Sin chistar siguió a Fidel en la lucha revolucionaria, llegando a ser el segundo jefe de la Columna invasora número 8 Ciro Redondo del Ejército Rebelde: Ramiro Valdés Menéndez. Singular encuentro con la infancia habanera
Los héroes en Cuba no ocupan el rincón semipolvoriento del recuerdo de una inmensa historia nacional que nos trasciende, porque en nuestro país los héroes (ellos) cargan sacos de arroz bajo el sol, se fajan duro en el surco, padecen alergia por el polvo de la tiza en la pizarra, suelen llegar tarde a casa porque se les complicó la entrega de guardia del hospital.

Son los héroes cotidianos de un socialismo a la criolla, que tiene algo de teoría y mucho de voluntad, porque aquí vamos cuesta arriba de una “vecindad” que nos desea mal y desde hace más de 60 años nos pone zancadillas.
Como somos héroes no nos rendimos: tomamos prestado el valor de otros venerables, título ganado por cómo asumieron, junto al Comandante en Jefe, la epopeya de consumar toda la independencia para la Patria. Y justo de ese tipo de héroes es que Bohemia habla. Nos referimos a aquellos que estudiaron a fondo a Martí, a Mella, a Maceo, a Guiteras y, entonces, a partir de sus ideas granearon el fuego del fusil. De esa distinción es el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, quien a sus 92 años, en el mediodía del 10 de julio de 2024, conversó casi confidencialmente con un grupo de niñas y niños reunidos en el Centro Fidel Castro, de La Habana. (1)
Sorprende un poco su ternura, pues se le conoce por la rectitud y las órdenes pertinentes de toda la vida. Sin embargo, Ramiro sabe que la empatía es el mejor vehículo para transmitir las tradiciones patrióticas. Así, con lenguaje coloquial, recordó sus antecedentes de familia pobre, allá en su Artemisa natal, específicamente en el barrio La Matilde. No hubo casualidad en que fueran artemiseños el amplio número de asaltantes al cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, y al Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo. Y sí, estamos próximos a un nuevo aniversario del inolvidable 26 de julio de 1953.
Fue una excelente iniciativa invitar a Ramiro para contar a niñas y niños cantidad de anécdotas, todas importantes, pero quiere esta periodista hacerse eco de una muy particular, donde narra cómo Fidel dio instrucciones exactas para organizar, en total discreción, células clandestinas, ellas conformarían la acción armada contra los soldados de Fulgencio Batista. También evocó el momento en que integró el grupo acompañante de Fidel por la Posta 3 del Moncada y, al resultar herido en un pie, debió acatar la orden de retirada a la granjita Siboney. La acción fue sofocada, aunque devino el “motor chiquito, del gran motor de la Revolución”, como nos explicara siempre Fidel. Gracias al sabor de la estrategia revolucionaria, convertimos los reveses en logros. Ramiro está para probarlo.


Tras el 26 de julio de 1953, vino el yate Granma, en cuya tripulación estuvo, en 1956, este Comandante que ahora les habla bajito y pausado a los niños habaneros. Por él aprendieron que el líder de la Revolución Cubana insistía en que “la victoria radica en tres elementos: resistir, resistir y resistir, cualesquiera sean las circunstancias”. Arropado en esta convicción, hecho lema popular, Ramiro aseguró, frente a tan singular auditorio, que aun en las condiciones que impone la guerra generalizada de los gobiernos de los Estado Unidos contra el país, el pueblo trabajador siempre ha salido victorioso por la seguridad y garantía de la Revolución Cubana. Por supuesto; estamos llenos de Héroes. Ramiro Valdés Menéndez es uno de los más respetados y queridos.
Estos niños no lo olvidarán; será desde ya, al lado de los de fantasía, uno de sus Grandes Héroes.
3 comentarios
Ramiro es de los últimos
comandante activos de la Sierra, todavía vinculado a la ciencia y la tecnología, con historia paradigmática en el MININT representa ejemplo de fidelidad y constancia
del pueblo revolucionario
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Preciosas las imágenes y las palabras, que siento como poesía. Los niños siempre inspiran. Y nuestro Ramiro es una leyenda viva. Tal vez entre todos sus inmensos méritos destaque la excepcionalidad de su modestia. Es un verdadero privilegio acercarse y percibir esa ternura natural de quien quedó retratado en la idea suprema de su jefe y ejemplo permanente de pensamiento y conducta, el Che, cuando definió que un verdadero revolucionario estará siempre inspirado en profundos sentimientos de amor. Gracias a María Victoria, Jorge Luis y Bohemia por este lindo regalo.