Memoria y contemporaneidad nutren la riqueza testimonial del Proyecto Cultural Nuestra Historia, integrado por seis casas editoriales ampliamente representadas en la edición 32 de la Feria Internacional del Libro
El propio y peculiar proceso formativo de cada pueblo es una fuente inagotable de contenidos que nutren las ideas, el ser y el quehacer desde ricas cosmovisiones creativas mediante un sentido integrador en constante evolución de realidades, aspiraciones y mentalidades.
Lo patentiza con creces el Proyecto Cultural Nuestra Historia, representado en la edición 32 de la Feria Internacional del Libro de La Habana por las casas editoriales Verde Olivo, Capitán San Luis, la Unión de Historiadores de Cuba, la Oficina de Asuntos Históricos, el Instituto de Historia de Cuba y el Centro Fidel Castro Ruz.
En la Sala K-3 de la Fortaleza San Carlos de la Cabaña tienen lugar presentaciones de libros devenidas amenos diálogos entre autores, autoras y públicos interesados por conocernos en profundidad teniendo en cuenta esencias y razones, relatos apenas contados, nuevas significaciones de hechos en contextos respectivos.
La complicidad de las instituciones reunidas en la oportuna e imprescindible propuesta abre vías de acceso a saberes y reflexiones sobre temáticas poco estudiadas o no tanto como lo merecen. Perseverantes investigadores traen al presente vivencias, anécdotas, testimonios y argumentaciones de impacto en la capacidad intelectiva de la sociedad cubana sin límites de edades y sexos.
Hace visibles estas y otras propuestas Ruth Casa editorial. Carlos Tablada, su director, reconoce el liderazgo logrado en la distribución y comercialización del libro digital en Cuba. “Estamos presentes en más de 70 plataformas internacionales y en la propia Ruth tienda, una librería online. El catálogo incluye libros sobre historia, política, economía y sociología. Es importante mantener la diversificación de una industria que promueve el conocimiento”.
Tal precepto deviene alma y luz en el Proyecto, bajo el eslogan Somos Revolución. Numerosos textos aportan acercamientos íntimos, conceptuales y holísticos a protagonistas de la historia de Cuba. Lo comparte Georgina Leyva Pagán en La Revolución comienza ahora (Editoriales Verde Olivo y Centro Fidel Castro). Ameno y exhaustivo es el recuento de acontecimientos dirigidos por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, entre ellos la forja del Ejército Rebelde, la continuidad de transformaciones en la existencia del pueblo, el continuo avance al realizar múltiples tareas y la victoria de Playa Girón. Ella ha sido parte activa de ese acontecer. En especial, apunta: “Las nuevas generaciones deberán acudir a Fidel cada vez con más insistencia y aprender de este proyecto que diseñó para Cuba: independencia, soberanía y espíritu de luchar por defender esas conquistas, sin claudicar jamás, ni hacer concesiones a los enemigos de Cuba y de los pueblos que luchan por alcanzar lo logrado en nuestra nación, su tenacidad y esfuerzo”.
Conquistas de hallazgos reveladores distinguen los puntos de vista, recreaciones y análisis desarrollados por quienes nutren el saber historiográfico sin soslayar la función comunicativa, pues esta constituye un componente imprescindible de la investigación. El modo científico al sustentar el pasado y el presente mediante visiones integrativas ofrece certeras concreciones de pensamientos, juicios y convicciones.
Es preciso leer detenidamente Como las raíces de los pueblos. Familia Sánchez Manduley/Celia, ensayo para una biografía (Oficina de Asuntos Históricos). En las cálidas indagaciones se unieron José M. Sánchez del Campo y un colectivo de autores. También en Rescate de honor/Renato Guitar: todo valor (Unión de Historiadores de Cuba) el escritor Jorge Renato Ibarra Cuesta ofrece un retrato fidedigno del valeroso asaltante al cuartel Moncada.
Por otra parte, de ningún modo son excluidas las ficciones del Proyecto Cultural. Pertenece a la editorial Capitán San Luis el volumen Doble Cara y otros cuentos policiacos. La autora, Ana Teresa Molina Álvarez, presenta tres narraciones ubicadas en épocas históricas diferentes, que responden a la estética de un género que desde siglos pasados seduce y activa la imaginación.
Sin dudas, las bibliotecas personales de los cubanos y las cubanas podrán ampliarse al tener en cuenta este legado en beneficio del saber cultural de la nación en su fragua progresiva.
