Frente a manipulaciones de todo tipo las autoridades cubanas sostienen que el subdesarrollo es la base fundamental que motiva las migraciones en la región. / ssg.cdmx.gob.mx
Frente a manipulaciones de todo tipo las autoridades cubanas sostienen que el subdesarrollo es la base fundamental que motiva las migraciones en la región. / ssg.cdmx.gob.mx

Migración, alarmas encendidas

Los marcos normativos parecen no ser suficientes. Es necesario un trabajo conjunto permanente entre las naciones y los organismos internacionales para enfrentar la movilidad sin freno que hoy devora fronteras. Y sobre todo se impone reducir la situación de pobreza y las brechas de desigualdad reinantes en los países de la región. Cuba actualiza su legislación


El tema desbordó las agendas y los días programadas para el análisis. Dialogar sobre migración, ese fenómeno que dará de tiempos inmemoriales, lleva el imperativo de hacerlo permanente.

Bien lo saben quienes presiden los Estados; también los legisladores de la región de las Américas, que convocados por la red parlamentaria independiente de Norte, Centro y Sudamérica y el Caribe, ParlAmericas, coincidieron recientemente en San José, Costa Rica, para ratificar principios, compromisos; recordar las causas estructurales de los éxodos y en consecuencia brindar respuestas efectivas a una realidad que revela aristas en múltiples dimensiones.

Los marcos normativos parecen no ser suficientes; tampoco las políticas. Directivos de ParlAmericas ofrecen un dato contundente: ninguna región del mundo ha experimentado un mayor aumento relativo de la migración internacional como América Latina y el Caribe, donde casi se duplica el número de migrantes de 8.3 millones en el año 2010 a 16.3 millones en el 2022. Un estimado de entonces de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), registra que del total de personas las mujeres representan el 51.3 por ciento.

Lógicamente cada país tiene sus características. Los más son emisores de migrantes. Otros, destinos propiamente. Algunos cumplen la doble condición. Y México clasifica quizás como el más peculiar al convertirse a la vez en origen, destino, tránsito y retorno.

Por muchas vías llegan los migrantes a países de tránsito o de destino final. / clarín.com

El contexto continental ha encendido las alarmas, más aún en tiempo de pospandemia. Las travesías hacia Norteamérica encierran historias de sobresaltos y muertes. El crimen organizado hace de las suyas; actúa como un factor impulsor de la migración, y con él se dan la mano el tráfico ilícito y la trata de personas. Suceden episodios de lucro, violencia, vejámenes, explotación y discriminaciones diversas, en los que llevan la peor parte las mujeres, adolescentes, niños y niñas, sujetos con discapacidad e integrantes de la comunidad LGBTI.

Historias de espantos. El sueño puede estar en la mente, pero en cada cruce y momento el miedo y la incertidumbre se apoderan de esos viajeros arriesgados que en no pocas ocasiones terminan siendo víctimas de abusos y humillaciones de los traficantes que controlan las rutas migratorias irregulares. Así el número de muertos y desaparecidos sobrepasa el millar cada año.

La odisea puede incluir cinco, seis, siete países… Cuentan los viajeros lo difícil que resulta pegar los ojos y dormir un rato. Y cómo se miran con recelo los involucrados en la aventura. Así de estresante es la travesía. Llegar a la frontera entre México y los Estados Unidos no significa alcanzar la meta. Ese extenso límite de más de 3 000 kilómetros está catalogado como el paso terrestre más peligroso del mundo si de desplazamientos humanos se trata.

Los capítulos reveladores vienen a comprobar que el tema migratorio exige trabajo conjunto y coordinado entre las naciones. Más allá de acuerdos bilaterales existen instrumentos internacionales y regionales de gran valía.

Cuba actualiza

Durante varias sesiones de trabajo los diputados cubanos examinaron los contenidos de la Ley de Migración desde su fase de Proyecto. / JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA

No es casual que los principios de Cuba coincidan con los del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular (entiéndase legal). Ser parte de ese propósito es defender en primer orden la vida de los seres humanos. De ello pueden dar fe los habitantes de la mayor de las Antillas, pues desde hace casi 60 años padecen la Ley de Ajuste Cubano, norma de marcado carácter político que excepcionalmente otorga múltiples beneficios a los ciudadanos cubanos una vez llegados al territorio de los Estados Unidos. Entonces se convierte en un factor atractivo fuera de toda regla, con el nefasto historial de cobrar un sinnúmero de vidas de personas.

La politización del asunto por las sucesivas administraciones estadounidenses estimula las salidas ilegales, no pocas veces relacionadas con hechos delictivos. Por si fuera poco como factor de empuje de los flujos migratorios opera la imposición de medidas coercitivas contrarias al derecho internacional. Los últimos años revelan a todas luces la guerra económica recrudecida que viven los habitantes del archipiélago cubano.

El asedio sostenido por organizaciones criminales internacionales para utilizar a Cuba como país de tránsito en el camino de la migración ilegal y, sobre todo, la voluntad de establecer disposiciones normativas que propicien continuar fortaleciendo los vínculos del Estado cubano con sus conciudadanos residentes en el exterior son razones que llevaron a la decisión de trabajar por una legislación migratoria en correspondencia con los preceptos constitucionales, la realidad nacional actual y los escenarios extra fronteras. Así en el mes de julio del año 2024 fue aprobada en nuestro Parlamento una nueva Ley de Migración.

La norma tiene como máxima el respeto irrestricto a la dignidad y los derechos humanos; regula el proceso migratorio cubano bajo principios de integración, igualdad, no discriminación, trato individual, orden público, y defensa y seguridad nacionales.

En el afán de gestionar adecuadamente la migración, la pauta se entrelaza con sus similares de Extranjería y Ciudadanía, también de reciente aprobación, para conformar una trilogía valiosa en el establecimiento de los deberes, derechos y garantías de los ciudadanos.

Cada ley debe ser interpretada en su letra y en su espíritu. Y en este caso existe la voluntad expresa de propiciar una movilidad migratoria legal; promover el retorno a la patria de quienes cuentan con las condiciones personales y familiares para hacerlo; incentivar la participación de ciudadanos cubanos residentes en el exterior en el modelo económico de desarrollo. No falta el interés de asegurar la protección de los migrantes cubanos por los gobiernos de los países que actúan como destinos. En reciprocidad, responder ante los Estados de origen de los extranjeros que inmigran hacia el territorio nacional.

Posiciones avanzadas en materia de migración apuntan -como solución más justa- que los países industrializados, receptores tradicionales de migrantes, honren sus compromisos y cumplan el deber moral de actuar en favor de reducir la situación de pobreza y las brechas de desigualdad reinantes en las naciones subdesarrolladas. Disponer de condiciones de seguridad y progreso para nuestros pueblos siempre será el mejor antídoto frente a la movilidad sin freno que hoy devora fronteras. Cuba comparte tal convicción.

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