Mientras se realizan los preparativos para inaugurar la venidera Serie Nacional, prevista para arrancar el 23 de enero de 2022, vale la pena recordar todo lo que en materia de beisbol aconteció para los cubanos en el año que concluye.
A pesar de que el plantel de las cuatro letras no logró el boleto olímpico y quedó fuera de Tokio 2020, este fue un curso importante para nuestro pasatiempo nacional, con noticias de todos los colores y momentos agradables, así como otros muy duros.
Varias figuras que hicieron historia en nuestra pelota perdieron la vida en estos 12 meses. Dos de ellas de funcionarios que en ese momento ocupaban cargos importantes relacionados con el beisbol. Las muertes por complicaciones derivadas de la covid-19 el 27 de abril de Ernesto Reinoso, reconocido por su gran labor como comisionado nacional, y tan solo unos días después, el 13 de mayo, de Higinio Vélez, un histórico de nuestro beisbol, quien desde junio de 2008 se desempeñaba como presidente de la Federación Cubana de este deporte, constituyeron dos pérdidas sensibles.
El desarrollo y la conclusión de la exitosa Serie Nacional 60 fue una muestra del buen trabajo realizado por estos directivos. Con el título de los Alazanes de Granma, campeones por tercera vez en los últimos cinco años, se cerró una campaña que parecía por momentos imposible. Sin embargo, ¡se jugó pelota!
Fue en buena medida gracias a la inventiva de los encargados de la gestión organizativa, quienes tuvieron que zigzaguear los picos de la pandemia en las diferentes provincias del país, que disfrutamos de nuestro pasatiempo nacional. Al mismo tiempo, fuimos testigos de los desplazamientos y las postergaciones de varios choques, tanto de la fase regular como en la postemporada.
Por cierto, los play off se realizaron por primera ocasión en modo burbuja, con choques pactados en sedes neutrales y sin público en los graderíos, intentando garantizar la salud de los involucrados.
La nueva normalidad augura una Serie Nacional 61 con menos trabas desde el punto de vista organizativo, pero no deja de ser otro reto para los entes reguladores, pues será un torneo similar en cuanto a la estructura presentada en la campaña precedente.
El equipo de las cuatro letras
La acción allende nuestras fronteras tampoco se detuvo en el año que casi finaliza. Dos descalabros como la ya mencionada y muy desesperanzadora no clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, una lid que nos reconoce como los más ganadores en la disciplina (tres títulos); así como la impensada derrota en la final de la III Copa del Caribe con sede en Curazao ante los anfitriones, en un evento al que asistíamos con un plantel muy superior al resto de los involucrados, generaron un sinfín de comentarios y preocupaciones.
Por fortuna, el último trimestre del año cambió los aires para el beisbol cubano, declarado Patrimonio Cultural de la Nación, tras un simbólico acto que tuvo lugar en el Palmar de Junco el 19 de octubre, donde se ratificó a nuestra pelota como una de las manifestaciones más trascendentales y perdurables de la cultura cubana, una realidad respaldada en más de un siglo y medio de historia.
Unos días antes de la significativa declaratoria, tuvo lugar la designación de Juan Reinaldo Pérez Pardo como nuevo comisionado nacional, un cargo infaltable para afrontar lo que seguía de inmediato en materia beisbolera.
De 49 años de edad, licenciado en Cultura Física y Deporte, máster en ciencias de la Educación Superior y Doctor en Ciencias de la Cultura Física, Pérez Pardo es especialista en beisbol, a lo que suma una amplia experiencia en los ámbitos docente, científico y de dirección. Antes había sido metodólogo y comisionado nacional de softbol, cargo al que fue promovido en 2016. Vino a sustituir a Ernesto Reinoso, quien dejó la varilla muy alta. Sin dudas la misión es complicada, pero en este corto período de tiempo ya se han recogido frutos.
Nos referimos a las decorosas actuaciones de dos equipos Cuba compuestos por figuras jóvenes: cuarto lugar en el Mundial sub-23 desarrollado en México (23 de septiembre al 2 de octubre), donde a pesar de la deserción de 12 jugadores llegaron a discutir la presea bronceada; y el regreso al podio tras medalla de bronce alcanzada en los I Juegos Panamericanos Junior Cali-Valle 2021 (25 de noviembre al 5 de diciembre).
Grandes Ligas
Y si a talento de peloteros cubanos nos referimos, no podemos pasar por alto en un resumen anual el protagonismo de los nacidos en esta Isla en la final de las Grandes Ligas del beisbol estadounidense.
Jorge Soler fue reconocido como el Jugador Más Valioso (MVP, por sus siglas en inglés) de la Serie Mundial 2021, tras la blanqueada sobre los Astros de Houston en el Juego 6 y definitivo, donde el bateador designado cubano vistiendo los colores de los Bravos de Atlanta (equipo campeón) con un cuadrangular de tres carreras abrió el marcador y el camino de la victoria. Además, con ese tercer bambinazo el toletero, oriundo de La Habana, pasó a compartir el liderato de jonrones de todos los tiempos entre latinoamericanos en una Serie Mundial.
En total, cinco nacidos en la mayor de las Antillas vieron la acción la pasada temporada durante los clásicos de octubre en la Gran Carpa: el espirituano Yulieski Gurriel y el tunero Yordan Álvarez fueron titulares en la novena de los Astros de Houston, equipo donde también milita el villaclareño Aledmys Díaz. Al mismo tiempo, el matancero Guillermo Heredia partió desde el banquillo con los campeones, en la escuadra que tuvo como máximo protagonista madero en mano a Jorge Soler.
De esta manera se superó la marca registrada en 1965, cuando se coronaron los Dodgers de Los Ángeles al derrotar a los Mellizos de Minnesota, y en la nómina de estos últimos aparecían los nombres de cuatro cubanos: Zoilo Versalles, Tony Oliva, Camilo y Sandy Valdespino.
Y pudieran haber más cubanos brillando a ese nivel, si no se hubiera roto antes de ponerse en práctica –durante la penosa era de Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos– el acuerdo entre la Federación Cubana de este deporte y las Grandes Ligas, el cual detendría el éxodo de peloteros de la Isla de manera insegura, además de que garantizaría el progreso de estos en lides de mayor envergadura.
Sí, lo ocurrido reafirma que tenemos el talento, lo que falta es pulirlo y crear las vías para que puedan incursionar en las mejores ligas, sin que ello constituya un riesgo, incluso para la vida.
Futuro
Sin dudas este ha sido un año productivo, con altas y bajas, pero la fortuna nos sonrió al cierre. Esperemos que 2022 siga inclinando la balanza de manera favorable, los aficionados y la historia de nuestro beisbol así lo precisan.
En materia interna quedan tareas pendientes. Urge librar la pelota cubana de antiguas teorías y adentrarla de una vez en la mecánica del beisbol moderno, para elevar su nivel, y así de paso embellecer el espectáculo, llegar al corazón de los más jóvenes, que representan, en definitiva, el sustento del mañana. Y, por supuesto, todo ello traerá la recuperación de buenos resultados.
Trabajar para fortalecer la base, mejorar las condiciones de las instalaciones deportivas y ocuparnos mejor de las leyendas de nuestro deporte nacional, también derivarán en oportuno legado, pues el prestigioso renombre con el cual bautizamos al deporte de las bolas y los strikes en el recinto matancero donde primero se jugó pelota en Cuba: Patrimonio Cultural de la Nación, debe significar amor, compromiso y pasión.
Y ello involucra tanto a los protagonistas en el terreno, como al pueblo y a sus entidades reguladoras. Confiemos en que le espera un futuro prometedor a la pelota. Hoy más que nunca, pertenece a todos los cubanos.