Sobre el desarrollo y evolución de la cirugía robótica indaga Lázara Acosta, de La Habana
La cirugía robótica, un campo que fusiona la ingeniería y la medicina, ha transformado radicalmente el panorama quirúrgico desde sus primeros pasos en la década de 1980. Lo que comenzó como una serie de experimentos rudimentarios con sistemas mecánicos ahora se ha convertido en un recurso clave para procedimientos de alta precisión.
La cirugía robótica, definida por la SAGES (Society of American Gastrointestinal and Endoscopic Surgeons) es un procedimiento quirúrgico realizado con tecnología, facilita la interacción entre el médico y el paciente donde la capacidad del robot de repetir tareas con precisión, corregir las deficiencias humanas y potenciar sus habilidades es la base de su éxito.
Cada vez en más lugares realizan estos procedimientos, y los reportes de fallas en los robots y sus componentes son escasos. Sin embargo, es un proceso muy costoso y ahí radica una de las principales limitantes.
Orígenes
El viaje comenzó con el desarrollo del sistema robótico PUMA 560, utilizado en 1985 en una biopsia cerebral guiada por tomografía computarizada. Este hito marcó el inicio de la colaboración entre ingenieros y cirujanos, sentando las bases de una tecnología que reduciría el margen de error humano. Estudios de la Universidad de Stanford y el Instituto de Investigación de Palo Alto respaldaron su eficacia.
A medida que avanzaban los años 90, surgieron plataformas más sofisticadas, como el sistema Da Vinci, diseñado por Intuitive Surgical, el cual revolucionó la cirugía mínimamente invasiva al proporcionar a los cirujanos una visión tridimensional ampliada y la capacidad de realizar movimientos precisos a través de incisiones pequeñas.
Investigadores de la Universidad Johns Hopkins evidenciaron que el Da Vinci no solo mejoraba los resultados quirúrgicos, sino también reducía el tiempo de recuperación de los pacientes.
Por su parte, científicos de la Universidad de Oxford desarrollan robots que integran inteligencia artificial, permitiendo a las máquinas aprender de procedimientos anteriores y mejorar su desempeño en tiempo real. Estos sistemas prometen ser más autónomos, lo cual podría revolucionar nuevamente el concepto de asistencia quirúrgica.
Del otro lado
China es otro de los países que apuesta por esta técnica logrando avances significativos. Destaca la realización, en 2023, de una cirugía robótica a larga distancia, llevada a cabo con tecnología 5G entre las ciudades de Hangzhou y Aral, la cual evidenció la capacidad de las redes avanzadas de realizar intervenciones remotas con mínima latencia, mejorando el acceso a servicios médicos especializados en regiones apartadas.
En 2024, se inauguró un centro de entrenamiento de cirugía robótica en el Primer Hospital Afiliado de la Universidad Sun Yat-sen, orientado a formar profesionales en el uso de sistemas quirúrgicos avanzados. Desde 2015, este hospital ha utilizado el sistema Da Vinci, realizando más de 10 000 procedimientos, lo que refleja el compromiso de China con la innovación médica y la formación de especialistas en tecnología quirúrgica.
Entre los hitos recientes, destaca una telecirugía realizada en junio de 2024 por el cirujano Zhang Xu, quien operó desde Roma a un paciente en Pekín, a 8 000 kilómetros de distancia, con tecnología 5G y brazos robóticos.
Igualmente, ha desarrollado sistemas propios, como el MicroHand S, aprobado en 2021. Junto a la adopción del sistema Da Vinci, instalado en diversas instituciones y utilizado en cientos de miles de cirugías, estos avances posicionan al país como líder en la cirugía robótica global, destacando su compromiso con la innovación y la mejora de los resultados médicos.
Inconvenientes
La formación de cirujanos en el uso de estas herramientas es un proceso largo y costoso. Una pesquisa de la Universidad de Harvard sugiere que el éxito de la cirugía robótica depende en gran medida de la inversión en capacitación y simulación. En un futuro cercano, es probable se convierta en estándar global, accesible incluso a las comunidades más remotas.
Una de las principales limitaciones es el alto precio en la adquisición del equipo, de los insumos necesarios para su funcionamiento y su mantenimiento.
El valor de los sistemas robóticos, como el Da Vinci Surgical System, es de varios millones de dólares, lo cual imposibilita su implementación en países con recursos limitados. Además, los gastos asociados pueden limitar el acceso a esta tecnología para muchos pacientes, especialmente en regiones con sistemas de salud menos desarrollados.
Otra desventaja es la curva de aprendizaje para los cirujanos. Aunque los sistemas robóticos están diseñados para ser intuitivos, requieren una formación extensa y especializada en su correcto manejo. Esto puede retrasar su adopción en algunos hospitales y aumentar el riesgo de errores durante los procedimientos si no se cuenta con personal adecuadamente capacitado.
Asimismo, la dependencia de tecnología avanzada implica riesgos en caso de fallos técnicos o interrupciones en la conexión, especialmente en procedimientos que dependen de telecirugía. De ahí la necesidad de evaluar cuidadosamente el costo-beneficio de la cirugía robótica en cada contexto.
DE TIRO RÁPIDO
•ALINA RODRÍGUEZ: El método de alimentación complementaria conocido como Baby-Led Weaning (BLW) ha ganado popularidad en los últimos años como una alternativa a los tradicionales purés y papillas. Se basa en la idea de que los bebés inicien su alimentación sólida de manera autónoma, guiándose por su propio instinto y preferencias, buscando fomentar la independencia del niño desde una edad temprana. El origen del término se remonta a investigaciones en los años 90, aunque sus fundamentos se asientan en prácticas ancestrales. Autores como Gill Rapley han sido pioneros en la difusión de esta técnica que fomenta la eliminación de la cuchara en favor de alimentos sólidos y enteros que los bebés puedan manipular. Así se promueve la autorregulación en el apetito, se estimula el desarrollo de habilidades motoras finas, la coordinación mano-boca y el desarrollo sensorial. Diversas culturas y contextos en la actualidad lo implementan; en Cuba, muchos bebés inician así el consumo de alimentos distintos a la leche, apreciando sus familiares los beneficios antes descritos. Cientos de madres se agrupan en comunidades de redes sociales digitales y comparten experiencias e información científica avalada sobre el tema.
•AMANDA PADRÓN SÁNCHEZ: Los culeros desechables, también conocidos como pañales desechables, surgieron en la década de 1940 como una solución práctica para la higiene infantil. Su invención se atribuye a la empresaria estadounidense Marion Donovan, quien creó el primer prototipo utilizando materiales impermeables y absorbentes. A lo largo de las siguientes décadas, esta industria evolucionó significativamente, incorporando avances en tecnología y diseño para mayor comodidad y funcionalidad. En los años 60, la producción en masa permitió que estos llegaran a un público más amplio. Sin embargo, el uso excesivo de culeros desechables puede tener varias consecuencias negativas para la salud de los niños. Uno de las más comunes es la dermatitis del pañal, que se produce por la exposición prolongada a la humedad y a sustancias químicas, causando irritación, enrojecimiento y malestar en la piel. Algunos estudios sugieren que puede afectar la salud urológica, aumentando el riesgo de infecciones del tracto urinario. Por lo tanto, es fundamental equilibrar el uso de estos productos con prácticas que promuevan la salud y la higiene adecuadas.