De los amigos de la Isla que estuvieron con los trabajadores y el pueblo este 1° de mayo, una colombiana y un palestino ofrecieron declaraciones a BOHEMIA acerca de la marcha por la Plaza de la Revolución
Fotos. / Yasset Llerena

Murid Adukhter ya está “aplatanao”. Es de los becarios de la hermana Palestina, hace casi ocho años vino a Cuba a estudiar Medicina. Ya cursa el sexto año, y piensa graduarse en dos meses. Desde los tiempos de la preparatoria ha participado en los desfiles y marchas realizados. “Los dos años previos a este los actos no se realizaron aquí, sino en la Tribuna Antimperialista. Ahora volvemos acá, y es grandioso”.
Comentó que, como siempre, se expresó el apoyo total a la causa de su país, y él agradece las palabras de Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), cuando expresó que Cuba ratifica su más absoluto rechazo a la genocida guerra del gobierno israelí contra sus hermanos.
“Gracias a Cuba y su Revolución por estar siempre para nosotros. Gracias por la beca de Medicina. Gracias. Y aseguro que esta, mi segunda patria, siempre podrá contar con nuestra solidaridad”.
Aquella bandera que portaba Lety

La colombiana Lety Muñoz –de Bogotá– estaba entre los amigos solidarios que vinieron a La Habana para celebrar, como lo hacemos solo los cubanos, el Día de los Trabajadores. Estaba muy emocionada por la grandiosa manifestación de apoyo a la Revolución. “He llorado, dijo, apreciando el multitudinario acto”.
Habló acerca de las organizaciones de la sociedad cubana como experiencia significativa, y volvió a mencionar el desfile, que calificó de grandioso. Mientras conversaba, mantenía delante de ella un estandarte con la frase “Feministas Antifascistas”. Al indagar sobre el significado, supe que se trata del símbolo de un proyecto social comunitario que, a partir del fútbol, integra a las mujeres a la lucha contra el machismo y todas las formas de discriminación.
Sus objetivos se cumplen en estrecho vínculo con la práctica de ese deporte. En 20 años de experiencia se ha ido reivindicando –con las limitaciones propias de una sociedad patriarcal– el actuar de las mujeres jóvenes, que siempre habían sido víctimas de prácticas sexistas, machistas y patriarcales.
Ese estandarte que trajo Lety desde Bogotá y ondeó al viento, justo en la base al Monumento a José Martí, es el símbolo de otra batalla encaminada al empoderamiento de la mujer, que en Colombia y muchos otros escenarios, es motivo de reclamos el Día del Proletariado Mundial.