron de votantes que reafirmaron su compromiso con el proyecto bolivariano.
Mientras tanto, en los días previos a la elección, la Seguridad del Estado logró desarticular una operación subversiva compuesta por más de 70 mercenarios, muchos de ellos entrenados y financiados desde el extranjero.
Con apoyo de mafias internacionales y en coordinación con actores, entre los que se encuentra la empresa militar privada Academi y sectores de la derecha guyanesa, el plan incluía ataques a infraestructura crítica y embajadas, buscando sembrar el caos e impedir la votación.
Sin embargo, la reacción oportuna de las autoridades y el despliegue del Plan República garantizaron una jornada en paz y con presencia masiva de observadores internacionales.

Soberanía y poder popular
El resultado no solo consolida al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) como la fuerza hegemónica del país, sino que también introduce elementos clave; la elección de parlamentarios por la Guayana Esequiba reafirma la soberanía nacional sobre un territorio estratégico en disputa con Guyana.
No es un gesto menor. Tiene un gran peso político y ratifica la irreversibilidad de la posición venezolana sobre su integridad territorial. Hoy Caracas asume la defensa del Esequibo, tema de Estado, que une a la mayoría de los venezolanos.
Al declarar esa zona usurpada por Guayana como un estado más y elegir a sus autoridades, se plantó cara a la presión internacional y los intereses de grandes corporaciones, entre ellas, ExxonMobil, que operan en aquella nación con apoyo de Washington.
A pesar de las fuertes lluvias, decenas de personas en la región acudieron a votar. Bajo paraguas improvisados y caminando entre el barro, los ciudadanos demostraron su compromiso con la soberanía nacional. Las filas se formaron en comunidades cercanas al río Cuyuní y zonas rurales donde habitan indios waraos. Las imágenes difundidas mostraban a votantes atravesando caminos inundados, ondeando banderas venezolanas.
Para ellos, más que un proceso electoral, fue un gesto simbólico y el clima no frenó su decisión de ser parte activa en la defensa del Esequibo, y elegió por primera vez a un gobernador y ocho diputados al Consejo Legislativo. El jefe de Estado resaltó la participación de esas poblaciones y se refirió al hecho como el “nacimiento de la nueva soberanía venezolana”.
Poder del pueblo desde la base
El presidente Nicolás Maduro celebró la victoria desde la Plaza Bolívar de Caracas, señalando que con este resultado se traza una nueva etapa de poder popular, democracia participativa y rumbo soberano.
Unas horas después de los comicios, en su programa Con Maduro +, destacó que la nación bolivariana ha resistido sabotajes, bloqueos y campañas internacionales, y hoy emerge como ejemplo de una democracia que se ejerce desde las bases. “No es Maduro el que tiene más poder, sino el pueblo en la base”, enfatizó.
En este contexto, el gobierno de Cuba fue uno de los primeros en felicitar al pueblo venezolano y a su Presidente por la contundente victoria, y ponderó la firmeza con que se defendió la institucionalidad y la paz en medio de presiones externas. Al respecto, el mandatario Miguel Díaz-Canel calificó el proceso: un “triunfo de la dignidad y la soberanía” y llamó a respetar la voluntad popular expresada en las urnas.
En un continente atravesado por desigualdades y modelos represivos, la Revolución Bolivariana continúa consolidándose en una alternativa de poder inclusivo, con más de 30 elecciones celebradas en 26 años. Frente a la narrativa del caos, Venezuela responde con organización, movilización y una alta capacidad de respuesta institucional.
La firmeza del gobierno de Nicolás Maduro ante el acoso internacional, su persistencia en el diálogo y la apuesta por una nueva arquitectura democrática basada en el protagonismo comunal lo mantienen como un referente regional. En un escenario mundial convulso, Venezuela confirma su lugar de resistencia, soberanía y estabilidad política.