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Una mujer excepcional

En su conducta, virtudes y heroísmo se encierran indiscutibles enseñanzas al enfrentar tareas y responsabilidades


Realmente no disponemos ahora del espacio necesario en aras de abordar la grandeza de su abnegación heroica, lealtad incondicional, identificación con el pueblo, amor a la obra revolucionaria e interés sincero por los demás.

Sin embargo, podemos señalar algunos pormenores al arribar al aniversario 45 de su muerte, en La Habana, el 11 de enero de 1980.

La historia de Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley, hija del doctor Manuel Sánchez Silveira y de Acacia Manduley Alsina, nació el 9 de mayo de 1920 en el poblado de Media Luna, en la actual provincia de Granma. Inició sus estudios en una escuela primaria de  su tierra natal, continuó en la entonces denominada preparatoria en el colegio José María Heredia y el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza, ambos en la granmense ciudad de Manzanillo.

Pasó parte de su etapa juvenil en Pilón, donde el padre ganó enorme prestigio siendo médico del central azucarero, mientras que ella comienza a simpatizar con el entonces líder del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), Eduardo R. Chibás. Por cierto, lo conoció en La Habana y más tarde el admirado y honesto político visitó a su familia en su residencia, en 1948.

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Patriota de pura cepa, se opuso Celia al tenebroso golpe militar batistiano de 1952. En mayo de 1953, año del centenario del natalicio de José Martí, con el grupo de la Fragua Martiana y la Sociedad Espeleológica Cubana, cuyo presidente en la provincia oriental era su propio padre, subió al Pico Turquino y colocó, en compañía de su escultora, Jilma Madera y otros amigos, un busto del Maestro, rindiéndole el merecido homenaje en la cima más alta de Cuba.

Entre sus más sinceras y nobles preocupaciones estuvo la de enviarle alimentos a Fidel y los demás compañeros asaltantes a la segunda fortaleza militar de la tiranía cuando eran prisioneros en el tenebroso Presidio Modelo, en Isla de Pinos.

En 1955 formó parte de la fundación del Movimiento 26 de Julio. En coordinación directa con Frank País García, preparó y organizó las condiciones favorecedoras del desembarco del yate Granma por un punto de la costa sur de Oriente, labor en la contó con colaboradores clandestinos de la zona comprendida desde Cabo Cruz hasta Marea del Portillo, en la zona costera  de la actual provincia de Granma

Al llegar la expedición fidelista el 2 de diciembre de 1956, Celia tenía organizados hombres, armas, alimentos y otros recursos útiles, con el fin de apoyarlos en distintas zonas, especialmente en Niquero.

Cuando localizó al líder de aquella riesgosa aventura libertadora, envió todo lo conseguido hacia la Sierra Maestra. Además, actuó con entusiasmo en el caso del primer contingente de hombres enviados por Frank País a la guerrilla ya establecida en las montañas orientales

Ella hizo realidad palpable el lema del Che cuando en su momento expresara: “La mujer es más débil, sí, pero no menos capaz”, porque al inicio de la guerra Celia participó fusil en mano en el combate del Uvero el 28 de mayo de 1957, a pocos días de haber cumplido junto al Jefe de la Revolución, 37 años.

Permaneció en compañía del líder máximo de la lucha durante toda la contienda rebelde y aun después del triunfo, al tanto de todas las tareas de la Revolución, siempre identificada con las ideas políticas de su líder. A partir del 1° de enero de 1959 ocupó el cargo de secretaria de Fidel y en 1964 comenzó su labor de secretaria de la Presidencia y del Consejo de Ministros. En 1965 integró el Comité Central del Partido. Después resultó electa en la misma responsabilidad en el I Congreso del Partido Comunista de Cuba, celebrado en 1975. Dos años después, la eligieron primero delegada y luego diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Cuando se creó el Consejo de Estado la designaron su secretaria, a la vez que se desempeñaba en el secretariado nacional de la FMC.

Algunas virtudes de Celia

No se puede hablar de la lucha fidelista sin mencionar a la heroína Celia Sánchez Manduley. A ella también el arroyo de la Sierra le complacía más que el mar. / Autor no identificado

Entre sus virtudes figuraban rechazar cualquier indicio de ostentación, vivía apegada a las maneras simples de ser, dialogar y trabajar. Su carácter hacía pensar en aquellos versos de José Martí: El arroyo de la Sierra / me complace más que el mar.

A su sentido humano y probada sencillez, unía la censura al tratamiento formalista, oportunista y demagógico de los problemas.

Sabía cuál era la misión del Ejército Rebelde y sentía asimismo, como algo íntimo, la lucha de liberación nacional de América Latina y el Caribe, reflejo de otra expresión martiana: Patria es Humanidad.

Trabajaba noche y día en la guerra y en la relativa paz de los años vividos. Empleaba a conciencia solo la autoridad puesta en ella por el jefe supremo y la quería solamente con el ánimo de contribuir a la obra colectiva.

Heroína legendaria, mantenía la llama de la rebeldía contra la injusticia y lo mal hecho. No había injusticia por reparar, problema humano no resuelto, cuestión de interés revolucionario esperando abordaje a los cuales no dedicara su tiempo con firmeza y cariño.

Siempre se las ingenió en la clandestinidad dentro de su zona por ejecutar operaciones audaces y no ser descubierta. Conocedora de las regiones de lucha escogidas, se había desarrollado por ser muy humana al dialogar con los compañeros en el llano manzanillero, en vínculo estrecho con los revolucionarios clandestinos de Santiago de Cuba.

El Che tenía razón: La mujer es más débil, sí, pero no menos capaz. / Autor no identificado

Entró definitivamente a la historia de nuestra patria. En la Sierra Maestra no alcanzó solo la honrosa condición de heroína de la guerra, sino también la categoría de heroína del trabajo. Gradualmente se transformó en el enlace principal entre la Sierra y el Llano. Su esfuerzo y talento patrióticos la moldearon hasta ser, sin duda alguna, casi insustituible emblema de cubana patriota.

En Manzanillo, Campechuela, Media Luna, Pilón y Niquero, del 2 de diciembre de 1956 al 17 de febrero de 1957, cuando contactó por primera vez con Fidel, realizó una titánica labor clandestina.

Fue inmensa la huella dejada por Celia en los pobladores de la tierra de Martí y Maceo. Entre sus más valiosas cualidades están su exquisita delicadeza femenina. Brilló por derecho propio en su condición de genuina representante popular de la etapa fidelista.

Será imposible escribir la historia de Fidel Castro sin reflejar a la vez parte de la vida creadora y sensible de Celia Sánchez. Su esfuerzo y talento la moldearon hasta ser, sin duda, un símbolo, poseedora de una extraordinaria capacidad ejecutiva, trocaba en hechos reales los más atrevidos y útiles proyectos. Seguiremos considerándola la flor más autóctona de la Revolución.

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Fuentes consultadas

El libro Perfiles, de Armando Hart Dávalos, y su Discurso en la despedida del duelo de la heroína de la Sierra y del Llano, La Habana, 12 de enero de 1980.

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