El combatiente más extraordinario

Al arribar al 90 aniversario de su nacimiento, el líder revolucionario Frank País García recibe un merecido homenaje desde el alma de su patria


La heroica ciudad de Santiago de Cuba resplandece con el verdor de la serranía oriental. Guarda con orgullo en su seno muchas historias de vida, de jóvenes consagrados a dignificar la nación. De esa pléyade, hay que honrar y mencionar a Frank País García. Nace el 7 de diciembre de 1934. Coincidencia histórica, se cumplían 38 años de la caída en combate del Mayor General Antonio Maceo Grajales. Emergía un nuevo mambí, quien desde muy joven captaría en su corazón las glorias pasadas.

Foto de estudio de la familia País-García. De izquierda a derecha, Rosario García Calviño; Frank, con cuatro años y el pequeño Josué, a sus quince meses; Agustín con tres años y el padre Francisco País Pesqueira. / Archivo Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia

Era primogénito de otros dos hermanos, Agustín y Josué. Los atrapó una niñez de muchas necesidades en un humilde hogar rodeado de amor. El padre, el pastor Francisco País Pesqueira, falleció cinco años después de haber nacido Frank, un golpe muy fuerte. Vencieron la tenacidad de la madre Rosario García Calviño y el apoyo directo del hijo mayor. Nunca faltó en el hogar la educación oportuna, con firmes valores.

La luchadora de la clandestinidad en aquella ciudad, María Antonia Figueroa Araújo, me narró en una entrevista: “Yo era vecina de la familia País-García. El futuro dirigente estudiantil nació también en la calle Pío Rosado. Doña Rosario –así la llamaban todos– junto a sus tres hijos, iba los domingos a la Iglesia. Al regresar de sus dominicales religiosos, un día me los encontré al cursar la calle y les pregunté sus nombres.

“En lo adelante cada domingo los esperaba, escuchaba sus tiernas frases y les hacía gracia. Era el comienzo de una amistad perdurable. La madre los mantenía muy bien vestidos; me llamó la atención Frank. Con una mirada penetrante, gesto decidido y seriedad impropia a su edad. Tenía entonces unos ocho años. Así vi crecer al niño inteligente”.

Y me hice maestro

Desde muy joven despuntó como un destacado líder estudiantil. / Archivo Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia

Estudiante brillante desde la primera enseñanza en el Instituto José Martí –pertenecía a la congregación religiosa conducida por su padre. Frank ingresó en la Escuela Normal para Maestros de Oriente en 1949, ahí forjó su carácter. Se sometió a un riguroso examen. Entre los aspirantes por la libre ocupó el primer lugar con las más altas calificaciones. Llegó a presidir la Asociación de Alumnos. Era un líder natural y sus compañeros vieron en él un representante. Se tituló de maestro en julio de 1953. Había leído a Martí: “Al venir a la tierra, todo hombre tiene derecho a que se le eduque y después, en pago, contribuir a la educación de los demás”.

A raíz del zarpazo de Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952, todo Santiago de Cuba arde en rebeldía. En el parque Céspedes y sus alrededores se concentraron miles de personas condenando el hecho y pidiendo incluso armas. Allí estaba Frank.

Un brillante organizador

En el año 1954, Frank creó la organización Acción Revolucionaria Oriental (ARO), luego denominada Acción Nacional Revolucionaria (ANR). De esta manera rompió con todas las organizaciones seudorrevolucionarias y se dispuso aunar en un bloque a un amplio grupo de estudiantes, obreros y trabajadores junto a los sectores más explotados del país.

Veía en la lucha armada la única vía idónea para cambiar el destino de Cuba y no en largas reuniones, lo característico de otras organizaciones. Estaba el antecedente del asalto de los moncadistas guiados por Fidel; un estímulo a seguir siempre esa línea. Tenía 18 años, desde su casa escuchó el tiroteo. Por la noche, burlando la vigilancia de la instalación militar, logra observar los cuerpos acribillados. Luego escribiría: “Yo los llegué a ver, estaban todavía tirados en el suelo, todos llenos de sangre, de balas y de honor…[…]”.

Fiel a la confianza de Fidel

Frank País, al centro, durante el juicio por el alzamiento del 30 de noviembre de 1956. / Archivo Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia

Después de la salida de la cárcel de los asaltantes al Moncada, Fidel funda el Movimiento 26 de Julio (M-26-7); el objetivo, organizar de manera clandestina el enfrentamiento al sanguinario régimen. Al crear dicha organización en la provincia de Oriente, la propia María Antonia le recomendó al guía de los moncadistas nombrar a Frank al frente de Acción y Sabotaje.

El 8 de agosto de 1956 se produjo el primer y ansiado encuentro entre Fidel y Frank en México. El líder santiaguero regresó del país azteca con un marcado entusiasmo. Había conocido al hombre capaz de aglutinar a toda una nación con la palabra y la acción.

Informó a sus compañeros de lucha de algunos de los planes discutidos con Fidel. De inmediato se dio a la tarea de acometer los preparativos de un alzamiento dirigido a apoyar el desembarco proveniente de México. El objetivo fundamental era distraer la atención de los efectivos de la dictadura batistiana de la zona donde se produciría la llegada mediante el desencadenamiento de diversas acciones armadas coincidentes con el arribo a las costas cubanas de la expedición.

Santiago de Cuba en verde olivo

Junto a su madre doña Rosario y su novia América Dimitro Terlebauca, con quien compartió el amor y las acciones revolucionarias en la lucha clandestina. / Archivo Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia

El 29 de noviembre al anochecer se concentraron en una casa de Punta Gorda en Santiago de Cuba los organizadores de la acción armada prevista. Presente en el lugar, María Antonia rememora: “Frank mostraba con mucha alegría el uniforme verde olivo; durmió con él puesto. Por primera vez se mostró junto al brazalete rojo y negro del M-26-7. El color del vestuario lo escogió el joven luchador y Fidel lo aprobó en México.

“Antes de las seis de la mañana del 30 partimos hacia el puesto de mando, una casa de dos plantas situada en la esquina de Santa Lucía y San Félix, en el mismo centro de Santiago. Con la llegada, el jefe de Acción organizó la defensa y asignó las misiones”.

En otros sitios de la ciudad más de 200 jóvenes se enfrascaron en el levantamiento armado. Atacaron puntos clave. A las 10 de la mañana no se tenían noticias del arribo de Fidel. Se habían calculado cinco días desde la salida de México, el 25 de noviembre. La embarcación debía transportar menos de 15 tripulantes, traía a 82, más el pesado armamento y otros aditamentos. No podía desarrollar la velocidad concebida. Se determinó no continuar el levantamiento y preservar las fuerzas, vendrían futuras batallas. El destacamento revolucionario llegó a dominar las calles y ese día Santiago se vistió de verde olivo.

Con Fidel en las montañas, Frank se dio a la tarea inmediata de fortalecer con hombres y armamentos la guerrilla. Envió los primeros 50 combatientes equipados con todo: armas, uniformes, botas. Era el primer refuerzo. Subió a la serranía a un encuentro con Fidel. Era un momento muy difícil de la guerrilla. Sigue enviando recursos al naciente destacamento rebelde.

Frank acuñado en la historia

Frank junto a Fidel en la Sierra Maestra, el 18 de febrero de 1957. / Archivo de BOHEMIA

Las calles de Santiago de Cuba sintieron su arrojo y batallar junto a otros combatientes de la clandestinidad. Primó su liderazgo, bajo el seudónimo de David. El asesinato de Frank País el 30 de julio de 1957 junto a Raúl Pujol Arencibia, en el Callejón del Muro, se convirtió en un movimiento telúrico de masas. El pueblo había perdido un gran capitán, el M-26-7 su gran jefe de Acción, la Revolución a un gran organizador, la Sierra al lugarteniente de Fidel en el llano; un puntal, cerebro y ejecutor. Muy certeras las palabras de Fidel desde la cordillera: “¡Qué bárbaros, lo cazaron en la calle cobardemente, valiéndose de las ventajas que disfrutan para perseguir a un luchador clandestino! ¡Qué monstruos, no saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado! […]”.

El cortejo salió desde la casa de América Dimitro, quien era su novia –una luchadora muy destacada. El pueblo, de manera espontánea, desfilando en masas cuadras y cuadras, le dio un último adiós. Las calles eran de Frank, el Ejército se replegó. Era un miércoles de mucho dolor. Él vistiendo el uniforme verde olivo y sobre la carroza fúnebre llovían las flores.

En el cementerio se entonaron las notas del himno nacional y la marcha del 26 de Julio; siempre ondeando la insigne bandera cubana, hasta depositarlo como un hijo que duerme y vive en la eternidad del tiempo.

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Fuentes consultadas:

Entrevista del autor a María Antonia Figueroa Araújo, el 14 de enero 2017; Diccionario del pensamiento martiano, de Ramiro Valdés Galarraga; el artículo, “Frank País, el alma joven de la Revolución Cubana”, Granma, 29-07-2018 y Carta de Fidel a Celia Sánchez Manduley desde la Sierra Maestra, el 31 de julio de 1957

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2 comentarios

  1. Buen trabajo Norberto,te felicito,ojalá que
    nuestros jóvenes de hoy lo pudieran leer y lo interiorizaran ,lo hicieran suyo y siguieran su ejemplo para que lo aplicaran
    en los momentos actuales en los combates que necesitamos para defender la revolución de los peligros que nos acechan en estos momentos.

    1. Gacias Anibal, apoyo tus palabras. Eres un combatiente de los que se batieron junto a Fidel en la serranía, y quién mejor que tú para hacer un llamado a los jóvenes a que esta es su Revolución y hay que defenderla.

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