¿Cómo conservar la esperanza cuando existe un aguacero de dificultades? ¿Cómo encontrarle sentido a la fe si no en el testimonio de una niña? A propósito de la denuncia que cada año Cuba efectúa contra las dificultades que impone el Gobierno norteamericano, el audiovisual La gota de agua se estrenó en la Habana.

Una niña es operada de cáncer. Junto a ella también es operada la política rota y la ambición humana. La pequeña sufre las dificultades que genera el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por Estados Unidos hace más de 60 años.

Esa podría ser una sinopsis de La gota de agua, el documental que hace pocos meses anunciamos en esta sección y que recientemente proyectó el medio argentino Resumen Latinoamericano en el capitalino cine Charles Chaplin.

El audiovisual, dirigido por las periodistas Yaimí Ravelo e Iriana Pupo, desnuda el impacto de las sanciones del Gobierno norteamericano hacia Cuba. ¿Por qué los hospitales nuestros no pueden acceder a fármacos y equipamiento que contienen un 10 por ciento de materia prima estadounidense? ¿Qué consecuencias traen estas limitaciones en el tratamiento de diversas patologías, como por ejemplo el cáncer?

El informe de la cancillería de nuestro país, presentado ante la Asamblea General de Naciones Unidas el 3 de noviembre de 2022, demostró que la Casa Blanca no tiene manera de justificar, bajo ningún concepto, la legislación que priva a los menores cubanos enfermos de recibir el tratamiento quimioterapéutico idóneo.

De acuerdo con el texto, varios pequeños con afecciones de retina y glaucoma no pueden contar en sus tratamientos con el sistema láser de la empresa Iridex Corporation. Nuestros infantes tampoco logran utilizar las válvulas cardíacas de fabricación estadounidense.

Natali, la protagonista del documental, es una niña que fue diagnosticada con cáncer en 2019. Aunque el tratamiento para su enfermedad ya ha sido realizado, el acceso a recursos básicos como medicamentos o la prótesis para sustituir la pierna que tuvo que ser amputada cuando tenía tres años resulta casi imposible.

Durante toda la proyección el espectador percibe que el amor de su familia y los médicos constituyen la fuerza para enfrentar las difíciles circunstancias. “Ellos hacen todo lo posible por dar las mejores atenciones, pero hay cosas que se les van de las manos”, comentó la realizadora Yaimí Ravelo a Bohemia.

En La gota de agua, más que los hechos en sí, es su testimoniante quien da forma a un documental desprovisto de artificios y simulaciones. Esta es, pues, una pieza en la que no falta la esperanza, las ansias de luchar. Una obra que como la infancia misma transita por lugares insospechados. Y nos hace cantar junto a ella. Para ponerlo en palabras de la directora, “el audiovisual es una muestra de la resistencia del pueblo y el inequívoco reflejo de las potencialidades del sistema de salud cubano y la formación humanista y solidaria de las personas que luchan día a día por vencer”.