A punto de cumplir años, la sección Bohemia Vieja explora las distintas concepciones de diseño por las que ha transitado desde su génesis hasta la década del 80, así como la contribución de los principales ilustradores que han dejado su huella en la esencia y el legado de esta emblemática publicación
BOHEMIA está próxima a cumplir sus 116 años, un hito que marca décadas de compromiso con la reflexión y el análisis de la realidad cubana y mundial. A lo largo de su trayectoria, esta publicación ha abordado diversos campos del conocimiento y la actividad humana, desde las ciencias hasta las artes visuales, con el objetivo constante de enriquecer la cultura general y mantener un periodismo relevante en cada época.
Más allá de los elementos que han dado vida a esta icónica revista cubana, reconocida también como “la revista de la familia”, sus lectores son la verdadera razón de su existencia y en este aniversario les expresamos un cálido saludo lleno de gratitud.
En cada aniversario desde su fundación en 1908, BOHEMIA comparte crónicas de las actividades conmemorativas, junto con artículos que exploran diversos aspectos de su historia, incluyendo entrevistas a sus fundadores, el proceso de producción y distribución, e incluso las valoraciones de sus fieles coleccionistas.
Para esta ocasión especial, la sección Bohemia Vieja presenta el artículo “Caminos de la imagen”, escrito por el destacado profesor y especialista en artes visuales Juan Sánchez.
Publicado en la edición número 21 del 20 de mayo de 1988, nos ofrece un análisis detallado de las diferentes etapas del diseño por los que ha transitado esta publicación desde su génesis hasta la década de los 80 del siglo XX, explorando el uso de diversas manifestaciones artísticas como dibujos, caricaturas e historietas, así como la obra de los principales ilustradores que han contribuido a su esencia y legado.
Caminos de la imagen: ochenta años de renovación y búsquedas formales [1]
La larga existencia de BOHEMIA constituye una buena y compleja muestra de cómo ha sido preciso renovarse en cada momento necesario para permanecer durante tanto tiempo como publicación vital, amena, interesante y grávida de experiencias. A partir de que se trata de una revista eminentemente popular podemos subrayar la longevidad como un mérito. Esa historia puede ser abordada desde muy variados ángulos. A nosotros se nos antoja un campo extensísimo donde es posible estudiar la evolución y características no solo de los géneros periodísticos, sino también de distintas concepciones de diseño, aplicadas en este caso por una publicación de perfil popular.
A partir de esta última consideración y teniendo en cuenta los ocho decenios de BOHEMIA podemos establecer tres grandes períodos, muy generales, en cuanto a tendencias en sus modos de presentar los materiales periodísticos al lector.
Generalizaciones
Primera época: Durante los primeros años, a partir de 1908, se aprecia la aplicación de una línea de diseño que responde a los cánones del art nouveau —también conocido como estilo 1900, estilo Libertad, Fin de Siglo, Modernista, etc.—.Si bien es cierto que las primeras señales de este estilo fueron lanzadas a fines del XIX desde algunos países europeos (Holanda, Francia, Italia) todavía en los primeros años del XX y, particularmente en América, mantenía vigencia y adeptos entre las vanguardias artísticas.
Segunda época: Hay un período de tránsito, que podríamos ubicar en los años que preceden a la década del 20, en que las características formales del art nouveau, muy propias del contenido básicamente literario de la etapa inicial de BOHEMIA, van desapareciendo para dar paso —sin brusquedades— a nuevos aportes: los del llamado Art Déco (apócope de Decorativo) que ya muchas publicaciones estadounidenses también habían adoptado. Este tipo de diseño vivo y estallante se va a extender desde los años 20 hasta los 30. Es una etapa donde los dibujantes o ilustradores (Galindo, Falbello, García Cabrera, Carlos, Pedro Valer, Álvarez Moreno) van a dar la tónica sobresaliente.
Tercera época: De los años 40 en adelante, se convierten en predominantes las influencias del periodismo norteamericano, que ya marcaba pautas particulares en cuanto a modos de formatear periódicos, modos que se identificaban con los términos impacto, sensacionalismo, amarillismo, etc., referidos, claro está, a publicaciones populares, no elitistas ni especializadas. Es la época del desbordamiento de los cómics que en BOHEMIA, dado su perfil caribeño y criollo, son “cubanizados”. Lo que hace la dirección de la revista es estimular la Inclusión de caricatura y «tiras» de humor político, realizadas por dibujantes del patio (David, Silvio, Hernández Cárdenas (Hercar), Arroyito, etc.).
A partir del triunfo de la Revolución (1959) hasta nuestros días se produce, como es lógico, un cambio fundamental en los contenidos ideológicos de la revista que se había caracterizado por un perfil democrático-liberal. El triunfo revolucionario provocó en el seno de la publicación una apertura permanente hacia otras variantes contemporáneas del diseño, esfuerzo que se mantiene aún después de las más recientes transformaciones en materia de diseño puestas en práctica en BOHEMIA.
Algunas precisiones
Hagamos referencia, un poco más detenidamente, a aspectos de la primera época, marcada por el art nouveau y a los tiempos que siguieron. El crítico Italiano Mario Micheli señaló que aquel estilo tomó algunas características del exotismo y del simbolismo oriental y que la invención formal confiada a la línea la convirtió en una obsesión por arabescos florales que se encrespan sobre los rectángulos (en el caso del diseño gráfico) de las ilustraciones, fotos o bloques de texto. Las líneas del diseño se rompen, se encabritan, para después seguir rectas, y volver sobre sí mismas, particularmente en figuras femeninas y otros elementos decorativos, en particular, fragmentos de paisajes. Esto era muy frecuente en páginas que reproducían textos poéticos.
Tal concepción de diseño es la que predominó en el período de 1908 a 1915 —sin que los años indicados signifiquen cortes tajantes—, orientada y realizada por el primer director artístico de BOHEMIA, el pintor Rodríguez Morey. Teñidas de romanticismo tardío las ilustraciones de Rodríguez Morey encajaban coherentemente en el marco del art nouveau. En esta época comienza a destacarse como colaborador de la revista Conrado Massaguer, un bon vivant de la caricatura que después ganaría amplia fama. Sin embargo, el gran maestro de la caricatura en aquel momento fue Rafael Blanco. Las visiones de Massaguer eran risueñas, pero las de Blanco, tremendamente ácidas y logradas con una terrible economía de líneas. El barcelonés Luis Bagaría pasó una corta temporada en La Habana y dio pruebas en BOHEMIA de su ingenio tan “hermosamente sangriento» como el de Blanco.
En 1913, debido a la prosperidad económica alcanzada por el semanario, los dueños la mudaron para un edificio más adecuado en la calle Trocadero, donde permaneció hasta 1956 (en que se trasladó al inmueble que todavía ocupa en la esquina de San Pedro y Avenida Independencia). La instalación en la nueva casa y la modernización de la Imprenta permitieron no solo aumentar los espacios dedicados a la información nacional y extranjera, sino también incrementar aspectos gráficos y utilizar con más audacia el color como elemento del diseño. Bueno es señalar que ya por esta época, internacionalmente, el art nouveau se debilitaba como estilo total al no poder resolver el problema de la relación entre las formas bellas y la producción masiva de la industria que, en busca de ganancias, introducía los avances de la ciencia y de la técnica sin hacerse esperar. Esa contradicción, en realidad, pretendió resolverla el movimiento de diseño desarrollado por el Bauhaus, aunque el que conquistaría el laurel de una victoria más generalizada fue el Art Déco que irrumpió arrollador como estilo total en los años 20 de nuestro siglo. (Se llaman «estilos totales» —el último fue precisamente el Art Déco— porque influyeron no solo en el diseño gráfico, sino también en la pintura, en la escultura, en la industria, en la arquitectura, etc. etc., es decir, en todo el ámbito estético-utilitario del ser humano.)
El Art Déco fue presentado por primera vez al mundo, en todas sus proyecciones en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas, organizada en París, en 1925. Su contenido formal adoptó también características de estilos anteriores, tanto de la antigüedad como del propio siglo XX, entre ellos, el cubismo, futurismo, el funcionalismo del Bauhaus, incluyendo el sentido estructural de monumentos típicos de las culturas primitivas americanas, principalmente en México y Estados Unidos. Sus concepciones lineales están determinadas por el ángulo recto, o escuadra, en combinación muy dinámica, nada simétrica, con círculos y arcos.
Si analizamos las páginas de BOHEMIA a partir de los años 20 apreciaremos como constantes típicas en el diseño la presentación escalonada de las fotos —lo que ópticamente subrayaba los ángulos rectos de las esquinas—, en una disposición muy desenvuelta alrededor de textos combinados con tipografías «dibujadas” que siempre dramatizaban los vértices y las redondeces de algunas letras.
El logotipo de la revista, tan familiar a los lectores de la publicación se impuso en los años 40, cuando algunas consideraciones científicas en el campo de la propaganda exigían la presentación de una imagen, siempre la misma, para identificar marcas de productos textiles, de alimentos, etc., regla que no excluía, claro está, los nombres de periódicos. Hasta ese momento BOHEMIA no había observado tal principio y su logotipo aparecía en la portada indistintamente “parado” con tipos de imprenta, o dibujado en forma de óvalo, o con letras engarzadas semejando una cadena. En fin, nada estable.
Sin embargo, ya en el pórtico de los años 30 la revista había Introducido reformas atribuidas coyunturalmente a dos factores: la adquisición de maquinarias en Estados Unidos, y el constante propósito de renovación “que ha salvado siempre a nuestra revista del estancamiento y la rutina”.
Desde los años 60, a raíz del triunfo revolucionario, hasta nuestros días, el semanario ha vivido, y vive, dialécticamente, en medio de una constante búsqueda formal que se atempere cada vez más con las normas del diseño contemporáneo, con el propósito de poder presentar con dignidad profesional la multifacética imagen del pueblo constructor del socialismo. En ese camino ha tenido lugar un “renacimiento” del interés por concebir textos más breves y redactados con lenguaje directo y bello a la vez —el periodismo es también un género literario—, junto con la ilustración y la caricatura. No olvidamos a Gracián: lo bello, si breve, dos veces bueno.
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pdf-este[1] Publicado en BOHEMIA, edición 21; 20 de mayo de 1988, pp. 34-39, sección La gente, la vida, las cosas…