El 29 de abril de 2025, el buque escuela Simón Bolívar trajo el mensaje de paz y unidad entre Cuba y Venezuela.
El 29 de abril de 2025, el buque escuela Simón Bolívar trajo el mensaje de paz y unidad entre Cuba y Venezuela.

Crónica junto al mar

Conocido como el Embajador sin Fronteras, el buque escuela de Venezuela Simón Bolívar dejó caer anclas en el puerto de La Habana para alegría nuestra

Fotos. / María Victoria Valdés Rodda


El mar me hala. Al saber sobre su arribo, estuve cavilando sobre cuál sería el momento y el día ideales. Pude haberlo contemplado recostado en la noche o con las tenues y coloridas luces del atardecer, pero escogí la alegría del sol para acompañar mi primera experiencia en un buque escuela, en este caso de la República Bolivariana de Venezuela.

De niña estuve en un mercante cubano –surto en el puerto vietnamita de Hai Phong– y atesoro memorias de las peripecias de su tripulación en altamar y contra las minas, afanados en ofrecer solidaridad. Ahí empezó mi pasión marinera, renovada en el espejo de azules, y por el romántico antojo de que “en cada puerto, un amor”.

El cadete Willi fue un excelente anfitrión.

Se acercó enseguida el cadete Willi, de unos veintitantos años cortos, obsequiando con una amplia sonrisa, y declaró: ¡Bienvenida a bordo; permítame ser su guía! Se le veía orondo en su “casa”. Opté por la discreción, algo difícil de llevar, pues soy “la mar” de preguntona…

Explicó sobre los velámenes, unos 23, los cuales hasta tienen nombre. Sobre las características principales: eslora máxima, 82.42 metros; calado, 4.60 metros. Habló de la altura de los mástiles; el palo mayor mide 38.6 metros. Llevan 410 043 millas náuticas navegadas (2024), y 36 las naciones visitadas (2024).

Con amabilidad permanente relató sobre la participación en diversos eventos internacionales, y de las muchas actividades realizadas por todos en cubierta; incluso juegan fútbol y bailan, acorde con el ánimo juvenil de unos 190 cadetes, de ellos cerca de 30 muchachas. Willi me alfabetizó: estábamos en un “velero tipo bergantín, con dos palos cruzados y el tercero sin cruzar”.

Adoptó aires un tanto marciales al indicarme el propósito de la misión: “Ser plataforma de instrucción para las artes marineras en el proceso de formación del personal de cadetes de la Academia Militar de la Armada Bolivariana, tripulantes de la Armada Bolivariana y brazo diplomático de la República Bolivariana de Venezuela en la mar.” También manifestó contentura por la visita a la Academia Naval de Cuba, y a varios sitios de interés en la capital.

Nos mezclamos con el resto de los visitantes, en su mayoría familias completas sin duda atraídas por el singular recorrido. Este tipo de vivencias debería darse más seguido, y bajo la hospitalidad de otras banderas, si los Estados Unidos, por ejemplo, no hubieran prohibido los viajes turísticos de cruceros a Cuba. A pesar de esa zancadilla a una civilizada vecindad, contamos con muchos amigos y simpatizantes, dispuestos a fondear en las aguas de nuestro Caribe, tan abierto a los abrazos.

Intenté ser una más, echar a un lado el periodismo; empero, al final la curiosidad profesional habló más fuerte y terminé dejándole al capitán, de cortesía, mi tarjeta de presentación, como muestra de cariño por el apoyo hacia mi pueblo. Willi y yo nos despedimos con un beso en la mejilla, y votos de éxitos para él y los suyos.

Luego en tierra traté de ubicarme y hallar infructuosamente una Sala de Conciertos; caminé a la deriva las calles del centro histórico de la ciudad; distante del puerto, de las velas plegadas, de probables sueños aventureros. Aunque sé que el sutil olor a salitre marcará siempre nuestras coordenadas. De brújula, los buenos amigos.

La familia habanera tuvo un muy lindo regalo.

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3 comentarios

  1. tenía intencion de visitar la fragata venezolana pero por descuido, falta d e organización personal, olvido u otra circunstancia no fui. Maria Victoria es fan al mar, todo lo cual la inspiró pata despejarse de su condición de reportera y disfrutar de una embarcación surta en el mar. No pudo contenerse y nos dejó una breve referencia de la fragata y sus marinos. algo aprendimos de las características de la embarcación y sus tripulantes, cosa que agradecemos y en cierta medida compensa nuestra ausencia. Gracias a Maria Victoria podemos disponer de un sencillo y sintetizado reporte. La felicitamos de corazón. Estoy seguro que la cercanía con el mar.tambien la inspiró

  2. Preciosa tu crónica, María Victoria, Lindas fotos. Ahora me parece que también conocí al joven Willi, me enteré de edos datos tan interesantes, disfrté el siempre agradable aroma del salitre costero y visité contigo esa embaja de amistad, digna representación de la gran Patria bolivariana. Gracias.

  3. Es tradicional la visita de barcos escuela de diversas nacionalidades pero la de la República bolivariana de Venezuela tiene especial connotación porque hermanados
    en la misma trinchera antiimperialistas supera la misión diplomática en función de fortalecer vínculo fraternal de nuestros avezados, valientes y fieles marinos

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