Festejo de Cuba tras vencer a México en Puerto Rico en el año 2015. / Ricardo López Hevia
Festejo de Cuba tras vencer a México en Puerto Rico en el año 2015. / Ricardo López Hevia

¿A qué podemos aspirar?

La Serie del Caribe será el próximo gran reto para un equipo cubano de béisbol


Tras la noticia del regreso por invitación de Cuba a la siguiente edición de la Serie del Caribe, que se  disputará del 30 de enero al 7 de febrero de 2026 en Venezuela, varias interrogantes rondan entre los amantes del béisbol.

Una es: ¿Qué equipo debería ir? Y otra no menos importante: ¿A qué resultado podemos aspirar?

Más adelante repasaremos la historia: “antigua” y “contemporánea”. En los archivos podría estar la respuesta a la segunda pregunta.

Agricultores apenas consiguió un triunfo en la Serie del Caribe de 2023. / mlb.com

Primero la primera

Según mi criterio, hay dos variantes posibles para la asistencia de nuestro país. Una podría ser el equipo que se corone en la Serie Nacional 64, lid que debe comenzar en septiembre y terminar en enero del 2026. Porque, recordemos, al campeón de la actual III Liga Élite lo conoceremos este próximo junio. Así que sería demasiado largo el posterior período de tiempo de espera.

Tampoco lo que planteo aquí es lo ideal. Se acercaría a lo soñado si en cambio un torneo invernal un poco más fuerte se desarrollara en esos meses en la Cuba, como en sus dos versiones previas lo hizo la Liga Élite, concentrando, dentro de lo que cabe, la calidad. Etapa, además, de menos salidas por contratos en el exterior. Sin embargo, como sabemos, el calendario ha cambiado de fecha.

En tal sentido, la escuadra de la provincia ganadora de la Serie Nacional 64 se debería reforzar con al menos 10 o 12 atletas, tras un análisis justo de cada pieza para no obviar a ninguno de los protagonistas del cetro en casa. Aunque hay que tener claro que los cambios siempre serán necesarios, sobre todo en el área del pitcheo, debido al alto nivel competitivo del evento y las marcadas deficiencias que tenemos, fundamentalmente en esa área.

En definitiva, con esta propuesta se representaría a uno de nuestros torneos domésticos y al país todo, como hacen los demás participantes. Se garantizaría además que puedan llegar en la mejor forma competitiva posible, luego de jugar y ganar los play off en casa.

La segunda variante que imagino, y para mí es la más certera, sería una base del mismo elenco que en marzo siguiente participe en el Clásico Mundial.

La lid regional serviría para medir, incluir e incluso descartar a quienes no se encuentren en buen momento, de cara al magno evento global. Se trata de aproximadamente un mes de separación entre la Serie del Caribe y el Clásico.

Si la suerte nos acompaña podrían sumarse algunos internacionales. Y claro, mantener idéntico cuerpo de dirección, incluido el mánager, aún indefinido, por cierto, en un proceso que se ha dilatado bastante.

Así lucía el Coloso del Cerro durante la primera Serie del Caribe en 1949. / AUTOR NO IDENTIFICADO

El pasado

Nuestro país no asiste a la Serie del Caribe desde 2023, cuando Agricultores (Granma y Las Tunas), campeón de la I Liga Élite, apenas consiguió un triunfo ante Curazao 3-1 en 10 entradas y terminó en el último puesto.

No obstante, no es breve el palmarés a la hora de desempolvar la historia de los nuestros en estos certámenes, fundados en 1949 en el entonces Gran Stadium de La Habana, actual Latinoamericano. En total han sido ocho los títulos conseguidos por equipos cubanos.

Vale la pena repasar que durante la etapa inicial del torneo (1949-1960), los clubes cubanos se repartieron siete cetros: Almendares (1949 y 1959), La Habana (1952), Cienfuegos (1956 y 1960) y Marianao (1957 y 1958).

Después de más de cinco décadas de ausencia, Cuba regresó en 2014 a Isla Margarita, Venezuela, como hará ahora en condición de país invitado. Un año más tarde escribió otra página gloriosa al coronarse en San Juan, Puerto Rico, con el Pinar del Río dirigido por Alfonso Urquiola, en lo que fue el octavo título.

Y rememoremos más. Allí derrotaron a México en un cerrado choque final con pizarra de 3-2. La victoria fue para el derecho Yosvani Torres, salvamento del también diestro Héctor Mendoza y jonrón determinante del luego ligamayorista Yulieski Gurriel en la parte alta del octavo capítulo.

El futuro

La competición que acogerá Venezuela en su edición número 68 podría hacer historia con la posible presencia de ocho escuadras y tres sedes.

Junto al elenco de la mayor de las Antillas ha sido invitado Japón, al igual que Corea del Sur e Italia, estos dos últimos aún por confirmar. Llamativo alcance extracontinental. Y estarán los habituales: México, Puerto Rico, República Dominicana y los anfitriones.

En cuanto a los recintos deportivos, serán el Estadio Monumental Simón Bolívar de Caracas, el Estadio de la Universidad Central de Venezuela y el Fórum de La Guaira.

Para Cuba –más allá del resultado– es una oportunidad, casi única, de acuerdo con la intermitencia de los últimos tiempos. Injustas ausencias, sí, pero debatibles a partir del bajo nivel de nuestros equipos y torneos, que facilitan el trabajo a quienes nos tachan un año tras otro. Hay que tener claro que en estos eventos se prioriza, por encima de la posición política, el espectáculo. Se trata de un negocio y no un discurso.

Lo cierto es que si tiramos la “luz larga”, para las próximas ediciones no hay certeza de poder regresar. Ojalá me equivoque, mas, estas son las sedes previstas: Hermosillo, México 2027; Miami, Estados Unidos 2028; y San Juan, Puerto Rico 2029.

Intentar hacerlo lo más cercano posible a bien en los terrenos de Venezuela, nos podría dar cierta valía ante los ojos críticos de los decisores, pensando en futuras invitaciones. Pero levantar un trofeo a ese nivel, en las condiciones actuales de nuestra pelota, es realmente impensable. Y no he descubierto el agua tibia.

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