Han transcurrido 64 años de la derrota mercenaria en Playa Girón. Recordar los hechos es una manera de atesorar el patrimonio histórico y rendir tributo a quienes se inmolaron para que nunca se apague en la patria “este sol que está brillando”
Aquellas arenas significan una digna estrella en la tradición histórica de Cuba, nuestra Patria rebelde. Allí se guardan recuerdos de heroísmo y combate, cuando desde el alto norte / flota de piratas viene / a herir con fácil cuchillo, / como los traidores hieren, / el gran pecho de Girón /que junto a la mar se extiende. Así lo exalta en sus versos el poeta Nicolás Guillén.
El quehacer pacífico de campos y ciudades fue interrumpido en horas tempranas de la mañana del 15 de abril de 1961. Aviones procedentes de la base nicaragüense de Happy Valey, ubicada en la ciudad de Puerto Cabezas, Nicaragua, bombardean los aeropuertos de La Habana, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba. De inmediato el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz señala en un comunicado: “Si este ataque aéreo fuese el preludio de una invasión, el país en pie resistirá y destruirá con mano de hierro cualquier fuerza que intente desembarcar en nuestra tierra”.

Al día siguiente, para dar una digna sepultura a los gloriosos caidos, un cortejo fúnebre desfila por la Calle 23, en masa compacta. A la cabeza, junto a los armones que conducen a los siete cadáveres, las figuras principales de la Revolución. Entre los inmolados, el miliciano Eduardo García Delgado: “[…] Cuando con sangre escribe FIDEL / este soldado que por la patria muere, / no digáis miserere: / esa sangre es el símbolo de la patria que vive…, en versos de nuestro Poeta Nacional.

Frente a una tribuna situada en la intersección de las calles de 23 y 12, en el Vedado, el máximo líder proclama públicamente el carácter socialista de la Revolución Cubana. Un mar de pueblo levanta sus fusiles para patentizar la inquebrantable decisión. La orden de combate estaba dada.
Cuba amanece en pie de guerra la madrugada del día 17. Se confirma lo que se esperaba. Un miliciano que hacía guardia en la costa de Playa Girón, anuncia que tropas mercenarias estaban desembarcando. Al ver la primera embarcación acercarse, le da el ¡alto! y realiza el primer disparo de la batalla.

Era la Brigada 2506 en composición de 1 500 hombres bien armados y apoyados desde el aire. A bordo de cinco buques de guerra de Estados Unidos habían salido de Nicaragua, con el objetivo de tratar de establecer una cabeza de playa, constituir un gobierno provisional y solicitar la intervención desde el norte.

De inmediato el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, al conocer el hecho, emite el Comunicado Número 1 al pueblo de Cuba: “Los gloriosos soldados del Ejército Rebelde y de las Milicias Nacionales Revolucionarias han entablado ya combate con el enemigo en todos los puntos. […] ¡Adelante cubanos, que la Revolución es invencible y contra ella y contra el pueblo heroico que la defiende se estrellarán todos los enemigos!”.
El legendario héroe de la Sierra Maestra llega al teatro de operaciones y dirige personalmente las acciones combativas. Con su capacidad estratégica y táctica, da órdenes precisas sobre los golpes que deben asestar la aviación y las fuerzas terrestres, incluyendo las milicias; la artillería, los tanques…

Los mercenarios, quienes hasta habían cometido atrocidades incluso contra la población indefensa en los alrededores de Bahía de Cochinos, no pueden contener la contraofensiva que se les va encima el día 18. Se ven obligados a iniciar le retirada hacia el litoral y dejar abandonados, junto a sus muertos, gran número de equipos pesados y ligeros. Una coraza de heroico acero se les interpuso.
En horas de la tarde del día 19, Fidel, el principal protagonista junto a su pueblo de aquella epopeya, redacta el parte Número 4, con el que informa la trascendental victoria de las fuerzas revolucionarias:
“Playa Girón, que fue el último punto de los mercenarios, cayó a las 5 y 30 de la tarde.
“La Revolución ha salido victoriosa, aunque pagando un saldo elevado de vidas valiosas de combatientes revolucionarios que se enfrentaron a los invasores y los atacaron incesantemente sin un solo minuto de tregua, destruyendo así en menos de 72 horas el ejército que organizó durante muchos meses el gobierno imperialista de los Estados Unidos”.
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Fuentes consultadas
Los libros, En marcha con Fidel 1961, de Antonio Núñez Jiménez y Girón. La batalla inevitable, de Juan Carlos Rodríguez.