Inaugurada en la habanera galería Villa Manuela una singular exposición de pintura que se adentra en la temática del cuerpo femenino desde una mirada singular y desmitificadora
El cuerpo femenino como templo deviene pretexto esencial en la exposición Aura, del artista visual cubano Yasiel Elizagaray (Sancti Spíritus, 1987), exhibida en estos días en la habanera galería Villa Manuela, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Hace apenas un año, los rostros inspiraron a este espirituano sagaz e ingenioso en la muestra Ánima, cuya poética evidenciaba consistencia en cuanto a la espiritualidad asida a los vericuetos de la memoria colectiva, a partir de la originalidad que emana de lo irrepetible.
Ahora, en la presente selección, ahonda en la temática de la mujer desde un discurso desmitificador y decolonial hacia aquellas miradas que, en pleno siglo XXI, todavía zahieren y/o degradan su imagen en diversos contextos y circunstancias.
“No hay aliño en su pintura, ni en esta ni en las series previas: la crudeza en él sería sinónimo de honestidad. Él nota que la realidad es una sucesión de errores de sintaxis y estos son precisamente el argumento de la fealdad”, ha revelado sobre el conjunto la ensayista y curadora Elvia Rosa Castro.
Trazos, sinuosidades, sombras, luces, texturas, se amalgaman atrapados en el recurrente empaste de las pinturas al óleo que transmiten sensaciones vitales; sacuden los sentidos y la memoria emotiva para tocar temas vinculados con la mujer y su cuerpo.
La fuerza interior de cada una de las obras, de mediano y gran formato, es uno de los atributos más cautivantes en la muestra. Su creador ha decidido un rumbo intermedio y audaz entre lo figurativo que distingue a sus obras y las imágenes marcadas por lo imperfecto, lo deforme.
Elizagaray egresó como instructor de arte en la especialidad de Artes Plásticas, en la Escuela Pedagógica Vladislav Volkov, de Sancti Spíritus. Su obra ha sido exhibida en galerías de Estados Unidos, Alemania, Portugal y Cuba, así como en otros países; además, en prestigiosas ferias internacionales como Art Madrid, Art Bassel Miami, Art Palm Beach y Art Wynwood.
Igualmente, diversas piezas suyas integran importantes colecciones públicas y privadas; y han sido merecedoras de lauros entre los que sobresalen el Premio de Excelencia, Artist of the Arts de Francia (2019); el Premio Colateral en la I Bienal de Artes Visuales Fayad Jamís (2018), en su provincia natal; y el Segundo Premio en la edición 28 del Salón de la Ciudad, en la galería Alejo Carpentier, de Camagüey.
En esta exposición Yasiel Elizagaray pinta a la mujer apartada de ese halo de beldad históricamente impuesto por el arte; la representa despojada de la consabida condición de objeto. A modo de ícono, exterioriza y recrea su profunda sensibilidad hacia aquellas que, por los disimiles avatares de la existencia humana, nunca inspirarían un óleo.
Integran el conjunto 14 piezas provocadoras, concebidas en 2024, capaces de transfigurar ciertas percepciones sensoriales del espectador mientras las aprecian a una u otra longitud en el entorno espacial de la galería.
Tales impresiones sugieren un desafío simbólico que reta la mirada, los sentidos, los pensamientos de quien las contempla y, según sea la proximidad de su elección, decidirá involucrarse o distanciarse de esa realidad latente y perturbadora que plantea como propuesta.
La paleta de colores transita entre los ocres, los grises, los terrosos, con combinaciones de tonalidades casi puras que resaltan ideas o alguna área específica del cuerpo. Su estética asume un significado espectral, dado por la técnica de empastar los colores, formar manchas sin líneas que desfiguran y refuerzan la energía que brota de sus transidas damas.
A partir de este concepto concibe metáforas visuales, alusivas a heridas, cicatrices por partos, cesáreas u otros procesos quirúrgicos o terapéuticos de complejidad, generadores de secuelas psicológicas y físicas, casi siempre permanentes.
Así, Yasiel expresa su peculiar y abrumadora interpretación hacia procederes médicos como la mastectomía. Polemiza en torno a esta técnica y al dilema que significa la mutilación de partes del cuerpo de la mujer, desde siempre motivos de adoración en lo íntimo, en tanto funcionan como sinónimos de belleza, erotismo, sexualidad, procreación, en los planos social y cultural.
Con total soltura y especial dominio de las formas, las obras del conjunto cuestionan el perjuicio que asocia la deformación o la pérdida de una porción del organismo y la disminución de la feminidad, del atractivo sexual que tanto laceran la imagen corporal, disminuyen la autoestima y generan sentimientos de inseguridad, depresión, ansiedad.
Aura establece un punto de quiebre e intenta una ruptura con patrones, costumbres, mitos, hondamente arraigados y normalizados en nuestras culturas patriarcales e incluso, misóginas. Marca una brecha de certidumbre hacia la ruta, donde nuestras sociedades todavía precisan atender y evolucionar.