La jornada de trabajo voluntario convocada por el Che en el Caney de las Mercedes en noviembre de 1959 no fue la primera vez que se hacía este tipo de faena en Cuba
Tanto en la radio y la televisión cubanas como en la prensa escrita nacional y provincial, incluso en buscadores internacionales y enciclopedias colaborativas de la talla de Google y Ecured, es común hallar la siguiente afirmación: “el 23 de noviembre de 1959 se desarrolló en Cuba el primer trabajo voluntario por iniciativa del Comandante Ernesto Che Guevara para apoyar la construcción de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos en el municipio granmense de Bartolomé Masó”.
La incansable repetición de esa aseveración ha logrado que se acepte como verdad absoluta. En realidad, hay en ella dos inexactitudes: la jornada convocada por el Guerrillero Heroico fue el domingo 22 de noviembre y no el lunes siguiente, aclaración hecha durante sucesivos años por algunos de sus participantes, entre ellos el investigador del Instituto de Historia de Cuba Walfrido de la O Estrada. Y aquel hecho tampoco fue el primer trabajo voluntario desarrollado en nuestro país pues hubo varios que le antecedieron, algunos, incluso, con la asistencia del Héroe de Santa Clara.
Fidel y el Che nos enseñaron que los hechos deben ser relatados tal como fueron. Para el Guerrillero Heroico, la historia “debe ceñirse a la verdad como un dedo en un guante”.
Los primeros trabajos voluntarios
Según hallazgos del historiador Eugenio Suárez, hasta su fallecimiento director de las Oficinas de Historia del Consejo de Estado, quien revisó exhaustivamente la prensa cubana publicada en 1959, en el periódico Hoy del 4 de abril de ese año apareció una nota informativa sobre la organización de columnas de ayuda agraria, compuestas por voluntarios procedentes de la clase obrera, “con el objeto de dedicar los domingos a trabajar gratuitamente en el lugar del campo que se nos designe, por entender que de esa manera estamos demostrando nuestra disposición de ayudar a la Revolución”.
Esta iniciativa fue rápidamente imitada por varios sindicatos, centros de trabajo y organizaciones de barrio. En su edición del 15 de abril siguiente, Hoy se hacía eco de destacamentos de obreros voluntarios que donaban un día de trabajo e incluso laboraban sus domingos de descanso para apoyar económicamente a la Reforma Agraria.
La creación por el Gobierno Revolucionario de 10 mil nuevas aulas para el curso escolar 1959-1960 tuvo que enfrentar un déficit de maestros. Al llamado de Fidel muchos educadores aceptaron aulas de más sin remuneración y algunos laboraron sin cobrar sueldo o con solo la mitad del salario.
La O.T.V.
Según dio a conocer el periódico Revolución el 9 de octubre de 1959, bajo el auspicio de la Dirección Provincial del Movimiento 26 de Julio de La Habana, se había creado unos días antes la Organización de Trabajadores Voluntarios (O.T.V.), en cuyo primer mensaje al pueblo se expresaba: “Tu esfuerzo, hombre o mujer, obrero, profesional o empresario, puede ser encausado en un fin práctico para que sea útil en la gran tarea de construir una Cuba Nueva”.
En esa misma información, donde se convocaba para la mañana siguiente a la primera movilización de la entidad, se puntualizaban los objetivos para su existencia: “Si tú dispones de algún tiempo libre, puedes aprovecharlo en servicios voluntarios al Estado, a través de este organismo cívico que clasifica los servicios y facilita sus miembros para tareas de todas clases, trabajos físicos o actividades intelectuales”.
El 12 de octubre este matutino dedicó cuatro de sus páginas al acontecimiento: “La Organización de Trabajadores Voluntarios (O.T.V.) rindió triunfalmente su primera jornada de labor al completar durante el sábado toda la pintura de los contenes del Malecón habanero. Más de 400 trabajadores, animosos y espontáneos, se dedicaron a la tarea desde horas tempranas de la mañana hasta pasado el mediodía.
“Al final, más de veinte kilómetros, a lo largo de nuestra hermosa avenida del litoral, habían quedado transformados por la obra restauradora de los brochazos constantes de un extremo a otro, desde la Aduana hasta la entrada del túnel bajo el río Almendares […] Los voluntarios inscriptos concurrieron a la hora señalada, y muchos transeúntes y curiosos que acudieron a la avenida marítima también se sumaron en apreciable número a los grupos de trabajo previamente constituidos.
El 26 de octubre, Revolución informaba acerca de la labor realizada en esos días por los miembros de la O.T.V. en el chapeo de la maleza en la explanada de la hoy Plaza de la Revolución, y en otras tareas de embellecimiento y limpieza de la capital. Así lo describió un colega: “vimos en el Malecón una legión de personas pintando de blanco el contén de las aceras. Después fueron las calles Línea, le siguió L. Cada vez que la O.T.V. convoca a sus ‘legionarios’, allí está presente una gran cantidad de ciudadanos que dedican sus horas libres, por la noche, por la tarde después de las tareas de oficina o taller, los domingos por la mañana. Siempre se busca tiempo para cumplir con la O.T.V.”.
Tal fue el entusiasmo despertado por estas jornadas en el pueblo que Revolución creó a partir del 11 de noviembre de 1959 una sección fija con el título OTV: Informa para reportar las actividades realizadas y los planes de la organización. Así se fue conformando la actitud del trabajo revolucionario, como le llamó Fidel.
Caney de las Mercedes
Al triunfo de la Revolución el sistema educacional en el hoy municipio Bartolomé Masó, al sur de la provincia de Granma, presentaba una situación alarmante. Solo existían diez escuelas, muchas de ellas carentes de maestros y ninguna ubicada en la zona montañosa. El índice de analfabetismo rondaba el 90%.
Por iniciativa de Fidel, se comenzó a ejecutar en El Caney de las Mercedes la edificación de la primera gran obra educacional de la etapa revolucionaria: la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, con capacidad para alrededor de 20 mil educandos. El entonces primer ministro designó al Comandante Manuel Piti Fajardo como jefe de operaciones en la Sierra Maestra y director de la construcción del centro docente.
Desde que se colocó la primera piedra, se hizo sentir la continua presencia del Che en el lugar: él fue el de la idea de convocar una gran jornada de trabajo voluntario el domingo 22 de noviembre de 1959. Pity Fajardo acogió la iniciativa con entusiasmo y envió 50 camiones a su natal Manzanillo para trasladar personal hacia la obra.
De acuerdo con el testimonio ofrecido a este redactor por el historiador Daniel Rodríguez, acudieron al llamado del Guerrillero Heroico gran cantidad de trabajadores y campesinos de Yara, Campechuela y Calicito. Dos participantes, Walfrido de la O Estrada y el periodista manzanillero Ramón Sánchez Parra, calcularon en más de dos mil los involucrados en aquella movilización. El reportero rememoraría años más tarde cómo aquel domingo “se convirtió en fiesta para nuestra ciudad desde que salimos en decenas de camiones desde el parque Bertot”.
Aunque no fuera el primer trabajo productivo desarrollado en Cuba, la movilización de aquel 22 de noviembre le dio un gran impulso a ese tipo de jornadas. Y el Che, con la fuerza de su ejemplo, fue en gran medida responsable de ello. Siempre se le vio en actividades como esta en la primera fila, fuera en un corte de caña, en la producción industrial, en las construcciones, en la carga y descarga de los puertos
Para él, no debía mirarse al trabajo voluntario “por la importancia económica que signifique en el día de hoy para el Estado” sino como “el factor que desarrolla la conciencia de los trabajadores más que ningún otro”.
- Fuentes consultadas: Documentos cedidos por el investigador Eugenio Suárez. Testimonios recogidos por el autor de este trabajo a Walfrido de la O Estrada y Daniel Rodríguez.
- El autor es periodista y profesor universitario. Premio Nacional de Periodismo Histórico por la obra de la vida 2021.