El pitcheo no contó con apoyo de la ofensiva. / Roberto Morejón
El pitcheo no contó con apoyo de la ofensiva. / Roberto Morejón

El abismo

Otro descalabro de un equipo Cuba en la escena internacional: El Premier 12


El presente de nuestro béisbol no hace gala a su inmensa historia, esa que le bastó para ser declarado Patrimonio Cultural de la Nación, aún y cuando se sumía ya en la actual crisis, por el año 2021.

Otro descalabro en la escena internacional, el Premier 12, trajo de vuelta los mismos demonios que por estos tiempos han inquietado a quienes amamos a nuestro deporte nacional.

El disco rayado volvió a repetirse: la crisis económica, el flujo migratorio, la falta de un acuerdo con las Grandes Ligas, la escasez de recursos, los campeonatos incompletos, postergados o inexistentes.

¿Realidades? Claro que sí. Son factores que influyen en el deterioro del béisbol cubano, si bien funcionan a veces como meros escudos de hierro. Se usan como defensa cuando las cosas salen mal. O sea, en los últimos años, casi siempre.

Sucede que, más allá de esos muchos problemas, se obvia la posibilidad de hacer otras cosas, cuando se puede, de la manera correcta.

En un trabajo previo titulado «Aterrizar, evolucionar, estudiar» comenté mis vivencias personales en Nassau, capital de las Bahamas, durante la cobertura de la VI Copa del Caribe, evento en el cual otro elenco cubano, mucho más joven, alcanzó la medalla de bronce.

Allí vi de cerca como los muchachos enfrentaron una serie de problemas que los demás equipos no tuvieron. Luego comprendí que las Bahamas fue una aventura de color azul turquesa, como el mar que las rodea, comparado con lo que vino después.

Lo mostrado por Cuba en el Premier 12 quedó bastante por debajo de lo imaginado. Aunque verdaderamente no eran favoritos, se presagiaba un mejor béisbol, sobre todo porque la preparación fue envidiable, tras un mes de gira por Asia antes de la competencia. En cambio, registramos la peor actuación en esas lides, luego de tres ediciones.

Los hechos

Cuba solo ganó un partido, ante Australia, con pizarra de 4-3, en la tercera fecha de la primera fase.

En el grupo B, que tuvo por sede a Taipei de China, caímos frente a República Dominicana 6-1, Corea del Sur 8-4, Japón 7-6 y los anfitriones 2-0. Números que nos dejaron fuera de la Súper Ronda.

Yadir Drake fue el mejor por Cuba. / Roberto Morejón

Lo peor

En mi opinión, lo peor de Cuba fue no mover el banco después del partido uno y salir a la segunda presentación con la alineación intacta, después de haber dejado a 10 hombres en circulación, con la llamada tanda de arriba improductiva. Y peor aún, seguir apostando por varias de esas mismas figuras, como si disfrutáramos de la terquedad, con sumo placer al equivocarnos.

Un caso me llamó poderosamente la atención, pese a que no fue el único señalado: Ariel Martínez se mantuvo inamovible como inicialista y quinto bate. Estas fueron sus cifras en orden cronológico por partidos: 3-0 y un pelotazo; 4-1 y un boleto; 4-0 más un ponche y una conexión para doble play; 4-1, un boleto y un ponche; 3-1, con un tubey. De 11-1 en los tres primeros choques. De 18-3 en general; o sea, average paupérrimo de 166. No empujó carreras y vino a empuñar en varias ocasiones con compañeros a bordo.

A mi juicio le faltó autoridad al alto mando. Las circunstancias pedían a gritos más movimientos y, en casos como el mencionado, sustitución. Ariel es un gran pelotero, probado en la Liga Japonesa, pero en un torneo corto no hay tiempo para recuperar a quien está pasando por un mal momento.

La tibieza fue tal que, incluso, en el último compromiso, ya eliminada Cuba, ante una Taipei de China clasificada, se repitieron varios de los mismos elementos de juegos anteriores, sin darle oportunidad a figuras que no se llegaron a probar y otras que participaron bien poco. Y agrego más. Una vez abajo en el marcador apenas se hicieron dos modificaciones: Yadil Mujica por Erisbel Arruebarrena y Roberto Baldoquín por Jean Walters.

En ese partido de la despedida, o la posible honra, la novena antillana pudo ligar tan solo cuatro imparables.

Lo mejor

Algo bueno debió quedar, al menos para mínimo reconcilio, o estudio de tarea.

Yo elegiría en términos colectivos el buen ambiente, perceptible de lejos, que se generó durante el juego ante un gigante como Japón, campeón defensor de la lid y número uno del ranking mundial. Perdieron con las botas puestas y la verdad, pocos esperaban, entre los cuales me incluyo, que pudieran brindar tal oposición.

En lo individual, Yadir Drake fue insuperable. Una vez más portó con honor las cuatro letras. Fue la figura en los dos partidos más importantes. Frente a Australia bateó de 2-2, le regalaron par de boletos intencionales y conectó un jonrón de tres carreras que dio vuelta al marcador. Contra Japón también brilló. De 5-3 y otros dos remolques en momentos claves. En total conectó siete veces en 18 turnos, para average de 389.

Me encantó la versatilidad de Jean Walters. Jugó tres posiciones (segunda, campo corto y antesala), además de que batea a las dos manos y es rápido corriendo las bases: una especie en peligro de extinción en nuestro béisbol. Notable en un equipo lento de piernas como el que nos representó.

Datos importantes

El pitcheo en términos generales no pareció hacerlo del todo mal. No obstante,  su Promedio de Carreras Limpias (PCL) colectivo fue el peor del apartado B, con 5.14, igualado al de Australia, según datos que confirmé con el estadístico Arnelio Álvarez de la Uz.

Punto y aparte para el derecho que actuó como relevista, Andy Vargas (5.2 inning, PCL de 1.59 y 10 ponches); y el zurdo abridor Yoenni Yera (10 entradas completas, PCL de 1.80 y ocho ponches).

Mas los lanzadores no contaron nunca con un fuerte respaldo de la ofensiva, que se pensaba precompetencia sería la principal arma de los dirigidos por Armando Johnson. Se bateó para average colectivo de 235, solo mejor que Australia (228) y República Dominicana (224).

¿Qué sigue?

Desafortunadamente el béisbol cubano vivirá un largo «apagón» para usar un término de moda.

Más allá de algunos torneos internacionales que pudieran confirmarse para principios de año, hasta marzo de 2025 no habrá actividad en casa, pues la III Liga Élite, prevista inicialmente para los meses de invierno, fue postergada. La Serie Nacional 64 no arrancará por tanto hasta septiembre.

Demasiado tiempo sin pelota. Lamentable para jugadores y aficionados. La inactividad, ahora también presente en el máximo nivel, es un elemento más para agregar a la larga lista de factores que atentan contra el desarrollo y evolución de nuestro pasatiempo nacional.

Igualmente preocupa mucho la no realización del torneo sub-23. Es la cantera inmediata de la cual se nutre la primera categoría en cualquier deporte y país.

En trabajos previos he mencionado la independencia que debería existir entre el Estado y el deporte. Si observamos el mundo, los gastos corren a cargo de patrocinadores. Hasta que no elijamos esa variante continuaremos cayendo en picada por un abismo sin fondo.

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