Cuando las convicciones de una actriz se revelan en su personaje, la conexión con el público se refuerza
Durante meses las noches del canal Cubavisión han relatado los conflictos de la familia Benedito, como epicentro de las tramas surgidas desde el Valle del Café, en la telenovela Orgullo y pasión. Como protagonista principal de estas historias destaca la versátil actriz brasileña Nathalia Dill.
Nacida el 24 de marzo de 1986 en Río de Janeiro, es una de las más populares de la pantalla chica en el Gigante suramericano. Desde muy joven mostró interés por las artes escénicas, lo que la motivó a estudiar teatro y participar en obras independientes. Con esfuerzo y dedicación ingresó al mundo del entretenimiento nacional, consolidándose como una de las intérpretes más versátiles de su generación. Su debut televisivo llegó en 2007 con Malhação, una serie juvenil que catapultó a varios talentos emergentes. En esta producción, Nathalia interpretó a Débora, una joven de carácter fuerte que rápidamente captó la atención del público y la crítica, marcando el inicio de una carrera prometedora, en la que logró un balance entre el teatro y el cine.
En 2018, Nathalia brilló como Elisabeta Benedito en la exitosa telenovela Orgullo y Pasión. Inspirada en las novelas de Jane Austen, esta producción fusionó clásicos de la literatura inglesa con el contexto histórico brasileño. La interpretación de Dill como la valiente y apasionada Elisabeta, inspirada en Elizabeth Bennet de Orgullo y prejuicio, fue elogiada por su intensidad y modernidad.
La química entre Nathalia y sus compañeros de reparto, especialmente con Thiago Lacerda, quien interpretó al icónico Darcy, fue fundamental para el éxito de la telenovela. Orgullo y pasión no solo capturó la esencia de Austen, sino que también permitió que Dill demostrara su capacidad de liderar un elenco en un proyecto de gran envergadura. La producción fue un fenómeno de audiencia en Brasil y en el extranjero.
Además de su éxito en televisión, ha participado en proyectos cinematográficos como Paraísos Artificiais (2012), donde exploró temas complejos relacionados con la juventud y las adicciones. Su trayectoria en el cine ha sido una constante búsqueda de papeles significativos y desafiantes.
En su vida personal suele ser discreta, aunque comparte imágenes junto a su familia, especialmente junto a su pequeña Eva, fruto de su relación con el músico Pedro Curvello.
Natalia publica temas de las luchas sociales que defiende, como la igualdad de género y la sostenibilidad, reforzando su conexión con sus seguidores. Su interpretación de Elizabeta Benedito reveló que la pasión y firmeza del personaje televisivo es la misma que demuestra la actriz, al defender las causas en las que cree.