La devastada nación caribeña vive una crisis histórica desde todos los ámbitos, pero en los últimos 15 años se ha consumido entre la violencia, las catástrofes y los inexistentes deseos de ayudarla
Haití, un país sacudido por la crueldad de las pandillas y plagado de luchas políticas internas, sufre una brutalidad de los grupos armados tan intensa que provocó la muerte de al menos 10 000 personas en los últimos meses y el desplazamiento de más de 6 000, la mitad de ellas de los barrios de Delmas, Puerto Príncipe y Pétion-ville.

La devastada nación caribeña ha vivido una larga crisis durante unos 15 años, un periodo marcado por un terremoto devastador, epidemias mortales, intervenciones internacionales deslucidas, magnicidio, elecciones presidenciales viciadas y un sinnúmero de males.
Desde 2021, cuando asesinaron al presidente Jovenel Moise, reina una crisis de ingobernabilidad total y son las pandillas las que ganan territorio todos los días. Como medida para paliar la situación, en septiembre pasado Estados Unidos diseñó y financió un plan para enviar una misión internacional compuesta en su mayor parte por agentes de policía kenianos con la tarea de “ayudar” a la policía local.
La llamada Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS) comenzó a desplegarse en junio de 2024 y tiene mandato hasta el 2 de octubre de 2025, aunque hasta el momento ha resultado una completa decepción.
En un inicio se habló de 2 500 efectivos previstos, pero en realidad solo se pudieron reunir 1 000, menos de la mitad. Los efectivos provienen de Bahamas, Belice, El Salvador, Guatemala, Jamaica y Kenia, que lidera el grupo.
Ante el fiasco, Washington presionó para convertir la misión en una fuerza oficial de mantenimiento de la paz de la ONU. Pero como nada para Haití es posible, hace pocos días el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, descartó por ahora la transición y, en cambio, solo habló de crear un centro de apoyo de la ONU que respalde la MSS.
No hay financiación y ello ha sido un problema desde el principio, afirmó el máximo representante de Naciones Unidas. El fondo fiduciario de la misión debió contar con 110,8 millones de dólares, en contribuciones voluntarias de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Corea del Sur, Singapur, España, Turquía y Estados Unidos. Pero de ese monto, 48 millones de dólares no han sido asignados y se necesita mucho más.
Para considerar la transición, sería necesario un progreso significativo en la reducción sustancial del control territorial de las pandillas y un ambiente de paz, dijo Guterres. Pero algo así es prácticamente imposible cuando en Haití no hay paz que mantener.
De cualquier manera, los haitianos no tienen buenas experiencias con las fuerzas de la ONU, pues la última llevó el cólera al país y se vio envuelta en escándalos de abusos sexuales.
Horrores contra los niños

La situación humanitaria se desprende de la violencia imperante y los cuerpos de las mujeres y niños están hoy convertidos en campos de batalla. El vocero de la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia, James Elder, alertó recientemente al mundo sobre la tragedia de los menores del país insular. De acuerdo con Elder, 85 por ciento de la capital, Puerto Príncipe, está controlado por grupos armados, integrados en más de la mitad por menores, algunos incluso de ocho años.
Por su parte, la organización no gubernamental Save The Children apunta que los ataques de las pandillas dejaron un balance de 289 niños muertos o heridos en 2024. No obstante, el número real de víctimas infantiles es probablemente mucho mayor, y uno de cada tres menores ultimados pertenecía a bandas criminales.
A ello se suma la tragedia de las deportaciones desde República Dominicana y ahora, desde Estados Unidos. Cifras aportadas por Naciones Unidas afirman que más de 200 000 haitianos fueron repatriados forzosamente desde el país vecino en 2024.
Las dos naciones comparten la isla de La Española, y República Dominicana, la más próspera, se queja de tener que soportar la carga de su “vecino Estado fallido”. Sólo en las dos primeras semanas de enero del otro lado de La Española tuvieron que regresar casi 15 000 personas.
A muchos los devuelven en jaulas a la tierra que los vio nacer, hoy invadida por la violencia de las bandas y por las ya históricas crisis humanitarias, políticas y económicas.
Un comentario
Haití, está condenada a la marginalidad. Nunca han vivido, viven ni vivirán de democracia. Históricamente sólo regímenes autoritarios sean militares, sean civiles han perdurado. Haití no es sujeto de crédito internacional. Sólo recibe ayuda humanitaria. Mientras el país no alcance un mínimo de desarrollo por si mismo, seguirá en su marasmo. Creo que, sólo un civil (hombre o mujer) incorrupto, apoyado incondicionalmente por toda la ciudadanía y las FFAA puede salvar a Haití de la barbarie como estado fallido en la actualidad. Serán los propios haitianos los llamados a solucionar su múltiples problemas. Haití es rica en recursos naturales. Posee todo para ser una nación desarrollada. Sólo depende de sus ciudadanos serlo.