Juego sucio y ¿mano suave?

Abundamos sobre las indisciplinas, los errores arbitrales y sus derivados extrainning en redes sociales


EL NÚMERO DE EXPULSADOS, luego de 52 juegos disputados por equipo en la fase regular de la Serie Nacional 63 (hasta el domingo 19 de mayo), era de 68, varios de ellos con medidas disciplinarias extras. ¡Demasiados! Entre todo este enjambre de insubordinaciones resaltó el altercado que involucró a una parte de la nómina del equipo de Cienfuegos con un árbitro, en el estadio 5 de Septiembre de esa ciudad. Una jugada en home definió el compromiso a favor del visitante Camagüey y los Elefantes salieron casi en su totalidad del banco y le fueron arriba al principal. Sin embargo, el decisor había estado certero. Resultó ¡quieto! Y para mí, según la regla, también hubo bloqueo. O sea, doble razón. Es cierto que incidentes como este ocurren hasta en las Grandes Ligas estadounidenses, donde se juega el mejor béisbol del mundo y la tecnología de punta delata aún más los errores arbitrales. Nosotros aquí usamos repeticiones que en varios casos apenas se distinguen. La mayoría de los partidos no son televisados de manera oficial.

Bien podríamos enfocarnos en jugar pelota.

NADA JUSTIFICA los incidentes de violencia derivados de jugadas polémicas. A veces un simple lanzamiento dudoso ha sido suficiente para encender la chispa. Otras, es cierto, han sido pifias arbitrales del tamaño de un edificio, como dos jugadas muy debatidas en redes sociales. La que se dio en la subserie entre Pinar del Río y Matanzas, en la tercera almohadilla; y el triple play mal cantado en la inicial que hizo historia, por ser el séptimo –¡récord!– de la lid, entre Isla de la Juventud y Matanzas. Curiosamente, en ambos casos los Cocodrilos fueron beneficiados y los árbitros implicados resultaron sancionados días después, aunque por un motivo diferente, eso sí, derivado del incidente inicial. Ricardo Campanioni fue anunciado por el audio local del Estadio Capitán San Luis con otro nombre en un choque posterior y él mismo reconoció haber sugerido al anunciador oficial que lo hiciera. Por tal motivo, luego de una larga investigación, se separó del torneo, junto a otros tres responsables de supervisar. Y Janet Moreno, quien decidió mal la jugada que cerró el famoso triple play, recibió dos subseries de castigo, pero por el mismo caso Campanioni, pues era la jefa del grupo arbitral.

SI LAS PROTESTAS Y EXPULSIONES se roban el show, y más cuando no tenemos, desde lo técnico, un béisbol vistoso, poco nos quedará de orgullo para decir que se trata de nuestro pasatiempo nacional, declarado Patrimonio Cultural de la Nación. No debe repetirse lo de Campanioni. Ni altercados como el ocurrido en Cienfuegos, en el cual me asombró la lentitud con la que actuaron los agentes de la ley y también la suavidad de las medidas tomadas posteriormente por la máxima dirección del béisbol. Solo se limitó de siete jornadas a Jorge Rodríguez, director técnico implicado, y a otros seis peloteros apenas entre uno y cinco juegos de sanción. Muy poco. De todo esto pienso que lo más importante es la imagen que queda en los pequeños. Se empaña, no solo la pelota cubana, sino la sociedad en general. Los atletas, árbitros y aficionados, adultos en definitiva, deben ser ídolos, maestros, educadores para los niños. Son muchos los que ven béisbol desde edades tempranas. El llamado en estas líneas es al respeto y la cordura. “Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia nada construyen, porque sus simientes son de odio”, escribió José Martí.

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