Cultores de esa vertiente en Ciego de Ávila acaban de soltar riendas de oralidad

Eso de que las adversidades del momento podían llenar de escarcha este año el tibio surco que ha venido abriendo el Encuentro Nacional de Cuenteros Tradicionales y Campesinos se volvió, por suerte, “puro cuento”.

Decididos siempre a no cruzar brazos y tomar -como suele decir el guajiro cubano- “del lobo (al menos) un pelo”, Ciego de Ávila devino escenario y testigo de un ameno intercambio entre quienes cultivan esa criolla vertiente de la oralidad en el territorio y empedernidos cuenteros llegados desde Colombia.

Dedicado a los tres lustros de la Cátedra de Cuentería Campesina y Tradicional José Obregón Bravo, este encuentro contó con la organización de esa institución, y el coauspicio de la Dirección Provincial de Cultura de Ciego de Ávila y del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Aunque el programa incluyó actividades en escenarios de la ciudad avileña (enseñanza artística, sede de los intelectuales avileños y otros), volvió a acaparar emociones la Casa de la cuentería, única de su tipo en el país, ubicada en el norteño municipio de Florencia, con loable labor en torno al estudio de esa tradición y su valoración desde el prisma de las ciencias sociales.

Por ello, en ese acogedor sitio suelen confluir con frecuencia bianual cuenteros de otras regiones del país y amigos del exterior, quienes comparten experiencias, participan en veladas, guateques y eventos teóricos, bajo el empeño común de continuar preservando y enriqueciendo tradiciones que ni el tiempo ni las vicisitudes han podido sepultar.

La zona donde se encuentra la Casa, dentro del Plan denominado Turquino Bamburanao, tiene rica costumbre en el arte de narrar historias, elemento que anima a creadores e investigadores.