De la rudeza a la moda

La mezclilla ha recorrido un largo camino desde sus primeros usos, siendo principalmente para ropa de trabajo, hoy protagoniza disímiles estilos y cortes, adaptados a todas las temporadas


Pudiera apostar y ganar a que en algún momento de tu vida has visto o usado alguna prenda de mezclilla. Sí, esos cómodos y modernos pantalones tan oportunos para cualquier ocasión.

¿Te has preguntado desde cuándo existen y si siempre fueron tan desenfadados, llenos de rasgados, colores, adornos y diferentes cortes? Hoy te hablamos un poco sobre esta tela, su historia y cómo es en la actualidad.

Ropa para obreros

Varias fuentes localizan sus orígenes en el siglo XVII, en la ciudad de Nimes, Francia, de donde deriva su nombre “de Nimes”, que eventualmente se abreviaría a “denim”. Tela robusta y duradera; rápidamente ganó popularidad debido a su capacidad para soportar el desgaste, convirtiéndose en la elección preferida para prendas de trabajo entre los mineros, granjeros y obreros.

A mediados del siglo XIX, la mezclilla cruzó el Atlántico y se estableció en los Estados Unidos, donde se convirtió en un elemento esencial en la ropa de trabajo. La fiebre del oro en California en la década de 1850 impulsó aún más su popularidad. Fue en este contexto que Levi Strauss, un comerciante alemán, se asoció con el sastre Jacob Davis para crear los primeros jeans de mezclilla con remaches de cobre, diseñados para mejorar la durabilidad en los puntos de mayor tensión. Así nacieron los icónicos Levi’s 501 en 1873, marcando el inicio de una era dorada para este tejido.

Rebeldía, equidad… pantalones y el siglo XX

Durante décadas los jeans de mezclilla se mantuvieron como una prenda esencialmente funcional. Sin embargo, su imagen comenzó a cambiar en la década de 1950 cuando las estrellas de cine de Hollywood, como James Dean y Marlon Brando, adoptaron los jeans como símbolo de rebeldía juvenil en películas como “Rebelde sin causa” y “El salvaje”. Esta asociación con la cultura juvenil y la rebeldía contribuyó a la popularidad masiva de estos entre adolescentes, convirtiéndolos en una prenda de moda esencial.

Los años sesenta cambiaron la percepción de su uso; fue adoptada como un símbolo de igualdad y resistencia contra las normas sociales. Los jeans se convirtieron entonces en una prenda unisex, utilizada por hombres como por mujeres en los movimientos de derechos civiles y feministas. Este período también marcó el inicio de las experimentaciones con diferentes estilos y cortes, desde los acampanados hasta los ajustados, reflejando la diversidad cultural.

En las décadas siguientes, continuó evolucionando. Los años 70 y 80 vieron el auge de los jeans desgastados, lavados con ácido y decorados, evidenciando la influencia de la música rock y punk. Diseñadores de alta costura como Calvin Klein y Gloria Vanderbilt elevaron la prenda al estatus de “lujo”. Esta transformación cimentó la mezclilla no solo como una prenda de trabajo, sino que la convirtió en un ícono de estilo.

El auge de la globalización en los años 90 y 2000 llevó su empleo a un nuevo nivel de popularidad, con marcas como Diesel, True Religion y 7 For All Mankind, que ofrecieron jeans premium a un mercado mundial. La mezclilla comenzó a incorporarse en una variedad de vestimentas, incluyendo chaquetas, faldas y camisas, expandiendo su presencia en la moda actual. Además, la tecnología textil permitió la creación de la elástica, ofreciendo una mayor comodidad y adaptabilidad a las tendencias modísticas.

En la última década esta industria ha enfrentado el reto de la sostenibilidad. La producción tradicional de mezclilla es intensiva en recursos, utilizando grandes cantidades de agua y productos químicos. En respuesta, muchas marcas han adoptado prácticas más sostenibles, como el uso de algodón orgánico, tintes naturales y procesos de producción que reducen el empleo de agua.

¿Jeans en Cuba?

Desde los años ochenta del pasado siglo, cuando el acceso a ropa importada era limitado, la mezclilla en Cuba se ha usado tanto en prendas tradicionales como en diseños modernos, reflejando la mezcla de influencias culturales de la Isla.

Es una prenda distintiva, apreciada por su durabilidad y versatilidad. En diversos espacios de venta es común encontrar piezas de este tipo personalizadas, lo que demuestra la capacidad de los cubanos para reinventar el material clásico.

Algo curioso es el empleo del término “Pitusa” para referirse a esos pantalones. Según la Asociación de Academias de la Lengua Española el vocablo es un americanismo y se define como “pantalón hecho de una tela resistente de algodón, de color azul, usado originalmente por vaqueros y mineros norteamericanos”. El surgimiento al parecer, como con otros productos, proviene de una marca muy popular de ese tipo de ropa.

Varios siglos después

Siendo una tela versátil y atemporal, adaptándose continuamente a las tendencias y demandas del mercado -desde los jeans clásicos de cintura alta hasta las chaquetas oversize, mantiene su relevancia en el día a día.

Las colaboraciones entre diseñadores y marcas han dado lugar a colecciones innovadoras que combinan estilo y funcionalidad. Sin dudas es una opción perfecta sobre todo para nuestra cultura, economía y clima.

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