Valoraciones sobre percepciones y estéticas creativas audiovisuales en provecho de guionistas, realizadores y públicos
“Era tan feliz aquel personaje: nunca lo olvidé. Compartí su alegría sin saber los motivos; tal vez mi solidaridad se debió al deseo de ser como él sin reparar en conflictos propios lejanos a sus circunstancias. Lo rodeaban luces y sombras; pero la visualidad de la puesta me iluminó el espíritu”. Así reflexionó hace varios años una estudiante en la Facultad de Comunicación al rememorar sobre vidas ficcionales que la impresionaron.
En el siglo XXI quienes crean historias cinematográficas y audiovisuales deben tener la percepción alerta ante el panorama instaurado en la era de internet; esta genera transformaciones condicionadas por el uso y la disposición de los nuevos medios que pasan a ser colaborativos. Las relaciones humanas son mediadas por procesos de interacción y no ocurren en los dispositivos electrónicos, sino en la mente del consumidor. La actitud, el disfrute o el rechazo ante determinadas narraciones dependen de la apreciación personal. Dan lugar a múltiples interpretaciones; pues modificar, reconfigurar y adaptar el relato a lo propio abre vías a lo impredecible muchas veces.

Suele creerse que para vivir intensamente realidades-otras en la televisión, el cine, el teatro los públicos necesitan sugestión, dramatismo, sutilezas, belleza. Al parecer, las estrategias de creatividad ficcional demandan múltiples variaciones. ¿Por qué no pensar en otro elemento desafiante en la cadena de urgencias? La novedad, por ejemplo. ¿Quiere decir dar rienda suelta a la imaginación o “experimentar” a ultranza obviando elementos fundamentales? De ningún modo, ante todo es preciso comunicar. En esencia, se trata de expresar lo dicho, lo conocido o lo desconocido con nuevas significaciones. Por eso es fundamental crear desde el arte. Activando el ojo interior, el alma, la inteligencia, la conciencia. Pero hay que mostrarlo. Lo advirtió André Breton: “La necesidad de fijar las imágenes visuales, ya sea que estas imágenes preexistan o no a su fijación, se ha exteriorizado desde tiempos inmemoriales y ha desembocado en la formación de un verdadero lenguaje”.
Generaciones han sido y son adictas a la cultura de la imagen. Cada artista comunica lo que piensa y cómo lo piensa. Hace varios años, la pintora Ileana Mulet mostró a BOHEMIA el paisaje desde una visualidad propia. Cada etapa y cada inspiración sugieren ideas y formas de concretar lo pensado.
Desde las pantallas mediáticas guionistas, realizadores y equipos creativos proponen caminos en los universos contemporáneos del arte y de la comunicación. A veces, lo que parece agotado, sorprende. Puede ocurrir ante la serie estadounidense Pulso (Multivisión, Lunes, Miércoles y Viernes, 9:30 p.m.). En ella, mujeres, en su mayoría, han diseñado conflictos y circunstancias que trascienden la conmoción fuerte en sí misma de lo vivencial en una sala de urgencias médicas. El colectivo técnico y artístico vive escénicamente el sentido de lo verosímil. Tanto es así que ofrece respuestas a una posible duda dormida en el subconsciente: ¿por qué murió mi ser amado? Y allí, en una sala de emergencias ficticia nos sorprende la respuesta. Esa credibilidad está dada por la complicidad dramatúrgica al concebir bocadillos, imágenes y visualidades implicados en un hilo narrativo con jerarquías de instancias.
Pensemos, el gozo de narrar tiene que ser compartido por todos los creativos implicados en el relato. Este precepto debe liderar en el eje de las ficciones escritas, producidas y realizadas en Cuba donde espectadores diferentes ansían apreciar emociones, el impacto de lo cotidiano, el reconocimiento de valores positivos sin didactismo y los activos estados de conciencia en perenne devenir. Pensarnos en profundidad con propósitos edificantes y de incentivo perenne.
Tanto la dirección de fotografía como las músicas, las direcciones de arte y actoral; todas las especialidades responden a conceptos estéticos en escenas, personajes y dramaturgias de las puestas. Hay que ser creativos desde el surgimiento de la idea para contar historias en la serie o la telenovela. Suceden avatares y mutaciones; mas, las pluralidades conceptuales y estéticas no pueden faltar en la pantalla.
Próximamente llegará la temporada veraniega del proyecto Una calle, mil caminos al Canal Cubavisión. ¿Disfrutaremos otras maneras de crear y producir arte audiovisual a la Televisión? Después se proyectarán en el cine; esta decisión beneficia la visibilidad en la pantalla grande, pues el asunto responde a las riquezas de lenguajes que necesitamos ver e interpretar.
La urgencia de la palabra y de las imágenes ofrecen revelaciones inesperadas o llaves para abrir espacios y comprenderlos en provecho de las esencias del ser humano.
Pensémoslo.