La II Feria Internacional del Deporte de Cuba: una suerte necesaria
El legendario Coliseo de la Ciudad Deportiva y sus alrededores se transformaron en un «hormiguero» engalanado en medio de las celebraciones por el aniversario 64 del Inder.
Este jueves, en el último día de la II Feria Internacional del Deporte de Cuba, con la presencia del público asistente, las opciones fueron diversas.

En ese espacio convergieron los actores económicos que han establecido relaciones con el Sistema Deportivo Cubano: 92 entidades, 15 de ellas extranjeras y otras 77 nacionales, así como representantes de 26 formas de gestión no estatal.
Rondas de negocios, presentaciones de productos y servicios para el deporte, se sucedieron desde el pasado lunes en la deportiva instalación.

Por allí caminaba Raúl Fornés, vicepresidente primero del Inder. «Para nosotros tiene gran importancia esta Feria», dijo a este reportero.
«Es una oportunidad para estrechar lazos entre empresas, tanto cubanas como extranjeras, con posibilidades de potenciar el deporte en el país», agregó el directivo.
«Para nadie es un secreto que uno de los grandes problemas que tenemos hoy para desarrollarnos, desde la base hasta el alto rendimiento, es la falta de insumos. Necesitamos recursos materiales y financieros, y, a la vez, en Cuba hay ideas y capital humano muy capacitado.
«Por ello han venido hasta aquí ministros de diferentes naciones, representantes de alcaldías o direcciones municipales de deportes, buscando ideas y fuerza técnica», finalizó Fornés.
Bicicletas de bambú
Entre los muchos stands de muestra me llamó la atención uno en particular. Tenía bicicletas confeccionadas con bambú.
Me acerqué para conocer más. Suharmi Leal, especialista comercial de la empresa Velo Cuba, me explicó que funcionan como mipyme y Proyecto de Desarrollo Local. Radican en la Habana Vieja, exactamente en calle Prado número 20, entre San Lázaro y Capdevila.
Tienen una pequeña fábrica donde hacen dos modelos de estos peculiares ciclos, para niños y adultos. Una vez al mes realizan actividades gratuitas por los diferentes municipios de la capital, en las que enseñan a montar bicicleta a cualquier persona interesada en aprender.

Igualmente dan clases de mecánica básica: poner un ponche, cambiar la cadena, limpiar la bicicleta.
«El objetivo es poder contar en el futuro con un parque para desarrollar allí el negocio. Aún no tenemos bicicletas para comercializar, solo para trabajar con las comunidades, pero ese día llegará», dijo Suharmi.
Lo cierto es que la Feria es un espacio para las nuevas formas de gestión existentes en el país. Fortalece los puentes comerciales con el capital extranjero interesado en invertir en este sector. Y, por supuesto, estimula el mercado doméstico. Una suerte necesaria en estos tiempos.