La amistad chino-africana fomenta compromisos a largo plazo. Una imprescindible cumbre bilateral de cooperación potencia nuevos horizontes

“En Jiangxi se desayuna con palitos de masa frita y pollo con sopa caliente. ¿Por qué no viene y prueba usted mismo?”. Es esta colorida nota sobre la vida diaria que el bloguero zambiano Kawawa Kadichi “sube” en sus redes sociales desde esa provincia del sureste del gigante asiático. Como joven actor se considera puente entre China y África. Él cimenta su afecto de cuando a Zambia y Tanzania se les enlazó (1970-1976) mediante la línea de ferrocarril, nombrada TAZARA, con financiación y tecnologías chinas. Acciones así se veneran, calan el imaginario popular. Favorecen sinergias propiciatorias de un hoy cooperado que estimula lo mejor y establece vínculos difíciles de romper.

De asistencias puntuales se pasa al actuar conjunto, a plataformas abarcadoras en el corto, el mediano y el largo plazos. Eso se evidenció este septiembre en Beijing durante la Cumbre 2024 del Foro de Cooperación China-África (FOCAC). Dicho encuentro verifica el marcado interés de cara a rendimientos y experiencias beneficiosas para todos. Varios líderes africanos lo reconocieron en sus discursos de saludos y diseños estratégicos. El del mandatario sudafricano, Ciryl Ramaphosa, ponderó lo mucho logrado y animó a seguir un camino ascendente en metas.

Soberanía, la mayor amenaza

El siglo XXI africano inauguró un ámbito tendiente al incremento de las relaciones con la República Popular China (RPCH). La última reunión las calificó de estratégicas. Observación muy importante, pues venenosas han sido las descalificaciones respecto a la incursión asiática en tierras africanas, que han incluido hablar de imperialismo o colonialismo chinos. La realidad ha venido a aclarar que se trata de una asociación recíprocamente ventajosa, de respeto a la soberanía y autodeterminación nacionales. Se brinda la mano con vistas a desplegar las enormes capacidades en disímiles aspectos del desempeño socioeconómico del continente madre, arrojado a la pobreza y aun sujeto a un velado neocolonialismo transnacional.

La preocupación occidental es notoria, debido al desplazamiento de su penetración: África prefiere a la RPCH en esferas de la defensa y misiones de paz. Níger fue inequívoca muestra. A ojos estadounidenses estos nexos demuestran la expansión del llamado “peligro amarillo”; en sí, valladar contra continuos apetitos geopolíticos, antaño ignorado elemento que, según Washington, define ahora a la China comunista como “riesgo mayor” a su seguridad. Irónicamente tiene razón: las enormes riquezas africanas dejaron de ser botín fácil, las grandes corporaciones yanquis y occidentales salen perjudicadas: los recursos naturales o el avance de las fuerzas productivas nutren las bases del progreso reivindicativo africano.

Cita fundamental

En calidad de anfitrión, el presidente de la RPCH, Xi Jinping, manifestó: “África también está viviendo un nuevo despertar y está caminando a pasos seguros hacia objetivos de modernización trazados en la Agenda 2063 de la UA (Unión Africana). China y África, en su búsqueda común del sueño de la modernización, desatarán sin duda una oleada de modernización en el Sur Global y escribirán un flamante capítulo de nuestro empeño por la comunidad de futuro compartido de la humanidad”. Hasta 2027 se promoverán 10 acciones integrales. El impulso a la contemporánea Ruta de la Seda es mecanismo aglutinador y espacio donde África despliega potencialidades.

El estadista declaró disposición a “abrir voluntaria y unilateralmente” más su mercado. “Decidimos otorgar el trato de arancel cero para el 100 por ciento de las líneas arancelarias a todos los países menos desarrollados que tienen relaciones diplomáticas con China, incluyendo 33 países africanos (…) Esto ayudará a transformar el inmenso mercado de China en enormes oportunidades para África. China va a expandir el acceso a su mercado para los productos agrícolas africanos, profundizar la cooperación con África en comercio electrónico; y lanzar el programa de mejoramiento de calidad China-África”. (1)

Otra buena noticia: el gobierno chino va a proporcionar un apoyo financiero valorado en 360 000 millones de yuanes. Asimismo, se perfilaron proyectos educativo, de salud, cultura, tecnología, infraestructura, energías limpias, etcétera. El comercio y la inversión seguirán siendo las joyas de la corona. El año pasado, el primero sobrepasó los 282 000 millones de dólares, convirtiendo al gigante asiático en el principal socio comercial africano. Ya son 15 años consecutivos. Mientras, la inversión directa en África alcanzaba 40 000 millones de dólares, muy superior a la del resto del mundo. De 2021 acá, las empresas chinas han contribuido a crear más de 1.1 millones de empleos y ello frena probables migraciones intra y extra continentales, genocidio silencioso, secuela colonial.

Mucha gratitud

Frente a expolios e instigaciones a guerras fratricidas, la RPCH promueve la gobernanza transparente, colaborativa, que solucione candentes problemas, como el hambre. Ante la insuficiencia de comida, Beijing no solo dona suministros; opta también por la formación del campesinado africano en técnicas apropiadas de riego, semillas y tratamiento cultural, ajustadas al entorno. En beneficio de antiguos hábitos alimentarios locales, se privilegian cultivos autóctonos de alto valor nutricional, aunque abandonados debido a la introducción foránea de otros.

África es vasta, pero tiene extensos suelos ociosos e inadecuadamente utilizados. Sobre la supuesta compra china de zonas enteras, Occidente difama y tergiversa hechos. Desde hace una década se emprenden hermanamientos entre naciones africanas y provincias chinas, los cuales incluyen enormes franjas para el aprovechamiento agropecuario. Allí se forman profesionales comunitarios gracias a cientos de expertos chinos, quienes comparten costumbres, avivan simpatías. Igual sucede con los entusiastas vídeos africanos en redes sociales. Agradecimientos a esa China hospitalaria, solidaria.