La terminal de última hora constituye punto de tránsito obligado para los ómnibus de la programación nacional que dispongan de asientos libres. Mas, las dificultades en el funcionamiento y las condiciones del recinto complican la permanencia de los viajeros, llevándolos a considerar alternativas menos económicas
Segunda parte de Rutas a la angustia

Ubicada en los límites de los municipios de Diez de Octubre y La Habana Vieja, la terminal de Villanueva acoge diariamente a una multitud de personas que, con el anhelo frustrado de adquirir un pasaje a precio asequible, deben permanecer por varias horas, e incluso días, dependiendo del territorio adonde se dirigen.
La gestión de los servicios en esta terminal corresponde a dos empresas. La EON se encarga de garantizar las condiciones de quienes están anotados en las listas de espera y de organizar los distintos medios de transporte, además del pesaje de los equipajes. Por su parte, la Empresa Viajero asume el ordenamiento de las listas y la venta de boletos, de acuerdo con lo referido en la cuenta de Facebook del ministro del Transporte.
Los viajeros también pueden optar, a precios estatales, por las guaguas turísticas y de otras entidades que circulan de paso. Aunque esa modalidad no sea la más común, ayuda a reducir ocasionalmente la presión andén adentro, al igual que cuando se ofrecen asientos en trenes desde la vecina estación La Coubre.
Nuestro equipo verificó que existe una mayor frecuencia de salidas hacia el Occidente y Centro del país, pero la situación es drásticamente diferente cuando se pretende viajar a las provincias orientales, donde las anotaciones superan el millar de personas.
Durante fechas específicas –vacaciones y fin de año–, las posibilidades de trasladarse resultan prácticamente imposibles, intensificando la angustia de quienes se encuentran aglomerados en la terminal habanera.
Magalys, sentada sobre sus maletas, expresó que no existen las condiciones higiénico-sanitarias para acoger a todos: “Conseguir dónde sentarse resulta igual de difícil que hacerse con un boleto”, reconoció.
Entre las sugerencias que han surgido en redes sociales dirigidas al Ministerio del Transporte destaca la de construir un “hotelito de paso”, que ofrezca servicios a quienes, por necesidad, deben permanecer por un tiempo prolongado en el recinto.
Y es que el colapso diario que sufre Villanueva contrasta con la desolación de la Estación Central del municipio de Plaza de la Revolución. Una medida razonable fue la reubicación del servicio de última hora de ómnibus con destino a Pinar del Río en la terminal de ferrocarriles Almendares, la cual ha sido recibida con beneplácito por la población; gestión que podría replicarse a otras rutas menos complejas, trasladándolas hacia la terminal de la Avenida Rancho Boyeros y 19 de Mayo, donde gran parte del espacio se encuentra subutilizado.
Restringir Villanueva a los que desean ir a provincias del Centro u Oriente del país, o solo a una de estas regiones, similar al funcionamiento que existió en otro tiempo, reduciría, de manera considerable, la afluencia de personas.
Ticket, a flote
El servicio de lista de espera de la Empresa Viajero, incluido en la plataforma de reservaciones en línea Ticket, de manera oficial en febrero, ha suscitado reacciones contrariadas de los pasajeros en Villanueva. Este nuevo sistema, que permite anotarse digitalmente por 10 pesos, podría representar una alternativa a las tradicionales colas en ventanilla. Sin embargo, su implementación ha estado lejos de ser perfecta.
Los usuarios deberían seguir su avance a través de la web ticket.xutil.net, ya que la plataforma, según informes de los propios viajeros, rara vez se encuentra actualizada. A esto se le suma que algunos trabajadores desconocen la existencia de la nueva opción, y la inestabilidad del sistema informático, que conlleva a la pérdida de turnos. Ante esos contratiempos, algunos empleados sugieren no utilizar el servicio.
Entretanto, no son pocos los resignados que, ante la extensa demora por los escasos fallos, consideran otras opciones que implican renunciar al salario mensual… y más.

Vehículos arrendados: ¿puerto seguro?
La Resolución 20 del Ministerio del Transporte, emitida en julio de 2021, que permite una concertación entre el sector no estatal y entidades estatales, dio luz verde, además de otras facilidades, al alquiler de vehículos subutilizados bajo la condición de cumplir un proyecto social.
Aidel Ramón Linares León, director general de la EON, ratificó que la decisión posibilita que formas de gestión no estatales puedan explotar estos medios en función de las transportaciones públicas.
Muchos de los vehículos sujetos a esta modalidad promocionan sus pasajes por las redes sociales a través de gestores, mientras que, aquellos que deciden cargar pasajeros en la terminal, lo hacen respetando el llamado de la lista de espera.
Durante varias horas en Villanueva pudimos comprobar que se exige el pago de montos considerables: un viaje a Holguín oscila entre 5 000 y 5 500 pesos, y un trayecto desde La Habana-Guantánamo puede alcanzar los 6 500; el valor fluctúa en dependencia del destino. Estos importes, más bajos que los de algunos camioneros, siguen superando hasta 25 veces las tarifas del sector estatal.
La situación ha suscitado descontento para quienes buscan trasladarse, al no poder asumir el precio elevado de los boletos. No obstante, los que deciden no irse por esa vía, mantienen su enumeración en la lista de espera.
En medio de este panorama, la Resolución 207/2021 establece que las tarifas deben fijarse basándose en una ficha de costo de servicios similares. A pesar de ello, Linares León ha reconocido las quejas de la población y ha instado a que se cumplan las políticas estatales que permiten a los gobiernos locales establecer cuantías más justas.

A mar revuelto… camioneros
Los porteadores privados han ocupado, poco a poco, el vacío de las ofertas de transporte estatales, convirtiéndose en una opción de último recurso para quienes tienen la necesidad imperiosa de viajar y no cuentan con un boletín a mano.
En este contexto, los importes de los vehículos no estatales deberían ser establecidos por las autoridades o acordados mediante un proceso de concertación. Pero la práctica ha mostrado que nada detiene la escalada de los precios y a menudo esas distorsiones ocurren con la complicidad de los inspectores encargados de vigilar el cumplimiento de lo estipulado.
Durante una reciente visita al sitio de embarque ubicado en un local contiguo a Villanueva se comprobó de primera mano la falta de supervisión de los inspectores; la inflación del monto económico por los llamados buquenques se hacía palpable, dejando a los pasajeros en estado de vulnerabilidad.
El simple análisis de la situación revela que los importes de la transportación no estatal se encuentran sujetos a cuenta y gracia del trabajador privado. Si bien estas prestaciones resultan cuestionables, por su poca seguridad y las exigencias de un pago “de otra galaxia”, a algunos no les queda otro remedio que morder –y ser mordidos-, pues llegar a Guantánamo fácilmente puede montarse en unos 8 000 pesos, ya que el costo de estos pasajes depende de la hora, las condiciones técnicas, la comodidad del vehículo y del día de la semana en que se pretenda abordarlos.
Carlos, viajero que entrevistamos en la cola de la lista de espera, nos comentó: “Nadie en su sano juicio arriesgaría su vida al subirse en esos camiones; quienes lo hacen es porque no le queda otra alternativa”.
La presión por trasladarse de un punto a otro ha llevado a personas a situaciones extremas. Alberto, luego de cuatro días en la terminal con el fin de llegar a Santiago de Cuba, expresó con resignación que sus esperanzas de subirse a una guagua “murieron”. En tanto Maritza, quien debe llegar a Granma y tuvo que pasar la noche en la terminal con su hija de nueve años, considera a estos camioneros un “mal necesario”.
El titular del sector ha reconocido la desconexión entre las tarifas aprobadas y lo que los porteadores privados realmente cobran. A pesar de las instrucciones a los gobiernos territoriales al respecto, el insuficiente combustible y la falta de acceso a piezas de repuesto a valores asequibles complican el escenario. “Si no cobramos así, los viajes nos reportarían pérdidas”, dijo un conductor anónimo a BOHEMIA, ya con ocho años cubriendo la ruta La Habana-Santiago.
En la recién efectuada Asamblea Nacional, Rodríguez Dávila admitió que “no siempre se les asegura el combustible a precios mayoristas y ellos utilizan vías informales para adquirirlo; todo eso gravita sobre el costo”, afirmó.
También insistió en avanzar en la organización de los encargos sociales de los transportistas privados mediante una vía contractual con la cual exista un compromiso y, a través de ella, se fijen las tarifas y se aseguren los recursos que necesitan a fin de ejercer su trabajo sin tener que acudir a procederes ilegales.
Mientras, en este mar revuelto, cientos de personas, como Maritza y Alberto, esperan una solución que les permita regresar a casa… sin estar a la deriva.
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