“Allí está, poderosa”, certificó en un soliloquio que le había robado parte de la mañana. No era mera distracción, más bien la confirmación sobre la imponencia de la claridad, siendo imposible escapar a su influencia.
“¡Cuántas batallas se han dado por mantenerla viva! Prometeo seguro sigue encadenado, porque mira que quema la condenada, me mata”, recalcó varias veces como para demostrarse la valía del recorrido a pleno sol.
“Oí decir que la gente hasta se afecta al carecer de ella; huesos más blandos; vista más leve. En cambio, yo soy fuerte y me muevo en horas de la tarde-noche con facilidad, sin impedimentos. Tantas boberías se oyen”, y remató en un alarde de sapiencia: “Eso sí, las cosas adquieren vigor, las tinieblas nunca podrán igualársele. Hay en ella un no sé qué seductor, aunque en demasía puede volverse insoportable; mucha luz también enferma”, se aconsejó.
Detuvo el paso, respiró, escarbó entre las hojas, volvió a andar. Se le veía cómodo, libre. Percibió el agua, el viento, cada minúscula criatura atrevida de aventurarse en espacios hostiles. “Es esto tan condenadamente bello”, expuso convencido. Estaba decidido, trataría de atrapar la mayor cantidad posible de luminosidad. “Me catalogan de invidente, pero sé apreciar el vasto resplandor”.
“Me canso, es este un paseo desacostumbrado en mí. Estoy aquí sencillamente porque no aguantaba otro día arrinconado. Es todo tan injusto, yo queriendo aspirar aire fresco cuando otros se encierran a voluntad, menospreciando la naturaleza”, pensó, evitando cualquier imprudencia, pues escuchaba pasos.
Un temblor sacudió su anatomía, la cercanía de alguien ya era algo cierto, y debía evitar el encuentro, indiscutible peligro existencial. “Mejor regreso”, se apremió escabulléndose por el túnel.
Tal cual había aparecido, el topo dijo adiós.
5 comentarios
Me encantó!!! Es cierto que somos inconformes y sólo le damos importancia a lo que disfrutábamos y ahora nos falta. Aprovechemos la energía solar. Gracias
El eterno ciclo luz-oscuridad. Uno no existe sin el otro. La luz te permite ver los caminos. Gracias por tan lindo escrito.
Me encantó. Aunque me esforcé, no pude adivinar el simpático final, pese a su coherencia dramatúrgica. Hay un guiño a Esopo. Como en las fábulas clásicas, todos los animales tienen su voz. Hasta las tinieblas pueden ser agradables para algunos, y lo más bello e imprescindible, en exceso hace daño. Quiero seguir leyendo cuentos de María Victoria.
Excelente historia!!!
Los animales que viven en cavernas como el todo , ven la luz al final del túnel qué van cavando para continuar el camino , como algo inmenso, inalcanzable y hasta le temen ; porque acostumbrados a la soledad y oscuridad del túnel, a la compañía y a la luz le temen Eso pasa también con las personas que intentaron llegar al final del camino pero nunca llegan a su destino y retornan de donde vinieron por temor a esas nuevas visiones que le ofrece la vida y no son capaces de enfrentarlas y seguir adelante.
Jamás hagas como el topo , llega a la luz , atraviesala y mira mas alla de ella un mundo desconocido pero posible de explorar , solo con decisión y firmeza.
Gracias por permitirme leerlo y por dejarme opinar de atrevida.Gracias
Me gustó muchísimo, tiene una linda enseñanza, felicidades amiga