Fidel durante la comparecencia televisiva del 15 de octubre en el que proclamó cumplido en lo esencial el Programa del Moncada.
Fidel durante la comparecencia televisiva del 15 de octubre en el que proclamó cumplido en lo esencial el Programa del Moncada.

Una nueva etapa de la Revolución

Así definió el entonces primer ministro de la República, Fidel Castro Ruz, al período histórico iniciado con las leyes promulgadas por el Gobierno Revolucionario en octubre de 1960

Fotos. / Archivo de BOHEMIA


Las nacionalizaciones antimperialistas de agosto de 1960 no amenazaron la existencia de la burguesía cubana como clase social, pues de ningún modo eliminaba la propiedad privada. Lejos de verse afectada, estaba en mejores condiciones de desarrollar una producción capitalista nacional al librarse de la desleal competencia de los monopolios yanquis y gozar a su favor del incrementado poder adquisitivo de la población.

Incluso, podía recibir más apoyo del sector estatal, robustecido por la recuperación de los bienes mal habidos en el batistato y su reciente control de las empresas foráneas expropiadas. Pero la llenó de pavor el recrudecimiento del diferendo Cuba-Estados Unidos y, sobre todo, las noticias propaladas por medios de comunicación de norteamérica y América Latina sobre probables represalias económicas severas por parte de Washington y de la posibilidad de una intervención militar al amparo de la complicidad de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Muchos propietarios dejaron de reinvertir sus ganancias y las cambiaron en divisas para colocarlas en bancos del extranjero, lo cual prefiguraba su futura fuga del país. Otros comenzaron a financiar la subversión contrarrevolucionaria (parcialmente, el mayor subsidio procedía de la CIA) o simplemente huyeron a otros países, principalmente hacia Estados Unidos, abandonando la dirección de sus negocios, los cuales (en ambos casos) tuvieron que ser intervenidos.

Suele narrar la tradición oral, ese rumor vox populi sobreviviente a los años y a las refutaciones, que el Che, tras la nacionalización de 36 centrales azucareros yanquis, citó a un magnate cubano, poseedor de varios ingenios y una bien ganada reputación como especialista en el ramo, y le ofreció un cargo de asesor, extendiéndole un nombramiento en el cual se dejaba un espacio en blanco al sueldo, con el fin de ser llenado a su entender. El magnate le pidió tiempo para pensarlo. Días después el Guerrillero Heroico supo de su marcha con la familia en un yate hacia Estados Unidos.

Al colocarse la burguesía definitivamente al lado del imperialismo y la contrarrevolución, el 13 de octubre de 1960 el Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario decretó la Ley 890 sobre la nacionalización del gran capital nacional, la cual dispuso la expropiación forzosa de 382 entidades, entre ellas, 105 centrales azucareros, 18 destilerías; seis empresas de bebidas alcohólicas, siete alimenticias y dos de aceites y grasas; tres fábricas de jabones y perfumes, cinco lácteas, dos de chocolates, nueve de envases, tres de pinturas, tres químicas, seis metalúrgicas básicas, siete papeleras, 60 textiles y de confecciones; un molino de harina y 16 de arroz; 47 almacenes de víveres, 10 tostaderos de café, tres droguerías, 13 tiendas por departamentos, una imprenta, 11 cines y sus correspondientes circuitos cinematográficos, además ocho compañías ferroviarias, 19 de construcción, una de electricidad y 13 marítimas.

Al igual que la mayoría del pueblo, los trabajadores de las tiendas exclusivistas de la capital apoyaron las nacionalizaciones.

Ese mismo día, también se promulgó la Ley No. 891 acerca de la nacionalización de la banca privada con el objetivo de adecuarla a los requerimientos de la economía cubana, declarando que la función bancaria solo podría ejercerla el Estado mediante los organismos creados al efecto con arreglo a las disposiciones legales vigentes. Solo dos propietarios privados mantuvieron sus operaciones: The Royal Bank of Canada y The Bank of Nova Scotia.

Todavía faltaba otro duro golpe a la burguesía criolla. El 14 de octubre se adoptaba la Ley de Reforma Urbana (nacionalización de las viviendas), la cual eliminaba la especulación en el arrendamiento urbano, una práctica de los “casatenientes” (propietarios de numerosos edificios y moradas destinadas a ser alquiladas). La legislación garantizaba a los antiguos poseedores afectados una renta vitalicia.

La prensa de la época se hizo eco de las leyes promulgadas y reprodujo las intervenciones del líder de la Revolución.

Comparecencia televisiva de Fidel

El pueblo demostró fehacientemente su adhesión a las leyes promulgadas, hasta tal punto de provocar comentarios positivos al respecto del presidente guineano Sekou Touré, quien se hallaba de visita en Cuba. También llamó la atención del mandatario africano la política educacional del Gobierno Revolucionario, pues en poco más de 20 meses se habían convertido cuarteles en escuelas y se crearon miles de aulas con sus correspondientes plazas de maestros.

Estaba todavía en La Habana el político guineano cuando el 14 de octubre de 1960 quedaba constituida la Comisión Nacional de Alfabetización, la cual orientaría la campaña que durante 1961 enseñaría a leer y escribir a más de 700 000 compatriotas.

Al día siguiente el entonces primer ministro de la República, Fidel Castro Ruz, compareció en el espacio televisivo Ante la Prensa para responder las interrogantes de un panel de periodistas y a la vez, hablarle al pueblo sobre las recientes leyes promulgadas. Uno de ellos, Carlos Rafael Rodríguez, en aquel momento director del periódico Hoy, preguntó al Jefe de la Revolución por qué dos bancos canadienses habían sido excluidos de la nacionalización.

Fidel, respondió: “esos dos bancos están prestando un gran servicio al Gobierno, de carácter internacional, al viabilizar las operaciones comerciales, de importación y de exportación; es decir, todos los trámites de pago, los están realizando estos bancos y están prestándole un servicio a la Revolución, a través de sus casas matrices en Canadá […].

“Nosotros tenemos siempre que hagamos una ley que tener en cuenta todos estos hechos para ir desenvolviendo todo el proceso revolucionario y utilizando todos los medios y todas las facilidades que se presenten. Así que esa es la razón por la cual los dos bancos canadienses no fueron incluidos en la Ley”.

En respuesta a otro periodista, expresó: “La Ley de la Reforma Urbana se concibió desde la época del Moncada. Además, es el único punto que faltaba. Así que tiene sus orígenes en aquella época […] El principio fundamental de esta Ley es convertir en propietario de las casas a los arrendatarios. ¿Por qué? Porque en realidad el arrendatario está pagando casi durante 15, 20, 25… hay familias que llevan 30 años pagando casa. Han pagado la casa varias veces. Nunca son dueños de la casa”.

Nuestra revista también reflejó en sus páginas la repercusión de las leyes y la comparecencia televisiva del entonces primer ministro.

Durante su amplia exposición, Fidel calificó de históricos esos días de octubre, por cuanto se había cumplido el Programa del Moncada que ha sido el documento que guio la conducta del Gobierno Revolucionario y el documento que guía, o los principios que guían, la conducta del Gobierno Revolucionario en este momento”.

Subrayó que con las legislaciones recién puestas en vigor se cerraba una era decisiva y fundamental de nuestra historia. Y concluyó: “Entramos en una nueva etapa; los métodos son distintos; nuestros principios están hoy sintetizados en la [Primera] Declaración de La Habana”. Como él mismo definiría tiempo después, se iniciaba un período de construcción del socialismo, el cual, como singularidad de nuestro proceso en la historia del movimiento revolucionario mundial, se desarrolla ininterrumpidamente desde la fase nacional liberadora (en el caso cubano, también agraria y antimperialista) a la socialista bajo una misma dirección política.

*Periodista y profesor universitario. Premio Nacional de Periodismo Histórico por la obra de la vida 2021.

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Fuentes consultadas

Informaciones aparecidas en el diario Revolución en el mes de octubre de 1960. El texto periodístico Nacionalizar quiere decir pasar a poder de la nación, de Eugenio Suárez y Acela Caner (Granma, 12 de octubre de 2015).

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